En esta ocasión para los mayores
que no podrán ir al monte el próximo jueves, pero que ya
tuvieron su “mochila” en La Marina, en esa carpa que sirve
para todo.
Se habla de 700 personas las que disfrutaron de comida,
música, baile y frutos secos. No está mal, pero lo más
curioso es que el número ese de 700 ya lo hemos visto en
otro tipo de festejos en los que ha aparecido la Ciudad como
organizadora, caso de cenas de Navidad o alguna otra juerga
en los carnavales.
¿Son sólo esos 700 los que se apuntan a todo o hay más?.
Porque parece, si nos dedicamos a ojear las fotos que
aparecen en la prensa, que son los mismos, o al menos muchos
de ellos, que hemos visto en anteriores ocasiones.
Y en el centro de la organización la consejera de Asuntos
Sociales de la Ciudad, Rabea Mohamed.
En esta ocasión, pues, se cambió de lugar, si lo comparamos
con otras invitaciones que hemos vivido de cerca. Ahora fue
en la carpa de La Marina, pero con el servicio para la
comida de El Sarao.
Esto en época de crisis, con lo que la primera pregunta que
se me viene a la mente es esta ¿Ha cobrado El Sarao ya esta
fiesta o cuándo lo cobrará?. Le deseamos, de verdad, que
tenga más suerte que otros que le han precedido en otros
tipos de festejos y que todavía andan dando vueltas a las
facturas para ver si algún día las pueden cobrar.
De todas formas, como aquí de lo que se trata es de una
fiesta, vamos a intentar no amargarle los dulces a los
invitados y mucho menos a quienes, con tanta ilusión, lo han
servido.
Ante el público, eso debe hacerse constar, la Consejería de
Asuntos Sociales volvió a dar la cara y a dejar la situación
muy bien presentada.
Y es que la consejera, Rabea Mohamed, desde media mañana
estuvo en el lugar donde se celebraría la fiesta y allí
permaneció con los mayores.
El punto de arranque, en esta ocasión, es mantener las
tradiciones de Ceuta y, al mismo tiempo, cumplir todas las
actividades que se han programado para mayores. Es de donde
se partió y a donde se llegó con esta ya tradicional mochila
que lleva varios años celebrándose, claro está que sus
comienzos fueron en tiempos de bonanza económica, con lo que
ahora ..., ya se pagará si es que se paga.
El lugar elegido, también, se justificó, por estar la carpa
acondicionada y preparada para soportar, incluso, los
chaparrones de la lluvia que se vienen dando estos días.
Y como a una fiesta tiene que seguir otra, o las que sean,
la consejera ya empezó a preparar la antesala de lo que un
día volverán a ser unas elecciones, partiendo de que antes
de Navidad está previsto el tradicional pregón, un concurso
de pastelería típica navideña y la tradicional cena a
mediados de diciembre.
No me lo puedo explicar. Dicen que no hay dinero, que deben
lo que no está en los escritos y no pueden dejar de lado
esos festines, casi siempre para los mismos y “ a pagar
cuando se pueda”.
Naturalmente la demagogia va en la mayor parte de las
explicaciones:”Lo que se intenta con este tipo de encuentros
es que estas personas lo pasen lo mejor posible, que se
entretengan y que no sólo se dediquen a estar solos”.
Uno si fuera egoísta tendría que decir que todo esto está
muy bien, porque yo ya estoy en ese tipo de edad, pero creo
que estas repeticiones de “festejos” lo que más buscan son
los votos, cuando aparezcan las urnas, y además buscan el
crearse buena fama ante los invitados, aunque los
empresarios que sirven todo esto tarden en cobrar.
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