Los ceutíes disfrutaron ayer en el Teatro Auditorio del
Revellín del espectáculo de danza ‘¡Voy!’, un montaje de la
compañía Danzarte que aúna flamenco y palabra. La obra
incribe el punto y final al que ha sido el primer paso del
programa por la ciudad en las tres ediciones que suma hasta
la fecha el circuito Danza a Escena, impulsado por el
Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM).
Los ceutíes disfrutaron ayer en el Teatro Auditorio del
Revellín del espectáculo de danza ‘¡Voy!’, un montaje de la
compañía Danzarte que aúna flamenco y palabra. La
representación forma parte del programa del circuito
artístico impulsado por el Instituto Nacional de las Artes
Escénicas y de la Música (INAEM), y está desarrollado por la
red Española de Teatros, Auditorios, Circuitos y Festivales
de titularidad pública en colaboración con la Federación
Española de Compañías y Empresas de Danza.
‘¡Voy!’ inscribirá el punto y final al que ha sido el primer
paso del programa por la capital ceutí en las tres ediciones
que suma hasta la fecha. Bajo la dirección de Natalia
Ferrándiz y Bruno Argenta, y apoyado en la música de Alfredo
Lagos, la obra se despega de las formas de expresión
tradicionales del flamenco y, con un lenguaje teatral y
ganguardista, indaga en las dudas existenciales del ser
humano, en su necesidad de entender la vida y dejarse fluir
en ella, y en su anhelo por saber desenvolverse en medio del
sufrimiento y por encontrar una respuesta que sólo está en
el amor, en el sentido más grande de la palabra.
El flamenco y sus raíces
Los asistentes pudieron ver sobre el escenario la conducción
de esa reflexión de nueve bailarines que, en una combinación
“poco ortodoxa” de la danza con la palabra, proclaman textos
que pertenecen a diferentes tradiciones espirituales pero
que llevan en su esencia el mismo mensaje y los mismos
interrogantes que hacen semejante al ser humano con
independencia de la época en la que vivió o su raza,
cultura, religión y condición sexual.
La obra reveló a los ceutíes que el flamenco en sus raíces
posee los mismos extremos que la vida ofrece y expresa, a
través de él, esa dualidad, esa ambivalencia, esa
contradicción y esas paradojas que acompañan la existencia
de todos y cada uno de los seres humanos. La genial
coreografía es de Teresa Martín y los ceutíes vieron en el
Revellín, por el precio de 6 euros, una genial obra de
danza.
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