La madeja de los planes de empleo
se deshace in extremis. Cuando apenas quedan dos meses para
que termine el año, y por tanto el plazo para que el
programa esté en marcha, la Ciudad anuncia que finalmente el
Estado mantendrá la titularidad de la convocatoria y que
esta se hará “en los primeros días de noviembre”. Atrás, muy
atrás, en concreto en enero, queda la voluntad del Gobierno
local y la Delegación de transferir a la primera los planes
que gestionaba la segunda a través de la ya desaparecida
Unidad de Promoción y Desarrollo (UPD). Como quiera que
ahora ya no existe esa unidad, se presupone, como se dejaba
caer ayer en la nota de prensa del Ejecutivo local, que la
gestión o al menos “una parte muy importante” corresponderá
a la Administración local. Todo con premura, eso sí, y por
culpa dicen de la aprobación tardía, en junio, de los
Presupuestos Generales del Estado 2013.
|
|
Encontrar el nombre de esa
enfermedad rara |
Si ya de partida no es fácil estar
enfermo, aún más complicado es cuando esa dolencia no tiene
nombre, cuando encontrar un diagnóstico es una carrera de
obstáculos. Es ese el camino por el que han pasado aquellos
a los que se les ha detectado una enfermedad rara, que es
como se denomina a esas patologías que tienen menos de un
afectado por cada 2.000 personas y las que se tardan una
media de cinco años en diagnosticar. Una suma de
inconvenientes a los que hay que añadir que la mayoría son
pacientes polimedicados. Por todos estos parámetros, la
investigación de las enfermedades raras es esencial. El
primer paso es catalogarlas, pero aún queda mucho por hacer
para que aunque sea rara, el enfermo no se sienta solo.
|
|
|