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OPINIÓN - DOMINGO, 14 DE OCTUBRE DE 2012

 

OPINIÓN / SNIPER

La independencia de Argelia
y los gases sobre el Rif

 


José Luis Navazo
yebala07@yahoo.es

 

Este año se celebra el cincuentenario de la sangrienta independencia de Argelia, en la que ambos contendientes, las guerrillas del FLN y el ejército francés (no solo la OAS), recurrieron abiertamente a las torturas y el terrorismo. Tras los Acuerdos de Evián (19 de marzo de 1962), armisticio con varias cláusulas secretas, Argelia conquista su independencia el 5 de julio, convirtiéndose en una República Democrática Popular dirigida por un partido único, el Frente de Liberación Nacional (FLN). Ben Bella es elegido presidente, manteniéndose como tal y pese a las insurrecciones bereberes de la Kabilia (Ait Ahmed) hasta el golpe de Estado de 1965 dado por el Consejo Revolucionario, dirigido por el coronel Bumedian. Entre las matanzas seguidas tras la marcha a la metrópoli de los “pied noirs” y las tropas francesas, destaca por su salvajismo el genocidio sistemático de los “harkis” y sus familias (tropas argelinas afectas a Francia), cerca de doscientas mil personas, por parte de las nuevas autoridades de Argel. Años más tarde, en la década de los noventa y tras la disolución del FIS (Frente Islámico de Salvación), el GIA y otros grupos terroristas de corte islamista “pagaron” al gobierno argelino con la misma moneda que los antiguos cuadros del FLN emplearon con la población civil, tanto francesa como argelina partidaria de la continuidad de su integración en Francia. ¿Por qué París permitió cobardemente y guardó un silencio obsceno frente al exterminio sistemático de los leales “harkis” y sus familias…? Quizás la respuesta anide en que hasta cinco años más tarde, con la complicidad primero de Ben Bella y luego de Bumedian, el ejército francés mantuvo en el Sáhara argelino cuatro bases militares secretas desde las que experimentó sin cortapisas tanto con armamento nuclear, como biológico y químico. Las consecuencias aún se desconocen, siendo lícito preguntarse si los ensayos y explosiones atómicas pueden haber llegado, por efecto de los vientos dominantes y las lluvias, al norte de Marruecos (Rif) donde como es sabido, las tasas de cáncer son las más altas del país. Por ejemplo, la base secreta de guerra químico-biológica B2-Namou, construida en 1935 está a unos 400 kms. al sur de Ujda; antes de 1945 se ensayó en la misma con peste y ántrax y posteriormente con gas mostaza y fosgeno. Lo curioso es que, pese a ser abandonada en 1967 por el ejército francés, sus instalaciones siguieron en funcionamiento y en el mayor secreto bajo el control de la sociedad civil Sodeteg (filial de Thomson) hasta su cierre, ¡en 1981!.

En cuanto a los ensayos atómicos y aun siendo más conocidos los llevados a cabo en Muroroa (atolón de Tuamotu), en la Polinesia francesa, en el Hoggar argelino Francia experimentó con hasta 17 explosiones nucleares, cuatro aéreas alrededor de Reggane y trece subterráneas en In Ekker, polígono de ensayo situado a unos 150 kms. al este de Tamanrasset, la última todavía el 16 de febrero de 1966, cuatro años después de la independencia argelina. Uno de los países en protestar por la cercanía y las eventuales consecuencias de las pruebas nucleares francesas, realizadas con tan poco seguridad para la población local como demuestra el hecho que incluso efectivos militares fueron irradiados, fue precisamente Marruecos.

Sabido es que, tras el Desastre de Annual en 1921, el ejército español utilizó contra la independentista República del Rif cierta cantidad de pequeñas bombas de aviación (y también de artillería) cargadas con iperita (gas mostaza), achacándose a ello y sin ningún fundamento científico la alta tasa de cáncer en la región. Especialistas como el doctor Ibrahim El Gueddari, del Instituto Nacional de Oncología de Rabat, entienden que no hay ninguna relación causa efecto en este sentido. Ahora bien: ¿pudieran los ensayos franceses de guerra química y nuclear haber “rebotado” de alguna forma alcanzando a la población del Rif…? La hipótesis no es desdeñable como en otro momento analizaremos. Otra sustancia altamente cancerígena con la que si se bombardeó la región en la rebelión rifeña de 1958-1959 es el napalm, lanzado profusamente desde aviones y helicópteros facilitados por Francia y los Estados Unidos al ejército regular marroquí, las Fuerzas Armadas Reales (FAR), dirigidas entonces por el príncipe (y futuro rey) Muley Hassan, efectivos que se emplearon con saña sobre la población rifeña (mujeres y niños incluidos) llegando a entrar con lanzallamas en los aduares, provocando varios miles de muertos. Visto.
 

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