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OPINIÓN - VIERNES, 2 DE NOVIEMBRE DE 2012

 
OPINIÓN

Goyu Ryu: Actuaciones impresentables y subvencionadas

Por Ricardo S.


No es de recibo el comportamiento del Club Gimnasio Goyu Ryu ni dentro ni fuera del terreno de juego. En la jornada de ayer, dentro del terreno de juego, con agresión de su presidente al árbitro de su partido de Liga Nacional, quien suspendió el encuentro para irse a un centro sanitario. Y fuera del terreno de juego, una nueva prohibición a los redactores de este periódico de acceder al recinto deportivo en el que se disputaba el encuentro Goyu Ryu-Cádiz. Una negativa que tiene mucho que ver con el intento de ocultar comportamientos antideportivos y violentos como el que se produjo ayer. Ni la ley antiviolencia ni la reglamentación federativa son respetadas por un club en el que algunos de sus dirigentes tienen una trayectoria vergonzosa.

Con todo este cúmulo de actuaciones, a cual peor, la Ciudad Autónoma de Ceuta sigue subvencionando con dinero público a un club que no es ni el paradigma de la deportividad, ni de defender el buen nombre de Ceuta y, desde luego, tampoco el gran defensor de la cantera ceutí, cuando no es capaz de alinear más que a un jugador de Ceuta en su equipo titular. Manchar el nombre de la ciudad con actuaciones impresentables y violencia, no es la mejor tarjeta de presentación para “hacer cantera”. Y pagar con dinero público a un club en el que los agresores convierten al árbitro en víctima, es algo tan deleznable como silenciar y no pasar factura a estos comportamientos que son más de índole penal que deportivo.

La Ciudad Autónoma de Ceuta habría de ser mucho más cuidadosa en su política de subvenciones para sancionar conductas ilícitas y para que el dinero público no sea el soporte de entidades que utilizan la violencia o las actuaciones antidemocráticas como vehículos de expresión. No sancionar estos comportamientos es una forma de complicidad y un respaldo intolerable.

El silencio de quienes conocen de estas situaciones nos avergüenza a todos. Ya es hora de comenzar a llamar a estos episodios por su nombre. Relegar al deporte a un segundo término es abochornarnos por la falta de coraje de los responsables políticos y federativos.
 

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