Son las tres de la tarde y espero
ya con enorme interés leer detalladamente lo que ha ocurrido
durante la presentación de la maqueta de la nueva sede de la
Federación de Fútbol de Ceuta en el Ayuntamiento. Deseo
cuanto antes disfrutar del discurso ofrecido por nuestro
alcalde a quienes han estado presentes en el acto celebrado
en el Salón del Trono del también llamado, pomposamente,
Palacio Autonómico.
Tengo la certeza de que Juan Vivas habrá hecho con su
oratoria las delicias de los componentes de la delegación de
la Real Federación Española de Fútbol desplazados hasta
aquí. Es lo menos que se merecen. Ya que la fama de
Castelar adquirida por el alcalde, en buena ley, ha
debido ser la causa principal por la que los miembros de la
RFEF han cruzado toda la Península con temporal de lluvia y
viento.
Estoy convencido de que el discurso del presidente ha estado
salpicado de imágenes marineras. Que son muy socorridas.
Impaciente espero deleitarme con lo de Ceuta pequeña y
marinera y las novedades apropiadas como el barco que
abandona puerto y se interna en el proceloso mar, el que
emerge del horizonte y retorna de su travesía. Símbolos del
albur y del logro de toda empresa humana: alegorías, como
diría don Fernando Lázaro Carreter, sólo al alcance
de las más exiguas fortunas retóricas.
Doy por hecho que nuestro alcalde, ante la extraordinaria
embajada madrileña, ha dicho que el capitán del barco
federativo, Antonio García Gaona, está haciendo una
travesía dominada por los vientos, a veces huracanados. Lo
cual no obsta para que el buque surque las aguas domeñado
por la experiencia de un marinero curtido en mil
singladuras. Que son las veinticuatro horas diarias que mi
amigo, sí, mi amigo García Gaona -¿pasa algo?-, trabaja en
la FFC.
Necesito conocer cuanto antes de qué modo las emociones se
han extendido por el Salón del Trono y de qué manera el
entusiasmo ha prendido entre todos los asistentes a un
acontecimiento único. Indefinible. Acontecimiento donde el
interés no radica en la presentación de la maqueta de la
futura sede de la federación ni en ese campo de fútbol-7 que
se hará realidad en la segunda fase del proyecto. En
Absoluto.
El interés, sin duda, está en el contenido del discurso del
alcalde. En su forma de expresarlo. En la emoción que su
decir causa entre quienes tienen la suerte de oírle. Y,
sobre todo, de un hablar preñado de metáforas que
produjeron, por ejemplo, en Sánchez Arminio,
presidente del Comité de Árbitros, en su última visita a
Ceuta, la mejor impresión. Me consta que aún sigue haciendo
proselitismo del pico de oro de Vivas.
Cuatro de la tarde del martes y, por fin, me es posible
conocer todo lo que ha ocurrido en ese salón municipal, de
sobria y elegante arquitectura, y por poco me da un jamacuco.
El clásico patatús. Porque lo leído no entraba en mis
cálculos. Resulta que el alcalde no ha dicho ni pío. Se ha
limitado a sonreír mientras mostraba una camiseta de la
selección española con su nombre. Dejándole todo el
protagonismo a García Gaona: su amigo. El cual se ha vuelto
a poner llorón. Pienso en la tremenda decepción que se
habrán llevado las personas venidas de Madrid. Aunque espero
que por la tarde, durante la visita de Vicente del Bosque
al Murube, hable Vivas por los codos.
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