El Estado español fue pionero en
el uso de armas químicas, cuyos efectos nocivos aun hoy son
perceptibles” (Kántara, nº 4, marzo 2011), sentencia de
forma falaz y lapidaria el felón David Alvarado, el converso
de la raja actualmente al frente del Instituto Cervantes de
Orán (Argelia). ¿Es esto cierto?. Ni por asomo como iremos
viendo. Pero antes revisemos el estado de la cuestión
esbozando el particular entramado asociativo que, dentro y
fuera de Marruecos, ha ido tejiendo una tupida red cuyos
hilos, sin embargo, son apenas manejados por un puñado de
personas. En el plano intelectual, cinco han sido
fundamentalmente las publicaciones de diferentes
investigadores que han sustentado en el plano académico las
subsiguientes reivindicaciones. En 1990 veía la luz en
Alemania (Rombach, Friburgo) el libro “Giftags gegen
Abdelkrim” (Gas tóxico contra Abdelkrim), de Rudibert Kunz y
R-D Müller (no existe versión española, pero si árabe
publicada en Rabat en 1996); en España, la historiadora Mª
Rosa de Madariaga toca el tema en “España y el Rif: una
historia casi olvidada” (UNED, Melilla 1999), siendo también
recogido por el historiador Juan Pando “Historia secreta de
Annual” (Temas de Hoy, Madrid 1999); pero es sobre todo el
investigador S. Balfour quien en “Abrazo mortal: de la
guerra colonial a la guerra civil en España y Marruecos,
1909-1939” (Península, Barcelona 2002) aborda con más
detalles la cuestión. En Marruecos, Rachid Raha, Mimun
Charqi y Ahmed El Hamdaui escriben hace unos años “La guerre
chimique contre le Rif” (Editions Amazigh, Salé, 2005). La
prensa escrita de ambas orillas ha publicado, en diferentes
ocasiones, amplios reportajes sobre el particular (de ello
también se ha hecho eco “Zemane”, solvente revista marroquí
de historia), e incluso el canal 2M de la televisión
marroquí editó en 2009 un especial dedicado a este tema bajo
el título “Tahquiq”.
En cuanto a las relaciones bilaterales (espesas y siempre
complejas) entre ambos países, aun cuando detrás del
escenario y entre bambalinas se ha abordado esta espinosa
cuestión, hasta el momento no se ha tratado abiertamente
(entiendo que es mera cuestión de tiempo) en la mesa de
negociaciones. Si en el pasado verano el titular del
ministerio Exteriores y Cooperación, S. El Othmani,
anunciaba que el asunto del bombardeo con gases en la guerra
del Rif, el eventual “perdón” de España y por supuesto el
tema de los Peñones y las Islas iba a tratarse en la última
Reunión de Alto Nivel (RAN), negociaciones previas y, sobre
todo, lo que parece el nuevo giro de la diplomacia española
reconociendo por primera vez la sagrada causa (sic) del
Sáhara marroquí (las Provincias del Sur para Rabat), podrían
haber retrasado por el momento el planteamiento del dossier,
que a mi juicio solo espera su “oportunidad”. También y
mientras por un lado, cualificados actores de la política y
la sociedad civil del vecino país plantean el tema en foros
y debates de todo tipo, el Estado marroquí ha guardado
tradicionalmente un prudente silencio, conocedor de las
implicaciones que llevarían un planteamiento abierto del
problema que salpicarían a la propia Dinastía Alauí, como
apunta el mismo Balfour: “El Sultán de Marruecos colaboró
con los españoles en la guerra contra la República del Rif”.
El hecho es que Hassan II se opuso siempre (sabía muy bien
por qué) a que este problema fuera utilizado como presión o
moneda de cambio en sus negociaciones con España, postura
que sin embargo no parece compartir su hijo, el joven
soberano Mohamed VI, quién al poco de asumir el Trono dio
luz verde a la ocupación marroquí del islote de Perejil así
como a la fundación de la Asociación de Víctima de los Gases
Tóxicos (AVGT, Alhucemas, 1999), nacida con la idea de
enturbiar las relaciones con España dando carnaza para
desviar los graves problemas internos, entre ellos las
ansias de democratización “a la española” de Marruecos. No
obstante, en el verano de 2001 y enero de 2002 el Estado
marroquí prohibió hasta tres conferencias organizadas sobre
el uso del gas tóxico en el Rif, habiendo que esperar a
febrero de 2004 para que en Nador, la Coordinadora de
Asociaciones de la Sociedad Civil del Norte de Marruecos y
el Congreso Mundial Amazigh (CMA) organicen el primer
coloquio internacional dedicado a los gases tóxicos
arrojados sobre la región, seguido de otro encuentro
celebrado en 2008. Por su lado, entidades como el Centro
para la Memoria Común y el Porvenir, dirigido por el
profesor A. Boutayeb, ha dado cobertura en diferentes
encuentros desde 2009 al tema de los gases tóxicos.
En España, diferentes asociaciones de la izquierda radical
así como partidos políticos, se han solidarizado en
diferentes momentos con las reivindicaciones marroquíes. En
1993 se constituyó la Plataforma contra el Complejo
Químico-Militar de La Marañosa (Toledo), conectando con
grupos parlamentarios y apoyando expresamente a colectivos
de la otra orilla como la misma AVGT. En el mismo
Parlamento, ha sido Esquerra Republicana de Cataluña (ERC)
quien presentó en el Congreso de los Diputados varias
proposiciones no de ley, la primera en julio de 2005,
volviendo en abril de 2008 a la carga introduciendo el
asunto de la guerra química en el Rif dentro del proyecto de
Memoria Histórica del ex Presidente Rodríguez Zapatero sobre
la Guerra Civil.
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