El primer documento eclesiástico que tenemos a la vista,
concerniente a la Coronación Canónica de la Santísima Virgen
de África, es la solicitud elevada el día 7 de Mayo de 1.946
por D. Emilio F. García, Vicario General, al entonces Obispo
de Cádiz y Ceuta D. Tomás Gutiérrez Díez, por lo que se le
rogaba elevase encarecidas preces al Papa Pío XII, para
obtener tan singular gracia.
La solicitud era el fiel cumplimiento del feliz acuerdo
adoptado por el Cabildo Catedralicio el 1º de Mayo del mismo
año, en la que se decía: Que en el Cabildo Ordinario nº 58
celebrado por esta Ilustrísima Corporación Capitular el día
1º de Mayo del corriente año, se acordó por unanimidad
dirigirse a V. E. R., para hacerle presente los vivísimos,
anhelos del Cabildo Catedral, de que pronto se tributen a la
venerada Imagen de Santa María de África , los máximos
honores litúrgicos “Coronándola Canónicamente”. A la
instancia catedralicia se adjuntaron varios documentos que
justificaban la petición: Solicitud del Alcalde Ilmo. Sr. D.
Francisco Ruíz Sánchez.
Por último, se unía a las dos instancias, catedralicia y
municipal, un apretado e interesante resumen histórico que
abarcaba los acontecimientos más relevantes de la Sagrada
Imagen y que D. Gregorio Landaluce Rivacoba, su autor
división en los siguientes apartados: “Santa María de
África, Patrona de Ceuta; María Santísima de África protege
a las armas cristianas; Santa María de África protege a sus
hijos en tiempos de peste; María Santísima de África protege
a los pescadores en peligro de naufragar y devoción de Ceuta
a Santa María de África”
Toda la documentación anterior fue remitida al Sr. Obispo de
Cádiz y Ceuta acompañada de un escrito del Vicario General,
notificando el envío, con fecha 7 de Mayo de 1.946.
En Ceuta se tenía conciencia del poco tiempo disponible, por
lo que, desde el primer momento se procedió con rigurosa
prontitud. Los escritos salieron el mismo día 7 y el 10 ya
estaban en el Obispado de Cádiz, donde el Obispo ordenó se
nos trasmitieran unas orientaciones precisas y correcciones
sobre los mismos, que en vez de ayuda, entorpecieron el
natural trámite de los documentos, Se indicaba:
1º.- Señalar, poco más o menos, año o siglo de la Imagen
2º.- En la segunda petición entre otras, se dice que se
deben enviar fotografía de la Imagen, advirtiendo que << si
se conserva alguna de antes de ser retocada, mejor, en este
caso acompañen la una y la otra.
3º.- La tercera observación hace referencia al preámbulo del
relato histórico <<Santa María de África Patrona de Ceuta>>;
preámbulo que se aconseja suprimir, por entender que
quedaría recogido suficientemente con el encabezamiento de
las Autoridades, en cuyo nombre se hace la petición.
4º.- La cuarta y última recomendación episcopal pedía, con
respecto a las batallas, que los relatos fueran brevísimos,
escogiéndose los que puedan probarse documentalmente; y
respecto a la general epidemia de peste se exigía igualmente
sobriedad y pruebas; criterios que no debían olvidarse a lo
que atañía a los milagros y protección maternal de la Virgen
de África con los pescadores ceutíes.
Aquí se ignoraba, en los aspectos precisados, el papel
decisivo y fundamental de la Virgen, en los acontecimientos
bélicos que constituyen la urdimbre de la histórica
devoción, así como la importancia del Voto.
Pues, a pesar del enorme peso de tales acontecimientos, el
Prelado ordena una reducción y minimización a todas luces
poco aconsejable.
No nos extraña que aquí, en Ceuta, se alegara falta de
tiempo para la redacción en latín de las preces.
Aún más, el Vicario General de Ceuta se aprestó a escribir a
Cádiz con el ruego de que allí se hiciera cargo, tanto de la
redacción como de su traslado al latín. Se encomendó la
nueva redacción al M. Ilustre Sr. D. Pablo Álvarez Moya y su
versión latina al seminarista D. Francisco Martínez Millán.
Una vez realizada la definitiva redacción y su posterior
puesta en latín de las Preces, se enviaron a Ceuta para que
fueran firmadas.
Para ganar tiempo se envían dos ejemplares: uno a Roma y
otro a la Nunciatura, pero ésta no quiso hacerse cargo de la
tramitación de las Preces, recomendando se hiciera a través
de D.Carlos Calaf. Así se hizo, advirtiéndole que en la
Ciudad eterna se encontraba otra petición a favor de la
Virgen del Rosario; Patrona de Cádiz, con el mismo objeto de
solicitar de Roma su Canónica Coronación. Advertencia muy
oportuna, pues una confusión uniría mayores males a los ya
existentes.
