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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 24 DE OCTUBRE DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

Labor digna de encomio
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

La última temporada de la Asociación Deportiva Ceuta fue convulsa. A medida que pasaban los días y el club no recibía los dineros prometidos por la Ciudad, la situación económica llegó a ser caótica y resultaba doloroso hacerse a la idea de que el descenso administrativo del equipo podía producirse. Era algo que estaba cantado. Y, por tanto, se hizo realidad.

A partir de ese momento, empezó otra lucha: la de hacer posible que un equipo compitiera dignamente en Tercera División. Y que lo hiciera, además, nutriéndose su plantilla de muchos jugadores locales. Tarea nada fácil. Y los hechos vividos, hasta que faltaban escasos días para comenzar el Campeonato, avalan las enormes dificultades afrontadas por los dirigentes del Ceuta.

Dificultades que los directivos fueron soslayando briosamente. Con la certeza de que estaban acometiendo una labor que les causaría cansancio físico y desgastes personales impagables. Actuaciones que jamás les serían reconocidas pero que eran muy necesarias para evitar que el fútbol profesional o semiprofesional cayera en poder de quienes ya se habían hecho a la idea de manejar todo el tinglado futbolístico de la ciudad, a su antojo.

De no haber tenido agallas y grandes conocimientos de cómo se hace una plantilla a golpe de corneta, los directivos del Ceuta habrían desistido a las pocas horas de haber adquirido el compromiso. Máxime cuando se hallaron sin el respaldo de las autoridades, ninguneados por la Federación de Fútbol de Ceuta y sometidos a las críticas acerbas por parte de cuantos anhelaban el hundimiento del proyecto. Pero todos los enemigos se estrellaron contra la voluntad y la pericia de los dirigentes del Ceuta.

Lo primero que hicieron los directivos fue firmar un secretario técnico (Michel) y contratar los servicios de un gran preparador físico. Experto ya en la categoría y, por supuesto, conocedor del grupo X. Mane comenzó la pretemporada sin entrenador, sin apenas medios y con pocos futbolistas. Por lo cual no hubo ni tiempo para disputar partidos amistosos. Un handicap considerable. Pero la fe, a veces, mueve montañas. Y días antes de principiar la Liga llegó el entrenador.

Álvaro Pérez se encontró con una plantilla formada con jugadores locales y otros que llevan varios años residiendo en Ceuta. Y pronto, debido a su experiencia y al conocimiento de la ciudad, se hizo con las riendas de un equipo necesitado de ganar cuanto antes. A pesar de que sus aspiraciones eran y son las de mantener la categoría.

Pero el buen hacer de todas las personas que han participado en la tarea (tarea compleja, por mor de las innumerables circunstancias negativas que concurrían y concurren en su contra; en contra de un proyecto tan bien pensado como huérfano de simpatía por parte de las autoridades), ha hecho posible algo que no entraba en los cálculos de nadie. Ha hecho posible que el equipo sea el primero de la clasificación. Y lo ha conseguido contra viento y marea. No obstante, lo de ser primero no deja de ser, a estas alturas, algo tan agradable como posiblemente pasajero. Pues habrá momentos difíciles. Sin duda alguna. Sobre todo porque el Ceuta carece de ayudas y de afectos. Por consiguiente, ojalá que los aficionados se percaten de lo logrado hasta ahora y acudan al campo con el fin de que pueda obrarse el milagro merecido por sus dirigentes. Como premio a la realización de una labor digna de encomio.
 

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