La publicidad es, quizás, la forma más visible del esfuerzo
de comunicación empresarial. Se puede considerar como una
forma impersonal de comunicación, pagada por un determinado
patrocinador (empresa) y que emplea, en este caso, las
páginas de un diario para exponerse delante de su objetivo:
el lector. ¿Qué ocurre cuando la publicidad no consigue el
objetivo de llegar hasta su destinatario final a tiempo?
Pues, sencillamente, que deja de ser tan efectiva como se
pretende y, a medida que pasan las horas, pierde valor.
Sobre este categórico y realista argumento, surge una duda
segura entre los empresarios: “Si la publicidad por la que
he pagado no llega a tiempo hasta los lectores y, por tanto,
no cumple su objetivo, ¿debo pagar por ella?, ¿deben
descontarme ese “día perdido” del importe correspondiente?.
Cuando el Estrecho ruge y las comunicaciones se cortan, todo
aquello que no esté hecho totalmente en Ceuta, se queda al
otro lado, esperando una tregua del viento que puede
establecerse en el mismo día, o no. Cuando eso ocurre, las
páginas impresas lejos de aquí no son puntuales o ni si
quiera alcanzan a su destinatario final: los ciudadanos, los
lectores.
Cualquier experto en publicidad y marketing daría por
disminuido considerablemente, casi nulo, el efecto de un
anuncio que, por tardío, quedará solamente para adornar las
hemerotecas y la tarde de algún despistado que, tomando un
café, recuerde que hay periódicos disponibles en la barra de
la cafetería. Unos periódicos completamente nuevos, casi sin
tocar, que estarán junto a otros mucho más “sobados”, leídos
y releídos en la mañana de ese día en la que, en solitario,
han cumplido obligación con los anunciantes y los lectores.
El Pueblo de Ceuta, siempre ofrece lo que promete a sus
anunciantes, es una premisa que se aplica a rajatabla en
este diario y que, en días como el de ayer, en el que fuimos
el único diario que estaba a primera hora en la ciudad, se
puso en valor. La inversión realizada por “El Pueblo de
Ceuta” en esta ciudad, con la adquisición de la maquinaria y
la contratación del personal necesario para ser
autosuficientes y no depender del viento para estar donde
tiene y cuando tiene que estar, no sólo evita la
evaporación, camino de la península, de los impuestos que
genera esta actividad, también permite aportar verdadera
calidad en la atención hacia lectores y anunciantes.
En definitiva, el compromiso de este diario con Ceuta,
vuelve a ponerse de manifiesto de manera tan clara que no
hace falta decirlo, es suficiente con amanecer en la ciudad
y ver que el único papel que, con total seguridad, estará en
quioscos, empresas, cafeterías y en las manos de los
ciudadanos está, inevitablemente, teñido de verde.
|