El secretario general de los
socialistas españoles, Alfredo Pérez Rubalcaba, olvidó
premeditadamente el pasado domingo la labor de consolidación
democrática desarrollada en los últimos años por los
gobiernos presididos por Adolfo Suarez González, Leopoldo
Calvo-Sotelo y José María Aznar. Rubalcaba afirmó sin
ruborizarse que fueron los gobiernos socialistas de Felipe
González quienes lograron la entrada de nuestro país en la
UE, consolidaron las instituciones, modernizaron nuestro
aparato productivo y, además, construyeron un Estado Social
que en nuestra Constitución tan sólo era una aspiración.
Sin embargo, Alfredo Pérez Rubalcaba, el mago de la
manipulación, paso por alto episodios tan bochornosos
sucedidos en este periodo como el terrorismo de Estado
(GAL), fondos reservados, caso Roldán (ex director general
de la Guardia Civil), Francisco Paesa (ex agente del
Ministerio del Interior), caso Juan Guerra (hermano del
vicepresidente del Gobierno socialista) o el caso FILESA
(financiación ilegal del partido socialista). Y por
supuesto, la incapacidad de encontrar soluciones a la
crítica situación de un país que padecía en aquellos años
los efectos de una tasa de desempleo superior al 20%, 5,5%
de déficit público y una deuda de 60 billones de pesetas.
Aunque no es la primera vez que este dirigente político
pretende manipular a la opinión pública a través de
afirmaciones de esta índole. Podríamos recordar varias de
sus enriquecedoras intervenciones, como ministro de la
Presidencia y de Relaciones con las Cortes en la etapa de
Felipe González, en las que negó reiteradamente cualquier
implicación del Ejecutivo socialista con los GAL para, pocos
meses después, ser condenados el gobernador civil de Vizcaya
(Julián Sancristóbal), el número dos del ministerio de
Interior (Rafael Vera) y el número uno (José Barrionuevo).
No obstante, esta capacidad para manipular a la opinión
pública no es exclusiva del máximo responsable socialista,
es una capacidad generalizada entre todos sus dirigentes.
Podríamos recordar una frase pronunciada el 10 de enero de
2008 por el ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes
“Estamos ante una gradual desaceleración. Se trata de una
evolución natural y un fenómeno saludable. Si llegaran las
vacas flacas, las afrontaríamos con gran tranquilidad
gracias al superávit de las cuentas públicas” o la
pronunciada por José Luis Rodríguez Zapatero en su discurso
de comienzo del curso político 2007-2008 ““El Gobierno ha
situado a España en la Champions League de las economías del
mundo. En esta Champions League, España es la que más
partidos gana, la que más goles marca y la menos goleada”
Las hemerotecas de los medios de comunicación están repletas
de frases que demuestran la capacidad de unos dirigentes
cuya ideología no ha experimentado renovación alguna con el
paso de los años. Basta poner como ejemplo las palabras
pronunciadas por un histórico dirigente socialista y miembro
destacado de UGT, Francisco Largo Caballero, ministro de
Trabajo y Presidente del Gobierno durante la Segunda
República Española, en plena campaña electoral “Si los
socialistas son derrotados en las urnas, irán a la
violencia, pues antes que el fascismo preferimos la anarquía
y el caos”.
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