El fútbol ceutí, y más concretamente el de Liga Nacional
Juvenil, ofreció ayer un nuevo espectáculo lamentable en el
que volvió a atacarse a los trabajadores de algunos medios
de comunicación locales. Y es que, el colegiado Dris Ahmed
quiso convertirse (como desgraciadamente ya ha sucedido en
más de una ocasión) en el gran protagonista del encuentro al
expulsar de la zona de banquillo, sin motivo alguno, a un
redactor de ‘El Pueblo de Ceuta’ por, según argumentó, no
llevar una cámara fotográfica.
Cabe decir que todos los redactores, ya llevasen cámaras
fotográficas, libretas y bolígráfos e incluso un simple
paquete de pañuelos para sonarse la nariz metido en el
bolsillo, han podido sentarse siempre en la zona entre
banquillos del José Benoliel. Cabe decir, igualmente, que lo
único que se ha requerido hasta el momento es que estos
redactores llevasen un peto con el que se acreditaba su
presencia en dicha zona.
Pues bien, en esta ocasión Dris Ahmed, convertido en mano
ejecutora del organismo al que pertenece (llámese Comité de
Árbitros de Ceuta y, por extensión, Federación de Fútbol de
Ceuta) o movido por propia voluntad expulsó del terreno de
juego al redactor de este medio de comunicación que única y
exclusivamente quería hacer su trabajo. Por circunstancias
que no son relevantes, dicho redactor debía realizar sus
fotografías a través de la cámara fotográfica de su terminal
móvil, uno de los más avanzados y que, como todos saben, son
capaces de realizar instantáneas con una importante
resolución.
Sin embargo, el colegiado ceutí no estaba dispuesto a dejar
que este redactor hiciese su trabajo con normalidad e
impidió que pudiese hacer las fotografías desde su terminar
móvil. Así, y con una chulería propia de una persona que
manda poco o nada fuera de los terrenos de juego y que sólo
tiene noventa minutos a la semana para intentar imponer su
‘ley’, Dris Ahmed se dirigió al delegado de campo amenazando
con suspender el encuentro si este trabajador no se retiraba
en ese mismo momento de la zona entre banquillos.
La indignación fue creciente entre la mayoría de los medios
de comunicación que se encontraban en esa misma zona de
banquillos, decidiéndose a abandonar también el terreno de
juego en el momento en el que el redactor de este medio,
finalmente, tuvo que retirarse a las gradas con el fin de
que pudiese reanudarse el encuentro. Y es que, Dris Ahmed
estaba dispuesto a hacer cumplir su amenaza y dejar a los
jugadores sin poder disputar su partido. Lamentable acto de
una persona que forma parte de un organismo que debe velar,
ante todo, por el fútbol.
Lo que no entendió Dris Ahmed es que si este redactor no le
dice con qué pito debe arbitrar ni de que color o forma
deben ser las botas con las que viste sobre el campo, él no
puede decir con qué cámara fotográfica puede hacer las fotos
un redactor. Ya dijo un sabio que era más barato ir al
fútbol que al psicólogo; sobre todo si eres el árbitro del
encuentro y te pagan por asistir. Lo dicho. Un chollo
Una vez en las gradas, este redactor se intentó poner en
contacto en repetidas ocasiones con el presidente del Comité
de Árbitros de Ceuta, Antonio Soto, quien no se dignó
siquiera a coger el teléfono. Así, y después de que el
propio presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta,
Antonio García Gaona, representara a la perfección la escena
en la que Pilatos se lavaba las manos mirando hacia otro
lado (gesto igualmente noble de una persona que se hace
llamar el máximo responsable del fútbol ceutí), se consiguió
hablar con el vicepresidente del Comité de Árbitros, Pedro
Camúñez. Después de la explicación y los motivos expuestos
por el redactor, Camúñez se mostró no sólo comprensivo, sino
que además le dio la razón.
Palabrería. Y es que todo un vicepresidente del Comité de
Árbitros no hizo absolutamente nada para evitar el flagrante
atentado que se estaba cometiendo contra los derechos de un
trabajador que, al igual que el propio colegiado, sólo
quería hacer su trabajo. Así, y por mucho que Camúñez
asegurara que iba a solucionar la situación, el hecho es que
tanto el redactor de este medio, como los otros dos que se
marcharon indignados por el trato que se le dio a este,
terminaron viendo el encuentro desde las gradas sin que
ningún responsable de los árbitros ni de la propia
Federación moviesen un dedo para evitarlo.
Y esto sucedió sólo un día después de que en Ceuta se
ensalzara la labor arbitral durante la celebración de la
Comisión Interterritorial de Árbitros. Un día después de que
el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, alabara el gran
trabajo de los colegiados. Y sólo un día después de que el
máximo responsable de los árbitros españoles, Victoriano
Sánchez Arminio, asegurase que si en Ceuta se sigue
trabajando como hasta ahora muy pronto habrá colegiados
ceutíes en la élite del fútbol nacional. Que feliz se vive
en la ignorancia. Porque aunque en esta ciudad haya árbitros
íntegros que no se mueven por intereses, mientras que sigan
arbitrando colegiados como Dris Ahmed se seguirá manchando
el nombre del fútbol ceutí.
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