Remitidas a Roma las Preces, les siguieron repetidas y
nerviosas llamadas telefónicas tanto desde la Casa
Consistorial como desde la Vicaría Septense, a Cádiz y a la
Nunciatura.
Y llegó lo que nadie quería: un aplazamiento del día ya
fijado de la Coronación. Porque el telegrama recibido en
Cádiz el día 23 de Julio, que decía:<< Roma-Vía Imperial.
Concedida Coronación, Calaf>>, era insuficiente para
proceder sin más al solemne acontecimiento. En Ceuta se tuvo
conocimiento dos días más tarde.
Ya era muy tarde; el error de fijar fecha tan cercana para
la Coronación, el 5 de Agosto del mismo año, se pagó muy
caro.
Tres días después del telegrama, el 26 de Julio, y tras
reunirse la Junta pro-coronación, se acordó informar a
Cádiz, no sin cierta amargura, disgusto y desilusión, que la
solemnidad tan deseada se retrasaba, hasta el 10 de octubre,
fiesta de los Santos Patronos. Esta nueva fecha fue
comunicada por D. Tomás Gutiérrez Díez, Obispo de Cádiz y
Ceuta, al Nuncio Apostólico de su Santidad, en la que al
mismo tiempo se le invitaba tan solemne acontecimiento.
Quince días transcurrieron sin que el Nuncio contestara a la
invitación Episcopal, por lo que volvía la tensión a todos
los que esperaban la celebración Solemne de la Coronación.
Se temía un nuevo fracaso. Desde Ceuta se urgía
constantemente. Con fecha 5 de septiembre y desde San
Sebastián, por fin contestó el Nuncio, diciendo que en
principio aceptaba tomar parte en la ceremonia. Pero nada
decía del Rescripto, sino sólo aludía al telegrama del 23 de
julio.
Todas las miradas se dirigían a Roma en espera del anhelado
documento, sin el que no se podía proceder a la ceremonia.
El Sr. Calaf afirmaba una y otra vez que él mismo había
enviado por correo el precioso documento. Sólo cabía la
posibilidad de una pérdida, tomándose la providencia
especial de escribir a Roma, para que enviaran una copia.
Ante esta inesperada pérdida del Rescripto y a sólo unos
diez días de plazo previsto, por segunda vez, el 10 de
octubre, hubo que tomar la decisión de su aplazamiento. Ante
ello el Alcalde lanzó una nota en la que entre otras cosas
decía que “El Breve de su Santidad ordenando la Coronación
Canónica de la Santísima Virgen de África, expedido por el
Vaticano en el mes de Julio, ha sufrido su extravío, y no ha
llegado aún a la Nunciatura. Lo que obliga al aplazamiento
del acto de la Coronación.
En la Nunciatura estaban advertidos de la ciudad de Cádiz
tramitaba también en Roma la documentación para la
Coronación de su Patrona la Virgen del Rosario. No obstante
recibido en la Nunciatura un Rescripto del Capítulo
Vaticano, que sin detenerse demasiado, creyeron que era el
de Ceuta y el Nuncio se precipitó llamando con urgencia el
día 10 de octubre, comunicando la noticia.
La alegría fue grande. El Obispo de Cádiz se aprestó
asimismo a comunicarlo a Ceuta, pero poco duró el regocijo,
porque una nueva llamada de la Nunciatura declaraba que
había sido una lamentable confusión: El Rescripto recibido
era de la Coronación de la Virgen del Rosario para la ciudad
de Cádiz. Por lo que se notificó de nuevo el Excmo. Sr.
Nuncio la conveniencia de transmitir urgentemente a Roma
referencia de lo tramitado.
Sin pérdida de tiempo el Obispo de Cádiz escribió al Nuncio
Apostólico en España, diciéndole que las Preces adjuntas son
copias exactas de las enviadas en su día a Roma el 22 de
Junio. No fue necesaria la carta del Obispo, porque en el
instante de depositarla en correos, se recibió llamada
telefónica del Nuncio anunciando la llegada del “Breve.
Ahora si era verdad el anhelado Breve Pontificio, que
resumimos a continuación.
<<Federico Tedeschini del título de Santa María de la
Victoria. Cardenal Presbítero de la Santa Romana Iglesia.
Arcipreste de S. S. Patriarcal Basílica del Príncipe de los
Apostoles en la Ciudad, Prefecto de la Sagrada Congregación
de la Rev. Fábrica Su Cabildo y Canónigos.
Al Excmo. y Rvdo. D. Tomás Gutiérrez Díez, Obispo de
Cádiz-Ceuta, salud en Cristo: Entre los demás derechos y
privilegios concedidos ya de antigüo por la Sede Apostólica
a Nuesstro Capítulo Vaticano y por el tiempo en uso
conservados, contándose éste muy honorífico de coronar las
sagradas Imágenes de la Beatísima Madre de Dios, a las que
hizo ilustres tanto el Culto antigüo y general de los
fieles.
