Serán muchas las familias ceutíes de religión musulmana las
que se desplacen al vecino Reino de Marruecos para estar con
los suyos en un momento tan especial como es la Fiesta del
Sacrificio, el Idu al Adha. Según estimaciones de la
Comunidad Islámica de Ceuta, del orden del 20% de las
familias de religión musulmana de la ciudad tienen previsto
desplazarse a Marruecos, ya que, por ejemplo, se da el caso
de que los cabezas del núcleo familiar que viven allende la
frontera ceutí han realizado un importante desembolso para
comprar los animales que serán sacrificados. Ésto mueve a
que se produzcan los desplazamientos, dada la prohibición
que existe en Ceuta de traer animales desde el vecino país.
Todos los que se sacrifiquen en la Ciudad Autónoma han de
proceder de la península.
En este sentido, desde la Comunidad Islámica de Ceuta se
preguntan “por qué en Melilla sí y aquí no. Hay controles
veterinarios, son animales sanos, no pasa nada”, argumenta
el presidente de la entidad, Ahmed Hachmi Lamrani. No se
explican qué diferencia puede existir, teniendo en cuenta de
que en la frontera de El Tarajal Los controles sanitarios
son tan exigentes y profesionales como los que más. Hay
familias que han hecho acopio de animales para el sacrificio
en Marruecos y resulta evidente que los familiares de Ceuta
corresponderán con tal detalle desplazándose hacia
Marruecos.Aunque se le conoce vulgarmente como la Fiesta del
Borrego, lo cierto es que el sacrificio se puede extender a
otras especies animales. En efecto, los animales a
sacrificar -es condición ‘sine qua non’- deben estar más
sanos que una pera.
Los borregos tienen que tener más de seis meses, mientras
que las cabras y chivos deben tener al menos un año de vida.
Se da la circunstancia de que se pueden también sacrificar
vacas o toros, de más de 24 meses, y también camellos de más
de 36 meses. En ningún caso los animales pueden tener menor
edad. Por otra parte, los animales como las vacas, toros o
camellos sólo pueden ser sacrificados en el caso de que
vayan a ser compartidos entre siete cabezas de familia. Así,
se considera que cada animal grande vale por siete corderos.
En total, más de 10.000 borregos está previsto que se
sacrifiquen hoy viernes en Ceuta y en Melilla -las dos
ciudades con más alto índice de población musulmana de
España- con motivo de la festividad del sacrificio de la
comunidad islámica o Aid El Kebir. Según fuentes consultadas
por este diario, en la autonomía ceutí se sacrificarán unas
5.500 cabezas de ganado para los más de 30.000 musulmanes
que están oficialmente censados en la ciudad, aunque en
realidad la cifra podría ser mayor: unos 7.000 borregos para
un total de 40.000 personas. Mientras tanto, un número
similar de ganado será sacrificado en Melilla para cumplir
con una tradición musulmana que se conmemora en el décimo
mes de Dhul-Hiyya. En este día los cabeza de familia
musulmanes matan un cordero, el mismo que Ibrahim sacrificó
en sustitución de su hijo Ismael. Según marca la tradición,
a primeras hora de la mañana el cabeza de familia sale de su
hogar para el rezo, que generalmente suele ser en una lugar
habilitado a tal fin, fundamentalmente una mezquita. Después
de la oración llega a su casa y felicita las fiestas a sus
familiares, compartiendo el desayuno, compuesto de té y
pastas típicas realizadas a base de almendras, y
posteriormente llega el momento del sacrificio, colocando la
cabeza del animal en dirección a La Meca.
El patriarca es el encargado de degollar al animal
clavándole un cuchillo en el cuello, para que sufra menos.
La conmemoración de esta festividad ha obligado a la Guardia
Civil a extremar los controles en la frontera de Marruecos
ante la prohibición de introducir el ganado desde ese país
por la fiebre aftosa endémica. No obstante, en el caso de
Melilla sí se permite que el ganado pueda cruzar por el paso
fronterizo, pasando los pertinentes controles sanitarios.
Esta situación ha motivado el malestar del colectivo
musulmán ceutí, que ha lamentado que el borrego cuesta en
Ceuta entre 160 y 190 euros mientras que el adquirido en
Marruecos supone un ahorro de más de 50 euros. El pasado día
18 de octubre, la Ciudad Autónoma de Ceuta comenzaba a
recepcionar los primeros borregos destinados a la Fiesta del
Sacrificio de la comunidad musulmana que se conmemora a
finales de este mes, ante la prohibición de que estos
animales sean introducidos desde Marruecos.
