E l experto Jesús Núñez es el autor de una semblanza sobre
los orígenes de la presencia de la Guardia Civil en Ceuta.
Por Real orden circular del Ministerio de la Guerra, de
fecha 1 de julio de 1898, se creó para prestar su servicio
peculiar la primera unidad de la Guardia Civil con
residencia fija en Ceuta, siendo su jefe el primer teniente
José Leardi de los Santos Reyes. Ésto es, la Guardia Civil
está situada en Ceuta oficialmente desde hace 115 años.
La Guardia Civil llegó por primera vez al norte de Africa en
el mes de noviembre de 1859 al objeto de prestar el
denominado servicio de campaña o policía militar en las
fuerzas expedicionarias españolas que allí se proyectaron
con ocasión de la denominada Guerra de Africa, regresando a
la península una vez finalizada la misma en la primavera del
año siguiente.
Hubo que esperar hasta la Guerra de Melilla en 1893 para que
la Guardia Civil volviera al norte de Africa acompañando
nuevamente a los ejércitos expedicionarios, si bien esta
vez, finalizado el conflicto, una sección se quedó destacada
en dicha plaza española prestando el servicio peculiar del
Instituto.
Dos años más tarde y a propuesta del comandante general de
Melilla, una Real Orden de 7 de marzo de 1896, confirmada
por otra de 22 de septiembre, aprobó presupuestariamente la
presencia de una Sección fija de la Guardia Civil, compuesta
por 1 segundo teniente, 1 sargento, 2 cabos, 2 guardias
primeros y 20 guardias segundos, que continuaría dependiendo
de la Comandancia de Málaga y afecta a su 16º Tercio.
Todavía para entonces ninguna unidad del Instituto se
encontraba destacada en Ceuta si bien había sido solicitada
su presencia por los comandantes generales de la época, al
objeto de reemplazar a los efectivos militares del Cuerpo de
Orden Público que por entonces asumía misiones similares.
Viéndose el buen rendimiento de dicha Sección en Melilla se
decidió, con ocasión de un aumento de 3.461 hombres en los
presupuestos del año económico 1898-99 para la Guardia
Civil, que alcanzaba así una plantilla de 18.970 hombres, la
creación mediante Real Orden circular del Ministerio de la
Guerra de 1 de julio de 1898, una Sección fija en la plaza
de Ceuta.
Dicha unidad, mandada por el primer teniente José Leardi de
los Santos Reyes, se componía de 1 sargento, 2 cabos, 2
guardias primeros y 30 guardias segundos de Infantería. Pasó
a depender de la Comandancia de Cádiz, mandada por aquel
entonces por el teniente coronel Manuel de la Barrera Caro y
Fernández, veterano de las campañas de Cuba, quedando
encuadrada a su vez en el también recién creado 18º Tercio
cuya cabecera se había ubicado en la capital gaditana y para
cuyo mando fue destinado el coronel José Luis Gay González,
veterano de las campañas de Filipinas.
Ello motivó al día siguiente, mediante otra Real Orden de 2
de julio, la supresión de la sección de Orden Público que
hasta entonces existía en Ceuta, pasando el oficial y tropa
que la constituían a sus respectivos cuerpos militares de
procedencia y debiendo entregar su acuartelamiento a la
nueva sección de la Guardia Civil.
Las múltiples competencias que empezó a asumir en Ceuta y su
extenso campo exterior al suprimirse la Sección de
Guardabosques, motivaron que poco tiempo después se
convirtiera en Compañía, que mandada por el capitán Eugenio
Moro Pacheco, veterano de Cuba, pasó a ser la 40 de la
Comandancia de Cádiz. Así por real orden circular de fecha
23 de abril de 1900, se fijó su plantilla en 1 capitán, 2
primeros tenientes, 1 segundo teniente, 5 sargentos, 4
cabos, 4 guardias primeros y 50 guardias segundos .