Los Excmos. Cabildo Catedral, Ayuntamiento de Ceuta, en
representación de la Ciudad y en nombre principalmente del
Delegado Superior, “Alto Comisario de España en Marruecos”,
que representa en estas preces la persona del Jefe Supremo
de la Nación Española, poco ha Nos suplicaron
encarecidamente que a la mayor Gloria de Dios y para honor
de la Ciudad de Ceuta, Nos designáramos conceder la
“Coronación Solemne de la Imagen de la Santísima Virgen
Madre de Dios, bajo el Título de Nuestra Señora de África”.
Por lo que Nos, reunidos según derecho en Cabildo en fecha
21 de este mes de Julio, por acuerdo unánime decretamos y
mandamos que la “Sacratísima Imagen de Nuestra Señora de
África”, por autorización Nuestra, sea con áurea Corona
Coronada.
Dado en Roma, en la Ciudad del Vaticano, el 23 del mes de
Julio, año del Señor 1.946 del Pontificado de Nuestro
Santísimo Padre, Papa Pío XII, año 8º, Por el Canciller-
actuario León Crómer.
Usando de las facultades conferidas por Pio XII, en el Breve
de la Coronación, el Obispo de Cádiz y Ceuta subdelegó en la
persona del Nuncio Apostólico en España Excmun. D. Cayetanun
Cicognani Romani.
Después de los cambios reseñados, finalmente se fijó como
fecha del Acto de la Coronación el día 10 de Noviembre de 1.
946. La Coronación estaba prevista efectuarla en el Estado
Alfonso Murube, pero, la naturaleza dispuso que ese día
fuera lluvioso, cambiándose todos los planes y realizándose
la Coronación en la Plaza de África. El paso con la Imagen
se dirigió hacia la catedral, en donde se congregaba un gran
gentío de ceutíes que quisieron acompañar con su presencia
tan Solemne Acto.
Fijada la fecha definitiva del acto de la Coronación, se
organizó Solemne Triduo, ocupando la cátedra sagrada el
conocido predicador, de la Orden Dominicana D. Antonio
Solís, desplazado desde Madrid.
Entre las personalidades asistentes se encontraban el Nuncio
de su S. S., Monseñor Cicognani, que colocó sobre las
benditas sienes de la Sagrada Imagen de Santa María de
África, la Corona de amores y pedrerías que el pueblo de
Ceuta ofrendaba a su amantísima Patrona. El Obispo de Cádiz
y Ceuta Excmo. y Rvdmo. D. Tomás Gutiérrez.
El Alto Comisario de España en Marruecos, el Excmo. General
D. José Enrique Valera, el Alcalde de la Ciudad Excmo. Sr.
D. José Rojas, Rvdo. D. Emilio García Fuentes, Vicario de la
Ciudad,. El Deán Rvd. D. Rafael Navarro Acuña, el párroco de
Santa María de África, Rvdo. D.Bernabé Perpén y diversas
personalidades de la vida social de Ceuta que sería muy
largo ennumerar a todos.
LA CORONA DE SANTA MARÍA DE ÁFRICA
La “LA CORONA”, es la joya de mayor valor que posee la
bendita Imagen
Fue confeccionada por donación pública de gran parte de las
ciudades y pueblos de España, por el estado y principalmente
por la gente de Ceuta que voluntariamente aportó su dinero y
sus alhajas familiares de forma desinteresada y no solo las
familias pudientes colaboraron sino incluso los barrios
pobres de la Ciudad, más meritorio aún si tenemos en cuenta
los años duros de la posguerra y el aislamiento
internacional por el que atravesaba España, que viene a
corroborar la manera de ser especial de esta Ciudad que en
momentos críticos supo superar con su espíritu de estirpe
latina.
El trabajo de la Corona fue encargado a los talleres de D.
José Santarrufina en Madrid, basado en una idea de los
joyeros locales D. Luís Pérez Gómez y D. Epifanio Hernández
Valiente.
Compuesta por dos piezas de oro macizo, canasto y
resplandor, tiene un peso de 4.937 gramos.
En total 584 piedras preciosas adornan esta joya, entregada
a la Hermandad para la ceremonia de la Coronación, el 10 de
noviembre de 1.946.
“La confección de la Corona costó 425.000`00 pesetas,
pagadas en cinco plazos a los señores D. Epifanio Hernández
Valiente y D. Luís Pérez Gómez. 1º plazo 35.000`00 pesetas;
2º plazo 60.000`00 pesetas; 3º plazo 160.000`00 pesetas; 4º
plazo 35.000`00 pesetas y 5º plazo 135.000`00 pesetas
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