Algo se mueve en Marruecos y los
habituales paños calientes no parecen enfriar la situación.
¿Quizás estos nervios internos pueden incidir en la sucia y
enorme presión que, como es habitual de forma interpuesta,
está ejerciendo el Reino de Marruecos sobre Melilla?. Su
alcalde (porque lo de presidente de una presunta Ciudad
Autónoma es hilarante), Juan José Imbroda, se reunirá el
próximo miércoles en Madrid con el presidente Rajoy, a fin
de “hablar de Melilla”. ¿Es que acaso Mariano no está al
tanto de la gravedad de la situación, informado puntualmente
por el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani?. Menos
mal que las relaciones con Marruecos van muy bien (versión
oficial) y que la última RAN (Reunión de Alto Nivel) ha sido
un éxito. ¿Quizás a costa de los Peñones… y de Melilla?; ¿o
de empezar a ir de palmeros con las peculiares Provincias
del Sur de nuestros vecinos?. Porque mientras en la frontera
de Ceuta, Rabat ronronea como un gato cebado y satisfecho
para tranquilidad de Jesús Vivas y del sobrado Paco Antonio
González, en la frontera melillense sus irregulares arañan y
muerden sin ninguna vergüenza. Si en el interior del Reino
el pan (jobs o agrum) nuestro de cada día sigue estando
subvencionado, más les vale, el precio de otros productos
como frutas y legumbres ha subido en unos casos hasta el
triple y de la carne para qué hablar; las divisas remitidas
por los emigrantes (MRE) han caído en picado y el mismo
turismo va tocado del ala: en Agadir, los alemanes han
descendido en pocos años de 150.000 a unos 50.000, con la
consiguiente caída de la economía local y Marrakech sigue
sin levantar cabeza. Volviendo a Melilla y Ceuta, además del
Estrecho, la colaboración marroquí es siempre de agradecer,
pero hasta que España no demuestre su voluntad política y de
recursos (materiales y humanos) plasmados en su decidida
capacidad para defender, por sí sola esa es la cuestión, sus
fronteras y territorios de soberanía, el Reino de Marruecos
seguirá con su burda y tradicional política del chantaje y
el chuleo, aplacadas por el momento las técnicas propias de
conflicto de baja intensidad (CBI) practicadas hasta hace
pocos años. Es lo que hay.
Volviendo a Rabat, el pasado lunes 29 el Parlamento vivió un
hito insólito en la balbuciente democracia marroquí, en esta
larga y lenta evolución (que no transición) dentro del
régimen: a propuesta del PAM (Partido de la Autenticidad y
Modernidad) secundado rápidamente por la USFP (Unión
Socialista de Fuerzas Populares) e incluso por el PJD (los
islamistas parlamentarios en el gobierno), los diputados
guardaron un minuto de silencio en memoria del 47
aniversario de la desaparición, por orden de de Hassán II,
de Mehdi Ben Barka (29 de octubre de 1965), en un secuestro
y asesinato de Estado organizado conjuntamente por los
servicios marroquíes y franceses. A la vez y en la calle el
IER (Instancia Equidad y Reconciliación), apoyado por
diferentes organizaciones de derechos humanos, conmemoraba
el “Día Mundial del Desaparecido”, en recuerdo de un sin
número de ciudadanos asesinados (incluyendo unos quinientos
saharauis) bajo el despótico régimen del sátrapa Hassán II,
apoyado en todo momento para vergüenza de Occidente por los
Estados Unidos y Francia.
El dossier sobre Mehdi Ben Barka sigue sin cerrarse, de
igual modo que la meritoria labor del IER fracasó al abordar
la durísima represión del Rif en 1959. Todavía al día de
hoy, en numerosas instancias oficiales sobreviven
sorprendentemente retratos de Hassán II incluso de un tamaño
superior al del joven soberano actual, su hijo Mohamed VI.
¿Quién manda en realidad en el país…? Marruecos no pasará
página hasta que sea juzgada, si bien sea simbólicamente, la
tétrica época de Hassán II: desde los años del plomo a la
aventura del espejismo del Sáhara, en la que las FAR
arrojaron centenares de bombas de napalm sobre la población
civil. Vienen tiempos duros, la inestabilidad interna se
intuye y, desde el Majzén y contra la Constitución, se ha
está dando un golpe de Estado interno. Prueba de ello es el
inquietante y último viaje de Mohamed VI a los países
petroleros del Golfo, en la que los consejeros reales se
mostraron como el auténtico gobierno en la sombra relegando
a un papel de comparsas a los ministros oficiales de
Benkirán. ¿Reformas en Marruecos….? Sin duda, pero ya saben
que solo se reforma… lo que nunca se quiere cambiar. Y la
frontera de Melilla rompiéndose. Visto.
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