Hace prácticamente una década que los profesores del Centro
de Educación Especial San Antonio de Ceuta comenzaron a
fabricar sus primeros pulsadores de forma rudimentaria.
Siguiendo las instrucciones de Pablo, maestro de un taller
que se impartía en el colegio y uno de los cuidadores del
centro, Pepe, los docentes aprendieron cómo convertir un
ratón de ordenador en un elemento que, mediante un sencillo
cable, se podía conectar con múltiples finalidades: desde un
dispositivo que selecciona una opción de respuesta entre
varias disponibles, hasta otro que acciona un dado para
jugar. En aquel entonces servía lo más básico: un pulsador
con la única función de encendido-apagado, otro con una luz
roja y otra verde en el que cada uno de ellos se asociaba a
una respuesta diferente... así fueron empezando a
desarrollar distintos artilugios entre los cuales “unos
funcionaban y otros no”. El CEE San Antonio no contaba
todavía con muchos de los materiales específicos de apoyo
como los que tiene hoy para responder a un alumnado con un
amplio abanico de deficiencias. Juan Luis Moreno, profesor
de Audición y Lenguaje, acababa de aterrizar en el colegio y
fue descubriendo este mundo según se iba instaurando en él.
“Fuimos aprendiendo sobre todas estas tecnologías en cursos
organizados por el Centro de Profesores y Recursos (CPR) y
gracias a la formación en el centro, hasta que decidimos
solicitar pulsadores específicos”, explica Moreno, que
relaciona estos pulsadores con los sistemas de comunicación
alternativa o aumentativa que se utilizan en el colegio para
suplir las carencias comunicativas de cada niño.
“Hay niños que no pueden hablar, con lo que utilizan el
pulsador para seleccionar la palabra, frase o símbolo que
quieren transmitir”. Y aquí es donde empieza el amplísimo
mundo en el que ese pulsador se adapta a la necesidad del
niño, permitiéndole avanzar en su aprendizaje llegando tan
lejos como él mismo quiera, dependiendo de su capacidad
intelectual.
Cerca de 2007 el CEE San Antonio, remitió un estudio
completo sobre cada alumno al Centro de Referencia Estatal
de Autonomía Personal y Ayudas Técnicas (Ceapat), un
servicio dependiente del Ministerio de Sanidad cuya misión,
según recoge su propia web, es “contribuir a hacer efectivos
los derechos de las personas con discapacidad y personas
mayores, a través de la accesibilidad integral, los
productos y tecnologías de apoyo y el diseño pensado para
todas las personas”.
“El Ministerio respondió con una gran inversión y nos
enviaron muchísimo material”, dice el profesor y secretario
del centro, mientras enseña el amplísimo abanico de
pulsadores con los que trabajan, dependiendo de la
necesidad. “Hay niños que pulsan, otros que no pueden mover
la mano y eligen con un tecnología de reconocimiento facial,
otros lo hacen con un joystick, o apretando un pulsador con
forma de patito de goma que traduce los impulsos del niño,
cada vez que estruja el patito, en una respuesta mecánica.
Moreno explica que gracias a estas innovaciones
tecnológicas, un niño con parálisis cerebral sin habla puede
acceder a contenidos educativos desde los más básicos hasta
el contenido curricular del aula, tras un proceso
personalizado de estimulación y entrenamiento en el sistema
de comunicación alternativa. Dentro de este proceso
intervienen un gran equipo de profesionales que se organizan
alrededor de cada alumno, desde el maestro, el orientador,
el fisioterapeuta, técnico en integración social,
enfermeros, TIC... Las familias también forman parte de este
proceso y aprenden a manejar el mismo material para que los
niños puedan continuar utilizando el nuevo sistema de
comunicación en casa. El maestro de audición y lenguaje
enfatiza que la utilizad de estos materiales puede dirigirse
tanto a la enseñanza de contenidos, como al ocio de los
niños, fundamental también para el desarrollo personal de
los pequeños.
Muchos de ellos son capaces de aprender en un aula “normal”
junto al resto de alumnnos siempre que tengan el nivel
intelectual adecuado, el apoyo y los medios suficientes.
“Apostamos por la integración”, dice Moreno, “aunque eso no
solo depende de nosotros, también hace falta voluntad
política, económica y de sus compañeros
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