Suena el teléfono de mi casa
recién llegado yo de mi caminata mañanera, siempre tan
confortable y, por tanto, portadora de estímulos necesarios
para poder soportar el siguiente ejercicio al cual estoy
abonado: la lectura de periódicos. La voz que suena por el
aparato es la de alguien más que conocido y a quien parece
ser que le ha sentado como un tiro lo escrito por mí acerca
de que Juan Luis Aróstegui podría ser alcalde de esta
ciudad.
Tras oírle una sarta de tonterías, más que las que se les
suelen adjudicar a un mueble bar, comencé a trastearle de
manera que sus inciertas arrancadas verbales fueran
perdiendo fuelle con el fin de ponerlo en suerte adecuada
para que se enterara de una vez de lo escrito por mí sobre
el secretario general de Comisiones Obreras y líder de
Caballas.
Obtenido el sosiego de mi interlocutor telefónico, echo mano
de ‘El Pueblo de Ceuta’, recién comprado, y le leo el último
párrafo del artículo que lleva por título “Huelga
fracasada”. Reza así: “Desde aquí, por tanto, le aconsejo
que se recicle. De no hacerlo, mucho me temo que Aróstegui
será siempre un don nadie. Lo cual es penoso. Ya que lo
necesitamos. Como político que bien podría en cualquier
momento ser alcalde de esta tierra. Sí, así como suena:
alcalde”.
-¿Alcalde ese muchacho que lleva años y años poniéndonos a
parir a los ciudadanos que no comulgamos con su forma de
hacer y decir? A mí me parece, Manolo, que tú has
perdido el norte.
Comprendo que sigo dialogando con alguien que está que
trina. Y trato de llevármelo al huerto hablándole de esta
guisa: mira, Fulano, precisamente el carácter de Aróstegui
se ha ido agriando con el paso del tiempo debido a los
fracasos en las urnas. Tales desilusiones son las que le han
hecho parecer lo que no es. Es algo similar a lo que les
suele ocurrir a los niños que no se sienten queridos en su
casa y deciden caminar por sendas inapropiadas. Pero
Aróstegui aún tiene posibilidades de ser algún día alcalde:
su mayor aspiración en la vida.
-¿¡Qué estás diciendo!?
Un momento… No te exaltes… Déjame terminar. En verdad parece
justo y necesario proclamar que la democracia es la forma
menos mala de gobernarse los pueblos. Y aún sería más
proclamable si, para que marche, los ciudadanos se dieran
cuenta de que no se debe mantener mucho tiempo en el poder a
la misma persona.
-Ya, ya veo que tú lo que quieres decirme es que Vivas está
pasado de rosca. Pero, si ello fuera así, nos sobran
candidatos en el partido para sustituirle, llegado el
momento.
En principio, yo no creo que el actual alcalde esté pasado
de rosca. Ni tampoco voy a negarte que en el PP haya
personas muy preparadas para sustituir al actual alcalde,
cuando se tercie. Sin embargo, tampoco tú tendrías por qué
ponerte de los nervios porque yo haya comentado que un
Aróstegui rehabilitado en ciertos aspectos, podría aspirar a
ser la primera autoridad de Ceuta. Por una razón muy
sencilla: porque a veces dice verdades como puños.
Es más, prefiero mil veces ver a Aróstegui tomar posesión de
la alcaldía, antes que tenerlo que soportar diariamente
entrando y saliendo del despacho del alcalde, de éste o de
cualquier otro. Y sabes por qué… Porque es entonces cuando
tengo la impresión de que Aróstegui se malea. Ya que nada ni
nadie le impide pactar situaciones ventajosas para él. ¿Lo
entiendes?
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