Por real orden de 30 de marzo de 1901, confirmada por otra
de 3 de junio, se estableció que a partir de la revista del
mes de abril, la plantilla del personal de tropa de la
Compañía de Ceuta aumentara ligeramente, quedando fijada en
2 sargentos, 8 cabos, 3 cornetas, 4 guardias primeros y 48
guardias segundos, manteniéndose el mismo número de
oficiales.
Sin embargo poco después y como consecuencia de las
necesidades de aumento de plantilla surgidas en las
comandancias de Huelva, Jaén y Orense se dictó una real
orden circular de 12 de octubre de 1901, mediante la que se
reducían drásticamente los efectivos del Instituto en Ceuta,
a una Sección de Infantería que quedó con una plantilla
compuesta por 1 primer teniente, 1 sargento, 2 cabos, 1
corneta, 2 guardias primeros y 24 guardias segundos.
A pesar de ello, la presencia de la Guardia Civil en Ceuta
se siguió mostrando muy eficaz tanto en el mantenimiento de
la seguridad pública como en la represión del contrabando de
armas y cualquier otra actividad ilegal, prestándose
asimismo el servicio de policía militar a las unidades del
Ejército que allí se encontraban.
Ejemplo de ello es la constancia en 1911 de dos
felicitaciones del teniente general Vicente Martítegui y
Pérez de Santa María, director general de la Guardia Civil,
por otros tantos servicios relevantes que tuvieron por
principal protagonista al primer teniente Arturo Blanco
Horrillo, quien acompañado de dos de sus guardias, se
internó en territorio enemigo para recuperar varias cabezas
de ganado que le habían sido sustraídas al Ejército
volviendo a Ceuta con ellas así como por la detención de un
indígena que se dedicaba a falsificar moneda española de dos
y una peseta.
Siempre según los datos compilados por Jesús Núñez, en 1912
y tras reiteradas peticiones del comandante general de Ceuta
ante el Ministerio de la Guerra, la situación creada por las
operaciones militares llevadas a cabo en la región del Kert
y la inminente implantación del Protectorado de España en
Marruecos, se concedió por una real orden circular de 1 de
junio, un aumento de 40 guardias civiles más de Infantería
para prestar servicio. De esta forma volvió a constituirse
en Ceuta una compañía de la Guardia Civil, que pasó otra vez
a ser la 4ª de la Comandancia de Cádiz.
La plantilla de dicha unidad quedó fijada en 1 capitán, 2
primeros tenientes y 1 segundo teniente, siendo todos ellos
plazas montadas, así como 3 sargentos, 6 cabos, 3 cornetas,
4 guardias primeros y 54 guardias segundos, es decir en
total 74 hombres, efectivos todavía insuficientes para las
misiones y competencias encomendadas. Los dos nuevos
oficiales fueron el capitán Juan Vara Terán y el primer
teniente Isidoro López de Haro.
Dicho aumento no implicó variación en la plantilla
presupuestaria general del Instituto sino que motivó la
disminución de las plantillas de otras unidades.
Concretamente estos dos nuevos oficiales se obtuvieron del
Negociado de Incidencias de Ultramar mientras que el resto
de las clases y guardias se dedujeron de las comandancias
peninsulares.
El capitán Vara, con su plana mayor y una de las tres
secciones, estableció su residencia en la misma ciudad de
Ceuta. Dicha sección pasó a encargarse de la seguridad
pública de la plaza y su campo exterior mientras que las
otras dos procedieron a distribuirse en destacamentos por
los campamentos del Ejército al objeto de prestar el
servicio de campaña.
Mientras en la Península continuaban las agitaciones
sociales, constantemente ensangrentadas por atentados
terroristas de los anarquistas que habían asesinado el 12 de
noviembre de 1912 al presidente del gobierno, José Canalejas
Méndez, las tropas ceutíes del general de división Felipe
Alfau Mendoza, entraban pacíficamente el 19 de febrero de
1913 en Tetuán, capital del nuevo Protectorado, siendo la
Guardia Civil testigo de excepción al constituir la escolta
personal de dicha autoridad militar.
