Conclusiones sorprendentes. Son las que ayer, en el salón de
actos del Hotel Ulises, compartieron los profesores
universitarios Francisco Mateos Claros y María del Carmen
Monreal Jimeno, de las universidades de Granada y Pablo de
Olavide, en torno a una concienzuda investigación sobre el
parecer y el pensar de los jóvenes europeos sobre las
instituciones, pero también sobre muchas otras cuestiones de
relevancia. En la presentación, ambos, coautores del estudio
en el que ha participado un equipo altamente especializado,
también estuvo presente el profesor universitario Luis
Amador, también de la Pablo de Olavide.
La presentación del estudio, en forma de libro, vino a Ceuta
de la mano del Centro Unesco y de la Fundación Crisol de
Culturas y concitó gran excpectación.
El libro surge de un estudio realizado dentro del programa
I+D del Ministerio de Educación y básicamente se trata deuna
investigación sobre hasta qué punto se comparten los valores
de la Constitución Europea en los países de la UE. Para
ello, el equipo investigador se centró en jóvenes
universitarios de Alemania, España, Italia, Portugal,
Francia y Reino Unido.
Aunque la presentación en Ceuta corrió a cargo de los
profesores Mateos Claros y Monreal Jimeno, según confesó el
primero “detrás hay un amplio equipo”. Una de las premisas
del proyecto era precisamente la difusión, y a ello se están
dedicando.
En principio, según el profesor Mateos Claros, “los jóvenes
europeos participan de la igualdad de los valores de las
instituciones europeas, pero con matices diferenciales”. En
Alemania, por ejemplo, los jóvenes tienen un “menor aprecio
por la dignidad y la vida”, mientras que la juventid
francesa y británica se muestra “solidaria”.
¿Qué percepción tienen los jóvenes de las instituciones?
Pues bien, según el profesor, la de las más cercanas, como
los ayuntamientos. Desconocen las instituciones intermedias,
tales como las diputaciones, en el caso de España, o los
‘lander’ en Alemania. De los gobiernos nacionales no sólo
muestran desconocimiento, sino que para ellos carecen de
credibilidad: “creen que los gobiernos no tienen incidencia
en la vida de las personas. Sienten que los ciudadanos en
general son sujetos pasivos, poco participativos, que sólo
pagan sus impuestos y votan”
Por otra parte, el estudio refleja que los jóvenes “no
aprecian ni participan en las organizaciones sindicales y en
cambio manifiestan su simpatía por las organizaciones no
gubernamentales”.
También son llamativas la conclusiones del estudio en torno
a la opinión de los jóvenes europeos sobre la inmigración:
“en este asunto, rechazan a los skins y a los separatistas y
también a los gitanos”, explicó el profesor. Así, los países
que más se sienten solidarios con el hecho de la inmigración
son Reino Unido y Francia y los que más distantes se
muestran son los jóvenes italianos. No obstante, en general,
el hecho intercultural se vive de forma excéptica entre la
juventud europea.
“El perfil del joven europeo es de un universitario, apegado
a la familia, que bebe de las fuentes tradicionales de
formación en valores que arrancan de su propio país”,
sentencia el profesor Mateos Claros. En concreto, los
británicos, por contra, han tenido una necesidad implícita
de convivir con otras culturas, lo que quizá explica el
hecho de que se sientan más cercanos a otros países.
El estudio, por cierto, es en cierto modo empático con el
arranque del movimiento de los indignados: “los jóvenes
tienen poca fe en la política y no creen mucho en la
democracia”, afirma el experto.
“Si lo leemos con retroacción al movimiento de indignados,
vemos que es un motor que los motiva”, asegura.
Para el investigador, “se puede decir que el perfil del
joven europeo es el de una persona muy preparada -hay que
tener en cuenta que el estudio se ha realizado sobre jóvenes
universitarios- pero quizá “con un paso atrás en ese
pensamiento de ‘soy capaz de mover el mundo’”.
¿Se trata de desencanto? Quizá, apunta el investigador de la
Universidad de Granada, aunque “son apreciaciones que quedan
un paso más allá de la investiagación. Ahora es fácil hablar
de desencanto por la situación general”, sentencia.
En todo caso, Francisco Mateos Claros advierte que sí es
cierto por el estudio realizado en sí y por la documentación
y conclusiones a las que ha llegado el propio equipo de
investigación que ha realizado el trabajo, además de por la
propia realidad diaria que se constata -por parte de todo el
equipo de expertos profesores universitarios que ha
colaborado en este macroestudio- que los jóvenes “si no
tienen un desencanto o desesperanza, si hemos detectado que
presentan una tendencia a mirar hacia otro lado en cuanto al
futuro inmediato”.
¿Qué quiere decir ésto? Pues bajo el punto de vista del
profesor Francisco Mateos Claross, de la Universidad de
Granada y coautor de la organización del trabajo que ha
aglutinado a un buen número de investigadores, que los
jóvenes europeoss “prefieren no pensar, sino trabajar a
diario. Creen que si piensan no son capaces de hacer su
trabajo diario”, explica.
El trabajo que se presentó ayer concitó el interés y la
comparecencia de numerosos expertos y personalidades del
mundo de la educación, universitario y especializado, entre
ellos el director de la centro ceutí de la Universidad de
Educación a Distancia, Fernando Cao de Benós y de Les, que
saludó calurosamente a los profesores universitarios que
tuvieron a bien presentar tan intersante trabajo de
investigación en Ceuta, en el Hotel Ulises.
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