El triunfo del PP en Galicia, el
pasado domingo 21 de octubre en las elecciones autonómicas,
le ha dado una gran bocanada de oxigeno a su líder Mariano
Rajoy, gracias a la injusta ley electoral vigente. Porque a
pesar de haber perdido el Partido Popular unos 140.000
votos, ha alcanzado la mayoría absoluta con 41 escaños.
Por lo tanto, Rajoy y sus huestes políticas, han obtenido un
gran aval en unos de sus principales feudos electoralistas.
Pero, sin embargo, en las elecciones autonómicas celebradas
el mismo domingo en el País Vasco, sufrieron una gran
derrota, hasta el punto, que se cuestionó inmediatamente
después del recuento de los votos, la continuidad del líder
del PP vasco Antonio Basagoiti.
Esa derrota del PP en el País Vasco era lo esperado, porque
llegado el momento adecuado, la ciudadanía vasca ha puesto a
cierta política y a su políticos tanto del PP como del PSOE
en su sitio, a raíz del enjuague que llevaron a cabo ambas
formaciones uniéndose en los comicios anteriores, para
desbancar a los partidos nacionalistas vascos.
Así que, tanto el líder del PP Basagoiti como el del PSOE
Patxi López, han cosechado en estas elecciones el fruto de
lo que han labrado en estos últimos años en el pueblo vasco,
a través de políticas no acordes a los sentimientos de ese
pueblo, que lucha democráticamente por defender sus señas de
identidad.
Pero, lo peor para el PSOE y PP está por llegar en otra de
las comunidades históricas. Porque las elecciones
autonómicas de Cataluña están anunciadas para el 25 de
noviembre. Y la catarsis desintegradora en el PSOE será una
posible realidad, ya que sus ambigüedades y posturas
maleables, les pasarán más que facturas en Cataluña también.
Porque si en Galicia y en el País Vasco han bebido los
socialistas de su propio brebaje político. En las elecciones
catalanas, el pan con tomate se les va a avinagrar no sólo
al PSOE sino también al PP.
Por ello, el PSOE desde la gran derrota que sufriera en las
elecciones generales del pasado 20 de noviembre, necesita un
viraje hacia la izquierda, para recuperar su ideología, al
haberse aburguesado en el centro derecha que ocupa.
Debiéndose llevar a cabo una urgente renovación y criba de
su barbecho. Pero, es más que evidente, que ciertos barones,
altos órganos, así como, sus legiones de adláteres sociatas
se resisten a ello, ya que perderían sus poltronas si dejan
entrar aire fresco.
Pero mucho me temo, “que aunque la mona se vista de seda,
mona se queda”. Porque el Partido Socialista Obrero Español
será más de lo mismo con reformas internas o sin ellas, al
estar sometido lo mismo que el PP, que es “ni más ni menos”
que a los grandes poderes económicos españoles y europeos...
Por ello, en España, tanto monta el PP como el PSOE. Y al
ser lentejas para las masas borreguiles se llevan
alternativa y sistemáticamente sus gatos políticos al agua.
Pero hay ciudadanos que ya no pican en sus anzuelos
políticos. Y en las urnas ignoran a ambas formaciones
votando a otras formaciones minoritarias, para evitar en lo
posible, el pasteleo político entre el PSOE y el PP.
Consecuentemente, ambas formaciones, son las máximas
responsables de las crisis de todo orden existentes en
España. Y si el PP somos conocedores de dónde procede y
hacia donde caminan sus políticas. El PSOE es una formación
carente de dogmas políticos socialistas. Con el agravante
además, que en ciertas políticas empleadas, son primos
hermanos del PP.
Por tal motivo, a pesar de que Alfredo Pérez Rubalcaba
perdió desde hace algunos años la credibilidad política para
gran parte de la población, así como, para muchas corrientes
sociatas. Desde hace unos ochos meses lo subieron a los
altares en la Secretaria General del PSOE, sin haberse
valorado adecuadamente en el congreso sociata, que Rubalcaba
estaba y está políticamente más quemado que la pipa de Fu
Manchu.
Siendo la causa de todo el mal político socialista actual.
Pero, ante las voces críticas, no sólo procedentes de su
partido que pedían y siguen pidiendo su dimisión. El
miércoles, ofreció una rueda de prensa. Y entre otras cosas
dijo: “Nunca, nadie, me ha dicho ni por teléfono ni en mi
despacho que dimita. Hace ocho meses me eligieron para esto
y lo voy a cumplir hasta el final”.
Demostrando, con esas declaraciones y actitudes, que en
España es raro que dimita un político, porque se aferran al
cargo y a sus poltronas, de igual forma que lo llevan
haciendo muchos diputados y senadores… de casi todas las
formaciones políticas, desde el inicio de este período
constitucional, al ser elegidos por sus formaciones en
listas cerradas y no abiertas por la ciudadanía.
|