Según fuentes sanitarias, estaba previsto que unos 5.000
borregos llegaran a la ciudad para ser sacrificados por las
personas que profesan la religión islámica. Las
explotaciones ganaderas de la ciudad ya albergaban desde
entonces los primeros ejemplares, cuyos precios oscilan
entre los 160 y los 190 euros, así como también se han
recibido cabras, estando todas las unidades controladas por
los servicios veterinarios de la ciudad.
Los borregos se han traído de distintas comunidades de la
península debido a la prohibición sanitaria existente para
la entrada de animales procedentes de Marruecos por ser
endémica la fiebre aftosa en ese país. Por este motivo, la
Guardia Civil ha extremado los controles en la frontera para
impedir la llegada de borregos que procedan del vecino país.
El área de Sanidad del Gobierno ceutí ha elaborado un
dispositivo para garantizar las medidas higiénicas y
dispondrá de las carpas suficientes en las distintas
barriadas al objeto de que los sacrificios se lleven a cabo
en su interior y no en los patios comunes de viviendas o
dentro de recintos particulares al estar prohibido. Hace
décadas el sacrificio no se encontraba especialmente
regulado, por lo que se podían producir situaciones de
insalubridad y que podían afectar a la salud pública. Como
muchos de los sacrificios se realizaban en domicilios
particulares, lo cierto es que con posterioridad los
contenedores de basura se iban llenando de restos orgánicos,
cabezas de animales, sangre y vísceras, lo que redudaba en
un deterioro de las condiciones higiénicas generales. En
este sentido, ya desde hace años se han adoptado una serie
de medidas de carácter general que garantizan que los
musulmanes puedan cumplir con el ritual de la Fiesta del
Sacrificio, sin que ello suponga una merma de las
condiciones higiénicas que han de ser mantenidas con
carácter general. Es por lo tanto, una festividad que está
perfectamente regulada, como cabe que corresponda a una
Consejería de Sanidad consciente de sus responsabilidades, y
que dirige el consejero Abdelhakim Abdeselam Al-Lal.
Así las cosas, todos los musulmanes que quieran cumplir con
la Fiesta del Sacrificio están más que informados de las
circunstancias en las que se han de realizar los
sacrificios. Ellos, precisamente, son los primeros
interesados en que el ritual se realice con las máximas
garantías de sanidad y salud, puesto que son ellos los que
van, posteriormente, a degustar los exquisitos platos y
delicias gastronómicas que esta importante festividad del
calendario musulmán conlleva.
Tras la muerte del animal, que se intenta que se produzca
con el mínimo sufrimiento posible, y al grito de Allah Akbar
(Dios es grande), mediante un cuchillo bien afilado, se le
retira la piel al animal, al tiempo que se efectúa un lavado
a conciencia de la res sacrificada. Normalmente, la piel se
sala y se le da usos varios, como puede ser la confección de
alfombras. Se le extrae toda la sangre y también los órganos
internos -hígado, corazón, intestinos...-. El primer plato
que se suele servir tras la realización del sacrificio es el
hígado, que se puede presentar para su degustación asado,
como pinchitos o cocido y aderezado con riquísimas salsas.
Ya al día siguiente -hay que esperar veinticuatro horas para
ello- se prepara el cordero. Es fundamental aguardar un día
para que la carne esté en su punto. Se sirve de muchas
maneras, pero lo cierto es que la mayoría de las familias se
decantan por los sabrosísimos pinchitos. En total, serán
unos tres días de festividad en la que los componentejs de
la comunidad musulmana de Ceuta festejarán con la familia y
los amigos el Idu Al Adha, una singular celebración que
tiene un componente intrínsecamente religioso -lo primero es
el rezo-, pero que después se traduce en una verdadera
fiesta gastronómica. Todos saben que la cocina árabe es
especialmente apreciada en todo el mundo, por su especial
confección, conjunción de aromas y saboares y el exquisito
gusto con el que se cocina.
Básicamente es una fiesta de carácter familiar, en la que el
protagonismo inicial lo tiene el máximo responsable de la
unidad de la familia, que es el encargado de sacrificar al
animal, para que den comienzo los festejos en torno a la
buena mesa.
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