El Portavoz realizó ayer una comparecencia descepcionante.
En primer lugar, tiene la desfachatez de vacilar a la
redactora de este periódico cuando le formula una pregunta y
responde diciendo que “entiende su preocupación”. Pues señor
Portavoz, la misma que deberían tener ustedes, los miembros
del Gobierno si tuvieran un mínimo de sensibilidad y
consideración con las pequeñas empresas de agencias de viaje
de este pueblo si en vez de desviar todos los contratos de
viajes hacia Viajes Trujillo, repartiera la tarta y
contribuyeran a sostener empresas que también tienen
trabajadores con cara, ojos (como decía Mariano Rajoy de los
parados) y familias.
Las justificaciones que el Portavoz del Gobierno de Juan
Vivas, Guillermo Martínez dio a preguntas sobre el
fracciomiento de facturas a Viajes Trujillo son un desvarío
permanente cuando no, una excusa banal. Y la trivialidad es
consecuencia del propio argumentario que esgrime.
En primer lugar, justifica el fraccionamiento en más de mil
facturas de diversas cantidades, aludiendo a que los
desplazamientos son imprevisibles y ello impide la
posibilidad de establecer un concurso público porque no es
posible hacer una previsión, algo que él sabe que es falso
en muchas ocasiones y que, en todo caso, no impidiría
respetar los principios generales de objetividad,
transparencia, publicidad y no discriminación.
Si cada contratación se establece en su momento concreto,
más razón para que se haga un reparto equitativo entre las
diferentes agencias de viaje y no vaya siempre a la misma
con un favoritismo descomunal y un escandaloso tráfico de
influencias tan diáfano como la suplencia en la candidatura
al Senado de Antonio García Gaona por el Partido Popular.
En cuanto a la independencia de contratación que sugiere el
Portavoz del Gobierno, menos mal que se dice que “para
gustos los colores” porque en el caso que nos ocupa, todas
las preferencias van hacia la misma dirección: Viajes
Trujillo. Las palabras se las lleva el viento pero los
documentos no, y éstos demuestran bien a las claras que
todos los contratos son para la misma empresa. Utilizar el
dinero público con tanto descaro, dar las explicaciones tan
solemnemente estúpidas y, encima, querer tomar por tontos a
los ciudadanos es insultar a la inteligencia con excusas
increíbles y engañifas absurdas.
Aquí, lo cierto, diga lo que diga Guillermo Martínez, es que
Viajes Trujillo en los últimos siete años, se ha forrado a
cuenta del dinero público de la Ciudad Autónoma de Ceuta,
que se le ha fraccionado el pago para eludir los principios
generales de objetividad, transparencia, publicidad y no
discriminación, que ha percibido 2.500.000 euros en plena
época de crisis y que para sí quisieran muchas empresas de
su nivel y que el Gobierno no es capaz de argumentar nada
consistente porque todo es una farsa y un descarado
beneficio a un militante del Partido Popular al que le
llueven subvenciones, ayudas y favoritismo por todos lados.
Y acabamos diciéndole que el mejor signo de la independencia
de la que usted esgrime en sus justificaciones sobre este
tema, la dan los documentos que publicados y que usted,
entre otros, se han afanado de investigar de dónde han
salido y quien los ha filtrado. Eso es mala conciencia,
señor Martínez. Los documentos, como el algodón, no engañan.
Y usted tampoco a muchísimos ciudadanos para los que ha
perdido toda la credibilidad con manifestaciones como las
que hizo ayer en la rueda de prensa tras el Consejo de
Gobierno. Una gran pantomima y una escenificación
vergonzosa. Se ha merecido un viaje. Uno más y encima gratis
total.
|