Días después por Real Orden de 27 de febrero, fruto de las
reiteradas peticiones de seguir aumentando la plantilla del
Instituto así como consecuencia de la ocupación de Tetuán y
el inicio del despliegue en el Protectorado, se dispuso que
la plantilla de la 4ª Compañía de la Comandancia de Cádiz
aumentase en 40 guardias civiles de Caballería y 36
caballos.
La vigilancia de la compleja orografía del campo exterior de
Ceuta hicieron imprescindible poder contar con fuerzas
montadas, ya que hasta entonces allí sólo los oficiales
disponían de caballos para vigilar el servicio, realizándolo
a pie las clases y tropa. El mando de la nueva sección de
Caballería fue encomendado al primer teniente Bernardo
Sánchez Visaires.
La Guardia Civil ceutí pasó a partir de entonces a estar
integrada por 114 hombres: 4 oficiales (1 capitán, 2
primeros tenientes y 1 segundo teniente), 70 clases y tropa
de Infantería (3 sargentos, 6 cabos, 3 cornetas, 4 guardias
primeros y 54 guardias segundos ) y otros 40 de Caballería
(2 sargentos, 4 cabos, 1 trompeta, 3 guardias primeros y 30
guardias segundos).
Asimismo y por primera vez se hizo constar en la mencionada
Real Orden, que “la voluntad de S. M. era que todos los
individuos que se destinaran a dicha compañía mixta, fueran
solteros o viudos sin hijos, a excepción de los sargentos,
cabos y guardias primeros, que podían ser casados, si no los
hubiera solteros”. Tan curiosa disposición, estaba motivada
por la dificultad que existía en Ceuta y su entorno para
poder albergar a las familias y para propiciar una mayor
permanencia en la unidad, ya que el personal casado al no
poder llevarse allí a la familia terminaba solicitando el
regreso a la Península.
Aunque la misión principal de la Guardia Civil ceutí no era
la de combatir en primera línea, no dejó de distinguirse en
los hechos de armas. Así por ejemplo, por su valerosa
conducta en la ocupación de unas posiciones próximas a
Ceuta, se concedió por Real Orden circular de 15 de abril de
1913, la cruz de plata del mérito militar con distintivo
rojo al sargento Miguel García Herrera; cabos Antonio Crespo
Valdivielso y José León Fardán; guardia primero Victoriano
García Romera; y guardias segundos José Torres Barca,
Alfonso Díaz Brosard, José Escoto Orozco, José Bailac
Rodríguez, Juan Lopera Ruiz, Miguel Vázquez García, Tomás
Alonso Figueroa, Francisco Ponce Gil, Jerónimo Caracuel
Auñón y Ramón Peña Martín.
Poco después uno de los cuatro cabos de Caballería moría a
consecuencia de las heridas sufridas el 21 de mayo en una
emboscada cuando prestaba servicio nocturno de vigilancia en
la carretera que unía la plaza de Tetuán con el destacamento
de “El Rincón”, distante de 12 kilómetros. Se trataba del
cabo Tomás Martín Sierra, un veterano y condecorado héroe de
las campañas de Cuba en donde se había distinguido en
numerosos combates por su acreditado valor cuando formaba
parte del escuadrón de caballería de la Comandancia de la
Guardia Civil de Vuelta Abajo.
Tres meses después, en la madrugada del 2 de agosto, moría
en otro enfrentamiento armado el guardia civil Andrés
Orellana Zamudio, quien por real orden de 30 de julio de
1914 fue ascendido al empleo de cabo por su valor
acreditado.
No habían transcurrido más que quince años desde la
implantación del Instituto en esa plaza africana,
perteneciente a la corona española desde 1581, y ya formaba
parte indisoluble de la misma.
Tales fueron los inicios de la presencia oficial por Real
Decreto, de la Guardia Civil en Ceuta, que en 2012 ha
cumplido sus primeros 114 años.
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