Miguel Ángel Fernández Molina (Ceuta, 1968) es licenciado en
Derecho, abogado especializado en relaciones de la pareja y
de hecho es el tutor de la Escuela de Prácticas del Ilustre
Colegio de Abogados de Ceuta en materia de Derecho
Matrimonial.
Está especialmente sensibilizado en el asunto. Actualmente
está separado y tiene cuatro hijos (una niña y tres niños) y
otra pequeña que viene en camino. Sus edades son 17, 11, 7 y
4 años.
Advierte que el Punto de Encuentro Familiar (PEF) de Ceuta
es un órgano de mediación que en teoría depende del
gobierno, no directamente de los juzgados, que por cierto,
colaboran directamente.
Desde su perspectiva, el PEF cumple una función básica en
las circunstancias que se plantean cuando se producen
situaciones problemáticas de parejas que tienen hijos. En el
PEF se puede recoger o dejar a los niños en un ambiente de
tranquilidad en el que se evitan, por otra parte, denuncias,
incumplimientos, insultos, vejaciones y episodios violentos.
Afirma que la gran mayoría de separaciones o divorcios que
se producen en Ceuta tienen como protagonistas a los niños.
El hecho de la sepraación se produe en todos los segmentos
poblacionales de la ciudad, aunque constata que los hindúes
son los que menos se separan.
“La gran mayoría de los procesos de separación o divorcio
suelen ser traumáticos. No obstante, suelen ser de mutuo
acuerdo, por lo que ello se traduce en prodecimientos menos
traumáticos y, por cierto, más baratos”, explica. Los
procesos con abogados que concluyen en lo contencioso son
los menos.
Así, no hay vistas habitualmente. Se redacta un convenio que
negocian los abogados de ambas parates, se revisa el
convenio, se firma por ambas partes, se envía la demanda al
juzgado y si está todo conforme se cita a las partes para la
ratificación.
En 2005 se acabó, con la reforma del cuerpo legal, el tener
que argumentar razones para divorciarse. El procedimiento se
puede empezar sólo tres meses después del matrimonio.
“Los niños lo viven muy mal. Ellos tienen su ideal: el
padre, la madre, los hijos, todos juntos y felices”,
profundiza en el asunto. Es cierto que en los procedimientos
judiciales, todos los implicados -jueces, fiscales,
abogados...- mantienen una especial sensibilidad con la
cuestión que atañe a los menores, puesto que “siempre prima
el interés” de los niños.
“De hecho, los fiscales son garantes del menor, aunque al
final la mayoría de los procesos de ruptura se reducen a
meras cuestiones económicas, patrimoniales, pero siempre
intentando que no sean perjudicados los niños. Lo cierto es
que salen perjudicados en todos los casos: sí o sí”, indica
con vehemencia Miguel Ángel Fernández Molina.
No obstante indica que en casos en los que las relaciones
entre la pareja que se va a disolver son “muy civilizadas,
se entiende que están mejor separados que juntos. En este
sentido, es posible que quizá los niños puedan incluso
llevarlo muy bien. A eso se refiere la custodia compartida,
cuando la situación se desarrolla de la manera más
civilizada posible”, asevera.
En todo caso, cuando se produce el hecho de la custodia
unilateral es cuando se producen más problemas. Fernández
Molina se muestra “partidario acérrimo de la custodia
compartida. Se acabarían los incumplimientos en torno a los
niños, pagos de pensiones, las denuncias absurdas... Se
produce además una descarga de trabajo en los juzgados”.
Aún a riesgo de ser “políticamente incorrecto”, Miguel Ángel
Fernández Molina explica que “el noventa por ciento de las
denuncias por malos tratos son falsas. Se efectúan para
obtener ventajas en procedimientos de separaciones o
divorcios. Lo preocupante -añade- es que la mujeres
realmente maltratadas no denuncian. El Estado ayuda a las
mujeres maltratadas. Papá Estado. Pero también se produce
trato discriminatorio para el hombre. Entiendo que la
discriminación positiva no deja de ser discriminación. Todos
somos iguales ante la Ley, y éso está muy claro en el
artículo 14 de la Constitución”.
