El asunto no es nuevo y mucho me
temo que no terminará aquí, tampoco, aunque no debiera ser
excesivamente complicado terminar con ello.
Sea como sea, el sector del taxi, que no vive su mejor
momento ahora, tiene un “caballo de batalla”, desde hace
tiempo y que no es capaz de echar fuera definitivamente.
Es cierto que la situación económica del momento hace a más
de uno buscar todos los recovecos posibles para sacar unos
cuantos euros que le permitan vivir, pero en esta
“profesión” se están equivocando y lo peor es que, cualquier
tipo de percance podría hacer un daño irreparable al cliente
que, naturalmente, está en un servicio “no público”.
Con estos “competidores” los taxistas se están encontrando
con que la clientela potencial va a la baja y los impuestos
que el taxista tiene que pagar son los mismos, si es que no
más altos.
Y es que, de una manera clandestina e ilegal, día a día,
unos van robando pasajeros y los taxistas los van perdiendo
y que, curiosamente, todos esos pasajeros especiales van en
una dirección similar, la frontera del Tarajal.
De momento, algo queda claro, la ruta es sólo esa, o al
menos es lo que parece, con lo que los servicios de
vigilancia lo deben tener más fácil que si fuera desde
cualquier lugar y hacia cualquier parte de la ciudad.
Hay más, desde hace tiempo se está trabajando sobre esta
piratería y ya se controlan docenas de matrículas que hacen
más fácil la intervención de la Policía Local. Algo es algo.
Las redadas se suceden, se han sucedido, pero el contrapunto
llega cuando a los pocos días de haber cogido a alguien la
actividad se vuelve a repetir. El fraude sigue ahí y parece
que es imposible detenerlo.
Ahora bien, no sé si esa piratería se queda en recoger unos
clientes o si lleva aparejado algo más que no se sepa,
porque la actividad de esos “taxis piratas” parece que no da
mucha rentabilidad, se habla de 15 a 20€ por dos horas de
trabajo, cosa que no debe merecer la pena para el riesgo que
vienen corriendo.
¿Qué hay detrás de esta piratería?. El precintado y retirada
del vehículo en caso de descubrirse el fraude es mucho más
grande que los posibles 400, 500 o 600€ al mes que se pueden
recaudar con esta piratería. Las dudas empiezan a surgir
cuando se analizan los hechos y sus posibles consecuencias.
El mucho tiempo que hay quien lleva ejerciendo esta
actividad ha hecho que ya, además de las matrículas se
conozcan, casi milimétricamente, cuales son las zonas en las
que “trabajan” estos “servicios no públicos” para ir
recogiendo a su clientela.
Ahí tenemos, una vez más, una economía sumergida, con
competencia desleal que no es que saque mucho, pero que sí
resta clientela y ganancias a los auténticos profesionales,
que pagan impuestos.
Las quejas que, en repetidas ocasiones, han presentado,
desde el sector del taxi, hasta ahora no han tenido una
respuesta positiva y concluyente, pero ya es importante
saber los lugares en los que se hacen estos tipos de
servicios, para encaminarse a la frontera.
Se ha tardado en dar en la diana, esperemos que conociendo
los horarios y los lugares de “carga y descarga”, se pueda
atajar esta práctica, de ahora para siempre.
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