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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 17 DE OCTUBRE DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

Locuciones y frases hechas andaluzas
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Hay frases hechas, tan andaluzas, que uno las sigue conservando en la alacena de la memoria por haberlas oído desde que tuvo uso de razón. Locuciones que estaban en boca del pueblo llano y que se repetían sin cesar en casa de vecinos, en los mercados, en las tabernas, en los partidos de fútbol, y en los espectáculos taurinos. Y, desde luego, en celebraciones de dichos, bautizos y casorios.

Expresiones que con el paso del tiempo fueron cayendo en desuso y que acabarán, si no lo remedia quienes deben, desdibujándose del todo. Viene a cuento referir esta situación, porque el domingo pasado, mientras esperaba turno en un almacén de comestibles, de mi barrio, una señora hablaba con otra y, dada la estrechez del local, resultaba imposible no oír lo que decía.

-Yo prefiero tener una habitación solita, con mi cama y mi mesa camilla, que irme a vivir con mi hijo y aguantar a mi nuera. Lo mejor, desengáñate, Pepa, es tener una su “rincón de casa”.

Tener un rincón de casa, significa entre la gente modesta, tener un techo bajo el que cobijarse. Mi abuela, cuando pasaba por cualquier mal momento, solía pronunciarse: “Yo no le pido mucho a la vida. Pero eso sí, que no me falte un rincón de casa”.

Ese Fulano tiene tripas por estrenar. La segunda vez que llegó a mis oídos, quise saber qué quería decir lo de las tripas por estrenar. Y me pusieron al tanto. Se dice de un individuo que es reservado y callado, pero del que se sospecha que oculta malas intenciones o se espera de él alguna mala faena.

Cuando el estraperlo de la posguerra estaba en auge, raro era el día en que los niños no oíamos a los mayores decir que al almacenero de la esquina le había “entrado el cuerpo en caja”. O sea, que tras pasar mucho miedo por la visita de los agentes de la Fiscalía, había vuelto a recobrar la tranquilidad después del susto.

De los gordos ricos, ricos además que no daban ni las gracias, se decía que estaban criados a la sombra. Lo cual significaba estar gordo, porque los cochinos criados a la sombra engordan más que los que se crían a pleno sol, ya que la inmovilidad de la corraleta o cochinera engorda, como toda vida sedentaria.

Estar hasta las trancas. Niño que se ha hecho caca y se ha embadurnado con ella. Por similitud, individuo que está agobiado por las deudas u otros conflictos. Si es político, bien podría llamarse Rajoy o… bueno, tengamos la fiesta en paz.

Lo de más cumplido que un luto, lo entendí muy pronto. En mi pueblo, le sumábamos el adjetivo alicantino. Porque a éstos les duraba el luto riguroso, toda una vida. La frase se refería a las personas excesivamente protocolarias, y cursi en sus relaciones con los demás, por demasiadas ceremoniosas. Podría poner un ejemplo evidente de Ceuta. Pero no me atrevo. Porque manda tela marinera. Y hay que tener mucho tiento con él.

La primera vez que supe que alguien de mi pueblo tenía un quebradero de cabeza. Pensé que eso podía quitarse con una aspirina. Pronto me sacaron de mi error. El quebradero de cabeza significaba tener relaciones ilegítimas. “Don Pedro tiene un quebradero de cabeza con una fulanita del barrio de Fonseca”.

Juntar chinita con los pies. Preparar disimuladamente una traición. “Aunque creas que Juan es amigo tuyo no te fíes mucho porque creo que te está juntando chinita con los pies”.

Lo dije en su momento y… acerté. Eso me ocurre por saber más que los ratones coloraos.
 

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