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OPINIÓN - DOMINGO, 11 DE NOVIEMBRE DE 2012

 
OPINIÓN / CARTAS AL DIRECTOR

La unión homosexual

Por Miguel Cámara


El único punto de desacuerdo en este asunto es una cuestión semántica: matrimonio. Nuestra tendencia sexual no la elegimos nosotros, sino que nos viene dada por la Naturaleza, por lo que todas son dignas de igual respeto. El matrimonio es la unión entre hombre y mujer. Deriva del Derecho Romano como institución social y jurídica, y su etimología es “matri-monium”, o el derecho que adquiere la mujer para ser madre. Es fácil entender que la unión homosexual no puede llamarse matrimonio por no darse las circunstancias, física y biológica, de su propia definición. Si no matriz, no hay matrimonio. El Tribunal Político-Constitucional, ha sentenciado recientemente, que la Constitución admite una interpretación evolutiva a la luz de las exigencias de la sociedad actual; pero no dice nada de la matriz, la cual no ha evolucionado lo más mínimo, y sigue siendo parte esencial en el matrimonio; las definiciones no evolucionan si no lo hacen antes las circunstancias que llevaron a su definición. Lo que han hecho, por tanto, no es defender y proteger la Constitución, sino legislar, misión ésta que no corresponde al Constitucional ¡Y han estado siete años para llegar a esa incorrección! Lo que no puedo entender es que los homosexuales insistan en utilizar un término que no corresponde, ni define, la justa y natural unión entre ellos; todos entendemos una tendencia natural que ejercen con el mismo derecho y respeto que nosotros la nuestra, y para la que, sin duda, existe nombre específico y concreto. Unión conyugal, puede ser una. Han trabajado mucho para conseguir un derecho que nadie les debió negar nunca, y me alegro de que, al fin, puedan casarse entre ellos; lo dictó la Naturaleza antes que el Hombre. Pero insistir en llamarle matrimonio es echar leña al fuego apagado de una causa que ganaron por justa.
 

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