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OPINIÓN - MARTES, 6 DE NOVIEMBRE DE 2012

 
OPINIÓN / ANALISIS

Gaona debería cesar a Mohamed Amar

Por Ricardo S..


Es increíble ver cómo Mohamed Amar, miembro de la Junta Directiva de la Federación de Fútbol de Ceuta, aún permanece en el cargo sin haber sido cesado de manera fulminante por el presidente de la Federación, Antonio García Gaona, o cómo el mismo Mohamed Amar no ha tenido la decencia de dimitir para no perjudicar la imagen federativa. Ni una cosa ni la otra. Pero esta actitud no es nueva en García Gaona, ya que también fue incapaz de cesar a Antonio Soto como presidente del Colegio de Árbitros tras destaparse el escándalo de corrupción arbitral en los encuentros de categoría nacional de juveniles en Ceuta. Así nos va.

Claro que, si vergonzoso es el comportamiento de Antonio García Gaona como presidente de la Federación de Fútbol con este agresor, qué decir del presidente del Colegio de Árbitros, Antonio Soto. El espectáculo está servido: un folletín con violencia de por medio, que tuvo su penúltimo episodio en ese juicio rápido en el que el colegiado agredido se vio absolutamente desamparado, tanto por la Federación de Fútbol como por el Colegio de Árbitros. ¿Dónde están esos que se alarmaban sobre quién era o no el primer entrenador del Atlético de Ceuta que ahora están silenciosos ante una aberrante agresión en un terreno de juego? Son los mismos que comparten asiento y reunión con Mohamed Amar, los mismos que se pronunciaron por una sanción ejemplarizante para unos jugadores del fútbol-base del San Agustín.

Si alguien que reitera las agresiones no es sancionado a perpetuidad, aquí falla algo o hay más de uno que ni tiene vergüenza ni valentía para aplicar la normativa a rajatabla y acabar con esta violencia. ¿Y lo árbitros: se negaran como colectivo a pitarle al Goyu Ryu o no?

Que en un Juzgado el abogado de la Federación no asista como letrado al árbitro agredido y que, en caso de ausencia no se le proporcione un sustituto, es tan kafkiano que sólo demuestra el nivel de cobardía que se estila en determinados estamentos en los que falta coraje (por no decir una palabra más fuerte) y decisión para coger el toro por los cuernos y llamar a las cosas por su nombre.

Dejar a un árbitro agredido sin asistencia letrada por “el puente” es tan patético como la generosidad que muestra el presidente de la Federación en invitar a comidas a políticos. Bien podría haber pagado a cargo de la Federación a un abogado para que ese árbitro no acudiera a pecho descubierto a un juicio rápido. Y así cumplir el dicho popular de que, “encima de cornudo, apaleado”. En esta situación han dejado al pobre muchacho, tanto el presidente de la Federación de Fútbol, Antonio García Gaona, más preocupado por la parafernalia de los ornatos y sus relaciones políticas que por la defensa de una víctima de la barbarie del vocal federativo desatado en su ira, como el propio Antonio Soto al que se le va la fuerza por la boca en donde no tiene que hablar y es incapaz de actuar con energía y decisión en situaciones como ésta. Hay demasiados “estómagos agradecidos”, que diría José María García, para poner las peras al cuarto al Goyu Ryu y a sus violentos dirigentes.

Las desavenencias del recordado Emilio Cózar con el Goyu Ryu venían de estas conductas, de tanta irregularidad y de no comulgar con ruedas de molino. Qué pena que su “delfín” Antonio García Gaona, traicione con tanta facilidad la memoria de su mentor. Y se olvide de la filosofía y el ideario federativo que ejerció aquél que le aupó al cargo. La memoria es débil y la integridad, más. Resulta harto difícil desarrollar una labor eficaz con rectitud y sin dobleces. Aquí tenemos el ejemplo más palmario: un grupo de abominables cobardes sometidos al imperio de la violencia. Nombres y apellidos para un episodio violento en el fútbol. Así se escribe la historia.
 

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