Irónico, me pareció, el presidente
del Córdoba CF, Carlos González, diciendo con su arte y
talento lo que quiso transmitir, en el video dirigido a S.M.
el Rey, difundiéndolo para promocionar el partido de Copa
entre su equipo con la Real Sociedad. Invitando a Juan
Carlos, además, a que se “abone al club y se haga califa”.
Creo, que S.M. no se querellará contra él, al no existir,
bajo mí entender, indicios de delito alguno. Pero, si le
habrá dolido al Rey algo o mucho en sus carnes, que su
esposa la Reina Sofía, haya salido abrazando de espalda a un
joven maromo con el torso desnudo, en un anuncio
publicitario de una agencia extranjera.
Tengo claro, que los derechos a la protección de imagen e
intimidad de las personas son sagrados universalmente. Por
ello, a pesar de ser antimonárquico, es aberrante e
indignante, que alguien se atreva a utilizar la imagen de
una persona sin su consentimiento; en este caso la de una
esposa, madre y abuela, para hacer o deshacer de esa forma
tan deshonesta y sucia.
Por ello, supongo, que al autor o autores de tal indignidad,
no le gustarán que alguien de sus allegados aparezca como lo
han hecho con doña Sofía. Por consiguiente, es más que
probable, que al autor o autores de tal disparate, al haber
sido, al parecer, presentada ya la correspondiente querella,
le saquen la ‘tela’ bien sacada. Porque una cosa es la
libertad de expresión y otra muy distinta ese atrevimiento
deshonesto e indecoroso.
Es evidente, que por día se le tiene menos respeto a ciertos
miembros de la Casa Real española. Siendo presuntamente la
causa de que se haya llegado a tales circunstancias, al no
haberse comportados ciertos de sus miembros, de acuerdo al
alto cargo que ostentan desde la Jefatura del Estado o
cercanos a ella.
S.M., como es más que sabido, no tiene responsabilidad
alguna de cuanto diga o haga. Pero al no ser un ciudadano
cualquiera más, debe comportarse siempre en cualquier tiempo
y lugar correctamente. Porque todo cuanto hiciere o dijere
tiene enormes repercusiones que traspasan fronteras. Como
ocurrió con su: “¿Por qué no te callas?”, queriendo
silenciar a Hugo Chávez, presidente electo democráticamente
en las urnas venezolanas; provocando ríos y mares de
críticas a favor y en contra del Monarca español. Como ha
vuelto a sucederle recientemente en el viaje realizado a la
India, al decir que: “Desde fuera España se ve mejor, pero
desde dentro, dan ganas de llorar. Pero hay que seguir
adelante con un cuchillo en la boca y una sonrisa”.
Creo, Majestad, que si desde fuera se ve España mejor, es
porque desconocen cuanto se pueda cocer hasta en los pilares
fundamentales que sustentan a nuestra democracia. Y, por
ende, que su yerno el duque de Palma, Iñaki Urdangarín, sea
un presunto ratero de guante blanco. El que para deshonra de
su familia y del pueblo español, a pesar de los muchos
privilegios que ha disfrutado y disfruta, se haya dedicado a
lo que presuntamente ha hecho, con la ayuda de ciertos
presuntos despilfarradores de la política.
Y si desde dentro la percepción que tiene usted de España es
que “dan ganas de llorar”. Imagínese si le quedan ya algunas
lágrimas a los cerca de seis millones de españoles
desempleados, sin casi nada para poder subsistir. O a los
cientos de miles de españoles, a los que el terrorismo
bancario, los ha echado a la calle peor que a las ratas, por
no poder hacer frente a sus hipotecas. Con el agravante,
además, que a pesar de ser desahuciados, aún prosiguen
entrampados de por vida con los bancos.
Y ante tal situación de desamparos en que quedan, no es que
muchos tengan ganas de llorar, sino mucho peor, porque hasta
han llegados a suicidarse algunos. Sin que la mayoría de
nuestros gobernantes políticos a todos los niveles, tengan
la decencia política de legislar para el pueblo y no para el
capitalismo.
Y en cuanto a que “hay que proseguir adelante con una
sonrisa y un cuchillo en la boca”. Creo será harto difícil
eso para los millones de hambrientos y sedientos existentes
en España. Como para que saquen una sonrisa con un cuchillo
en la boca, porque se les caería y no podrían mondar ni la
manzana de Adán.
Todo lo anterior y mucho más, no me sorprende al ser propio
de esta decadente España, que se encuentra inmersa en unas
cruzadas dialécticas políticas de todo tipo. Habiendo
chirreado últimamente, además, hasta ciertos sables y el
vuelo rasante de aviones de guerra. Siendo muy peligrosa esa
última dinámica empleada. Porque en el siglo en el que nos
encontramos, a los pueblos se les debe respetar y defender a
través de diálogos coherentes de civilizaciones modernas y
no cavernícolas, para evitar tanta inquina, odio, rencor y
malas sañas...
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