Antes de compartir con ustedes
algunas reflexiones sobre los Presupuestos Generales del
Estado presentados en los últimos días por el Ejecutivo de
la nación para el próximo ejercicio, debo señalar que aún
arrastramos importantes deudas respecto a los anteriores. El
término déficit público tantas veces mencionado describe una
situación en la que los gastos realizados por el Estado en
su conjunto (administraciones públicas, comunidades
autónomas y ayuntamientos) superan a los ingresos no
financieros. El déficit público de España alcanzó el 8,5%
del PIB en el ejercicio 2011, el tercero más alto de la
Unión Europea.
Esta circunstancia y no otra han obligado al Gobierno de
España en el marco comunitario actual a elaborar unos
Presupuestos austeros puesto que, deben responder en primer
lugar a la necesidad imperiosa de reducir las cifras
actuales de déficit público, cumpliendo de esta manera con
los compromisos adquiridos con nuestros socios comunitarios
y al mismo tiempo, generando la confianza necesaria en los
mercados internacionales. Un ejercicio más debemos asumir
unas medidas cuya única intención es dirigir en el menor
tiempo posible al país a la senda del crecimiento económico
y con el, a la generación de empleo sin olvidar las tan
necesitadas políticas sociales.
Quienes nos han traído a la actual situación económica se
afanan en convencer infructuosamente a la ciudadanía
respecto a su falta de responsabilidad en las circunstancias
actuales. Los españoles somos plenamente conscientes que el
partido socialista dominó ayuntamientos, diputaciones,
autonomías y Gobierno central en los últimos años, el mapa
de España estaba tintado de rojo salvo por algunas
excepciones. El primer Ejecutivo socialista encontró las
cuentas públicas del Estado totalmente saneadas, ocho años
después, España sufre las consecuencias directas de poseer
un déficit público del 8,51% del PIB es decir, nuestro país
debía 91.344 millones de euros.
Con estas cifras, los actuales responsables socialistas, los
mismos que acompañaron a José Luis Rodríguez Zapatero en los
últimos ocho años, exhortan a centrales sindicales,
asociaciones y organizaciones “progresistas” a tomar la
calle contra el Gobierno legítimamente elegido hace menos de
un año. Movilizaciones, concentraciones, protestas y
manifestaciones que capitalizan las portadas de los medios
de comunicación nacionales e internacionales mostrando la
intransigencia de quienes no han sido capaces de asumir el
veredicto ciudadano a la gestión desarrollada desde el
Gobierno de España a imagen y semejanza de épocas pasadas.
Como no podría ser de otra manera, los Presupuestos
Generales del Estado vuelven a ser austeros puesto que, el
objetivo prioritario del Ejecutivo Central es reducir las
cifras actuales de déficit público, cumpliendo con los
compromisos adquiridos con nuestros socios comunitarios y
devolviendo la confianza a los mercados internacionales en
nuestra economía. Resumiendo, los Presupuestos incluyen
importante reducciones en las subvenciones públicas
destinadas a sindicatos y partidos políticos, ajustes
importantes en inversiones y gastos corrientes de los
diferentes ministerios, pero se incrementan aquellas
partidas dirigidas a las políticas sociales. Sin ninguna
duda, son los presupuestos que necesita España para la
recuperación definitiva.
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