Nunca me han gustado y hasta me
han dado temor todos aquellos “salvadores, iluminados y
embusteros convulsivos” que según ellos, han sido elegidos
para llevar a sus pueblos a la tierra prometida, donde
abundará la riqueza y la prosperidad. De todos ellos, por el
bien de esos pueblos, nos libren quienes puedan hacerlo.
Porque la realidad, de todos estos “salvadores, iluminados y
embusteros convulsivos”, de llevar a sus pueblos a la tierra
prometida de prosperidad y riquezas para todos, es diferente
a como la pintan porque, sin duda alguna, esa tierra
prometida es, sencilla y llanamente, de hambre y miseria
para el pueblo y de riquezas para los “salvadores,
iluminados y embusteros convulsivos”. Ejemplos los tenemos
en Cuba o Venezuela, esos pueblos seguidores de sus
correspondientes “iluminados y salvadores”, están pasando
más hambre que un caracol en un espejo mientras sus
“salvadores e iluminados” viven a cuerpo de rey.
Aquí, en esta España nuestra, ha surgido uno de esos
“salvadores, iluminados y embustero convulsivo”, dispuesto a
llevar a su pueblo al hambre y la miseria. Arturito Más
quiere la independencia de España, para que su Cataluña sea
una gran “nación”, donde la prosperidad y la riqueza sean la
bandera del pueblo catalán, a la que la malvada España le
está robando su dinero. Claro que gracias al dinero de todos
los españoles, a los que no quiere el Arturito, Cataluña ha
podido pagar las pensiones de los jubilados, recibiendo, de
todos los españoles, 1.200 millones de euros.
Gracias a la malvada España, de la que hay que separarse y a
todos esos españoles a los que Arturito no quiere, Cataluña
ha podido pagar a las farmacias, pues ha recibido de la
malvada España y de todos los odiados españoles 99 millones
de euros. Y es que, Arturito, debe tanto que por deber debe
hasta de callarse. Arturito le miente a su pueblo
diciéndoles que formarán como nación parte de la UE. Cosa
que no se podrá realizar porque con un sólo voto en contra
de uno de sus componentes Cataluña jamás entraría a forma
parte de la UE, diga lo que diga o quiera dejar de decir el
señor Almunia. El Gobierno debe ser fuerte ante esa chulería
barata, lanzada por Arturito y con la Constitución en la
mano bajarle los “humos” a este “elegido, salvador e
iluminado” poniéndolo, de una vez por todas en el lugar que
le corresponde. No caben paños caliente, ni “diálogos”, ni
nada de nada, hay que coger el “toro por los cuernos”, como
se dice vulgarmente y poner punto final a la fantasía de
éste “iluminado”. Es más, no entiendo porque con una reforma
del Código Penal en marcha, el Ejecutivo no se plantea
volver a incluir como delito la convocatoria de una consulta
ilegal como la que plantea Arturito.
Conociendo como conozco Cataluña, cabe una pregunta ¿No
será, Arturito, un polichinela al que están utilizando
ciertas familias, que son las que realmente quieren esa
independencia para hacerse más ricos?. Y si, Arturito, falla
cortarles los hilos que lo manejan, dejándolo caer. La
respuesta en menos de un mes.
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