Es la oportunidad del PP para
frenar, en seco, si es que no romper, de verdad, la
fragilidad que se ha visto en los sindicatos de clase, en
“los rojos” del país.
Y es que, por primera vez, estamos viendo que los sindicatos
se rinden, tras el fracaso, sin precedentes, en la huelga
del día 14.
Ahora, resulta que, en parte, los sindicatos vienen a
manifestar lo que ya hace días hemos dicho, en esta misma
columna, que motivos puede haber para una huelga, pero que
no hay quien la secunde, porque la situación no está para
despilfarros, para romper más la situación, sino para
arrimar el hombro, todo lo que se pueda.
Y el día 14 ha quedado claro que el personal está
descontento (en Ceuta es otro cantar) y ahí la afluencia a
las manifestaciones, cuando a la huelga había ido
escasamente un 15% de los que hubieran podido ir.
Dicen los sindicatos que faltan gentes que secunden la
huelga y faltan, es cierto, porque ya no hay quien confíe en
los sindicatos, no se puede confiar en ellos, porque “han
estado vendidos” a las subvenciones y en cuanto Rajoy les
ofrezca algo, automáticamente se olvidarán de los
trabajadores e irán a lo suyo.
El personal no es tonto y se da cuenta de que los Totxo o
los Méndez, están viviendo como Dios, sin haber sido jamás
unos obreros modélicos y ¿Cuánto están ganando ahí?.
Por eso la gente no va a la huelga, porque ya les han
engañado muchas veces y porque los líderes de los dos
partidos de clase no son, ni han sido jamás unos
trabajadores ejemplares y destacados. Uno y otro son y
llevan tiempo siéndolo unos vividores del mismo corte que
una gran parte de la casta política.
Y en Ceuta “menos de lo mismo”, porque ya es sintomático que
por segunda vez, en menos de diez meses, se haya llamado al
personal a una huelga general y aquí haya pasado sin pena,
ni gloria, y con la particularidad de que a la manifestación
no fueron ni la totalidad de los liberados.
Ceuta vivió el día 14 de noviembre una jornada como
cualquier otra de este mismo mes, sin problema alguno y lo
que sí podemos destacar de los sindicatos, aquí, es que sus
piquetes no tuvieron el grado de gamberreo que tuvieron
otros piquetes, más allá del estrecho. Las cosas buenas,
también, las decimos, cuando las hay, en los sindicatos.
Y de la resaca de la huelga tengo que hacer alusión a dos
manifestaciones, una sindical y otra del PSOE.
Entre los sindicatos, no podía faltar el numerito circense
de Aróstegui, cuando dice:”Lo que debería haber sido una
movilización masiva ciudadana se ha convertido en tan sólo
un pequeño testimonio”, para seguir más tarde:”somos pocos
pero levantamos la voz de muchos trabajadores que hoy
sienten miedo...”. Queda bien claro “somos pocos”, o mejor
debiera haber dicho:”no nos sigue casi nadie”.
Aróstegui estaba en su papel, pero el que no estaba en su
papel era Carracao, cuando afirmó:”Sólo con la reforma
laboral del PP ya está justificada esta huelga”. No midió o
no supo medir José Antonio Carracao, correctamente, el
terreno, porque la reforma laboral del PP ha venido tras “no
haber hecho los deberes el PSOE” y eso lo debe saber muy
bien Carracao, que por estar dentro, debiera conocer lo que
se coció en el PSOE los últimos años y la ruina en la que
dejó al país.
Al final, y eso es lo que cuenta, la huelga general fue un
fracaso, algo que nadie niega a estas horas, ni siquiera los
sindicatos, que cada día más están a la baja.
|