“En países como Francia tienen otra mentalidad, respetan a
los animales”, apunta Jorge Ramos, presidente de la
Protectora de animales. Señala la situación con la que se
encuentran cuando promueven adopciones internacionales,
puesto que en Ceuta apenas se adoptan animales y cuando se
lleva a cabo alguna adopción, suele ser sólo con cachorros.
En Francia, sin embargo, se adoptan muchos perros de Ceuta,
mientras que en Suiza son los gatos los que encuentran una
familia. “Es otro tipo de adopción”, explica Juan Tuset,
antiguo presidente de la Protectora y encargado de los
felinos. “Los gatos enfermos, minusválidos, mayores, con
problemas... esos son los que acogen en Suiza, no exigen que
sean cachorros”, apunta Tuset.
La Protectora realiza dos o tres viajes al año, a cada uno
de los destinos. Así logran que se adopten unos ochenta
gatos al año. En cuanto a perros, se han mandado 42 sólo en
la última salida, unos 500 en los cinco años que se llevan
realizando estos viajes. Pese a ello, no dejan de entrar
animales. La recepción de perros abandonados y camadas de
gatos son constantes.
La Protectora da en adopción de manera gratuita a los gatos,
mientras que para los perros exige un pago de 40 euros si el
animal ya está esterilizado o de 100 si tiene que ser
operado. Este precio incluye, entre otros servicios, la
desparasitación interna y externa, la cartilla sanitaria, el
microchip, la vacuna de la rabia y de enfermedades comunes y
la primera consulta del veterinario. “Con este dinero además
de cubrir estos servicios, garantizamos que la persona que
adopta al perro se va a comprometer y tiene recursos para
atender al animal”, explica Ramos.
Mientras nadie los adopta, perros y gatos habitan en la
Protectora. Los perros dispone de once celdas diferentes,
además de zonas específicas de aislamiento para los que
llegan nuevos.
Por su parte, los gatos tienen dos salas y un patio para
cobijarse de las lluvias. Además de las adopciones, la
Protectora anima a la gente a que actúe como familia de
acogida temporal, a que apadrine animales -el perro
permanece en la Protectora, pero la familia le da comida y
lo cuida- o a que se acerque a la Protectora a pasear a los
perros. Así lo hacían esta semana las primas Sofía y Nuria,
dos niñas que subieron a pasear a un par de yorkshires.
Porque como el padre les enseñaba, el amor y el respeto a
los animales, si se inculca desde la infancia, nunca se
olvida.
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