E l contrato para adjudicar el alumbrado público de la
Ciudad sigue teniendo más sombras que luces y la última
decisión del Ejecutivo, publicada ayer en el Boletin Oficial
de la Ciudad para dar carpetazo por el “interés general” sin
dar más explicaciones, deja entrever que hay razones ocultas
para una decisión de estas características, máxime con las
circunstancias que se dieron en su momento, en el que dos
empresas quedaron fuera una vez abiertas las plicas, y tras
anunciar un cambio en las condiciones, defendido en Pleno
por la consejera Susana Román, ahora parece que no se ha
dado con “la tecla” que políticamente interesaba.
En todo este proceso, los técnicos han tenido que soportar
presiones de todos los colores y incluso la decisión ha
sobrepasado a la propia consejera Susana Román que ha
querido llevar el asunto con más claridad de la que
finalmente se ha realizado. De forma que, las mismas
“razones de interés público” que llevaron al Ejecutivo a
licitar el contrato para adjudicar el alumbrado público son
las que ahora esgrimen para anularlo.
Cuando la verdad es que después de publicar el pliego de
condiciones y abrir las plicas alguién se encontró con la
sorpresa de que una de las dos empresas que quedaban fuera
trastocaba sus planes, provocando no pocas sospechas y
bastantes conjeturas de que algo huele muy mal.
Los concursos “a medida” no parecen ser la mejor fórmula
para mostrar transparencia y equidad. Mucho menos, estos
bandazos con diversas alternativas que nada aclaran y más
complican las cosas con el método llevado por el patrón del
chanchullo puro y duro. La paralización del proceso ha
supuesto un vacío inútil y una incoherencia más para tratar
de justificar lo que, a todas luces, resulta injustificable.
El nuevo contrato de ‘Servicio Integral del Alumbrado
Público’ de Ceuta, cuya licitación se empezó a licitar en
primavera por un importe cercano a los 25 millones de euros
para 14 años con el fin de lograr un considerable ahorro
para las arcas municipales, volverá al cajón
indefinidamente. La edición del BOCCE de este viernes da
cuenta de un Decreto del consejero de Hacienda, Guillermo
Martínez, que anuncia que el Ejecutivo local “renuncia a la
celebración del contrato por razones de interés público
motivadas en las circunstancias expresadas en informe
emitido por el Jefe del Servicio de Industria y Energía de
fecha 27 de septiembre”.
Ya en un Pleno, Juan Luis Aróstegui criticó al Gobierno de
Juan Vivas que a veces se presionaba demasiado a los
técnicos y que los políticos buscaban que se realizaran
“informes a medida”. Una polémica que llevó al diputado de
Caballas a atribuir al Gobierno local poca transparencia y,
en el caso que nos ocupa, atribuyó las anomalías detectadas,
con la apertura de plicas y la anulación del proceso de
adjudicación, como una artimaña burda para disfrazar un
resultado que parecía no ser el esperado por el Ejecutivo.
El Boletín no explicita cuáles son dichos argumentos, pero
cierra el circunloquio manifestando que “la renuncia a la
celebración del contrato indicado subsistirá mientras
persistan las razones de interés público alegadas”. Este
Gobierno acostumbra a revestir con una supuesta solemnidad
de “interés público” lo que habría de denominar, realmente,
interés político. Una pirueta de cara a la galería y una
especie de engañabobos para disfrazar maniobras de muy
dudosa legalidad en su fondo, aunque en la forma, se recurra
a métodos pseudo legales, pero que son “muy cantosos”.
Hace tres meses, la coalición Caballas ya enmarcó en un
“bochornoso tejemaneje” el devenir de este expediente en un
año negro para los grandes contratos a adjudicar por parte
de la Ciudad, que también se ha visto obligada a dar marcha
atrás con el de las basuras.
Ya hemos aludido que el pasado mes de junio, Caballas
denominó “despropósito” el procedimiento empleado: “Las
plicas ya se habían abierto y las dos ofertas que habían
sido aceptadas tras rechazar otras dos, entre ellas la única
local, estaban sometidas al preceptivo informe de la
Comisión Técnica”, recordó el primer grupo de la oposición
en la Asamblea.
Sorprendentemente, lo que iba a ser un paso brillante en
términos económicos que permitiría renovar las luminarias de
la ciudad y ahorrar hasta un 40% del gasto energético anual,
se convirtió en un negocio aciago: ante el Pleno, la titular
de Fomento, Susana Román, alegó que el primer pliego
pretendía ir demasiado lejos en el tiempo y que habría uno
nuevo a seis años vista como máximo. Acordes con las nuevas
tecnologías.
Las continúa maniobras del Gobierno de Juan Vivas en asuntos
tan sensibles como el alumbrado público urbano, decimonónico
en su actual estructura y no acorde con una ciudad moderna
como ésta nuestra, deja entrever unos intereses ocultos que
en nada tienen que ver con el “interés general”, ya que éste
no puede entenderse como el “sostenello y no enmendallo”, de
continuar con las luminarias actuales y condenar a esta
Ciudad moderna y mediterránea, como se cansa de decir el
presidente Vivas, a la antigüedad de sus luces públicas y a
no adentrarse en la modernidad de instrumentos mucho más
Este comportamiento pueril y burdo nos lleva al fracaso más
que al interés general, porque no se puede revestir de tal
el inmovilismo o el mantener la antigüedad de nuestras luces
públicas. Y desde luego, las continuas maniobras de despiste
y de irregularidad que se vienen produciendo en el
procedimiento, no llevan mas que a pensar que “aquí hay
mucho tomate” y que todo esto “huele a podrido” porque
alguien quiere “hacerse un traje a medida” de muchos euros
y, encima, tiene la desfachatez, de querer tomarnos el pelo
a todos. Eso sí, por el interés general que es sólo y
exclusivamente, el suyo.
Menuda desfachatez y poca vergüenza y menuda cara de
cemento, querer hacernos comulgar con ruedas de molino y
encima, tomarnos a todo un pueblo, por tontos de remate.
Este asunto traerá cola y de él saldrán cosas muy feas con
incalculables consecuencias que, en este momento, no se
pueden aún determinar. En cualquier caso, llegado el
momento, que cada palo aguante su vela. Es lo que tiene
navegar por aguas turbias y turbulentas. Y encima creer, que
los demás, tenemos muy pocas luces…de inteligencia.
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