Cuando la separación llega a los juzgados de primera
instancia, lo cierto es que los menores no suelen ser
llamados a declarar: “sólo en muy raras ocasiones. Yo no los
llamaría”. Se entiende que son casos de niños menores de
doce años.
En todo caso, se puede realizar una “exploración” del menor
ante el juez y el fiscal, sin la presencia de los abogados y
de los padres. “Llamar a declarar a un niño es ponerlo en
una tesitura bestial. Jamás he llevado a un menor a declarar
contra su padre o su madre. Me parece que es hacer pasar a
los niños por un calvario, más de lo que lo están pasando”.
La legislación actual en materia de Derecho Matrimonial “en
principio no es mala, pero la aplicación no se hace
correctamente”, indica. En torno a la mediación familiar por
parte de un experto, para Fernández Molina, indica que sería
“perfecto” puesto que se reúne a las partes para intentar
llegar a un acuerdo cuando las posturas son encontradas. En
Ceuta no existe dicho servicio. En torno a la custodia
compartida, Miguel Ángel Fernández Molina recuerda que “en
teoría se va a modificar”. En junio, el ministro de
Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, indicó que se iba a crear
una comisión legislativa para explorar posibilidades. Por el
momento, no es preferente sobre la custodia unilateral, sino
que se estudia “caso a caso. Pero la ley debe ser clara,
puesto que se da lugar a interpretaciones”. Actualmente, sin
embargo, hay tres fueros -Aragón, Cataluña y Valencia- que
dan preferencia a la custodia compartida.
Desde la perspectiva del experto, Cataluña es, con mucho, la
zona del país más avanzada en cuanto a la aplicación
preferencial de la custodia compartida: “tienen la mejor
jurisprudencia en cuanto a separaciones, divorcios y
custodias. Las mejores sentencias en materia de Derecho
Matrimonial las dictan los jueces catalanes”.
Volviendo al Punto de Encuentro Familiar, Fernández Molina
opina que es un lugar “idoneo. Se han evitado muchas
denuncias. Los jueces no se complican la vida y hacen bien.
Cuando se pide acceso al Punto de Encuentro Familiar lo
dictan”.
Sigue defendiendo la idoneidad de la custodia compartida
frente a la unilateral: de hecho, ésta última “modifica la
conducta de los hijos. Se suele dar el caso de que el niño
es bombardeado diciéndole que su progenitor les ha dejado.
Se machaca al niño y éste llega a creer que el padre es el
demonio”.
Está comprobado que existen dos tipos de síndrome: la
alienación parental y el de la “madre maliciosa. El primero
consiste en llevar al niño a tu terreno, para que pierda el
contacto. El segundo debería cambiarse de nombre y llamarse
progenitor malicioso. No tiene sexo. Habitualmente consiste
en poner pegas para que no se lleve a cabo el régimen de
visitas a los niños. Normalmente, el síndrome de la madre
maliciosa concluye en una alenación parental”.
La cuestión patrimonial es también muy influyente: “la
mayoría de los hombres se quedan tiesos. Éso agrava la
situación. Debería cambiarse la ley y establecer cuantías.
Actualmente, la Fiscalía solicita trescientos euros por
niño, salvo en circunstancis excepcionales”, explica el
experto.
Ahora bien, la situación patrimonial, indica Miguel Ángel
Fernández Molina, incluye también en los casos de custodia
compartida: “es correcta cuando los padres tienen el mismo
nivel económico. De no ser así, es imposible. En eso sí
alabo el gusto a jueces y fiscales”, concluye el abogado
especializado y tutor de la Escuela de Prácticas del Ilustre
Colegio de Abogados de Ceuta en materia de Derecho
Matrimonial.
|