El Año de la Fe ha sido convocado por el Papa Benedicto
XVI, para el 11 de octubre, coincidiendo con el cincuenta
aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y
concluirá el 24 de noviembre de 2013, festiidad de
Jesucristo Rey del Universo. Precisamente, para inaugura de
forma oficial y solemne en la Diócesis de Ceuta este Año de
la Fe, acudió hasta la ciudad el obispo de Cádiz y Ceuta,
monseñor Rafael Zornoza Boy, quien fue el encargado de
celebrar en la Seo Septense, junto con los sacerdotes,
diáconos, personas consagradas, familias, movimientos,
asociaciones, hermandades, cofradías y fieles en general una
solemne Misa. Para dar a conocer más en profundidad el
sentido de este año de la fe, el obispo concedió una
entrevista a EL PUEBLO.
El obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, monseñor Rafael
Zornoza Boy, acudió ayer a Ceuta para celebrar en la Santa
Iglesia Catedral una Solemne Misa con la que inaugurar de
forma oficial el año de la Fe que hace un par de días abrió
Su Santidad el Papa Benedicto XVI. La Misa se celebró a las
12.00 horas en la Seo Septense y en la misma participaron
los sacerdotes, diáconos, personas consagradas, familias,
movimientos, asociaciones, hermandades, cofradías y fieles
en general.
Pregunta.- Hoy se encuentra en Ceuta para iniciar en la
ciudad el año de la fe. ¿Qué es exactamente el año de la fe
y cuáles son los objetivos marcados por la Iglesia para este
nuevo curso?
Respuesta.- El Papa ha propuesto celebrar el año de la fe
con la oportunidad del cincuenta aniversario del inicio del
Concilio Vaticano II y la coincidencia con el veinte
aniversario de la promulgación del catecismo de la Iglesia
Católica, el cual se hizo como el último documento del
Concilio y recogiendo los frutos y la enseñanza del
Concilio. Entonces, lo que el Papa propone para toda la
Iglesia, en la apertura que él mimo realizó antes de ayer,
es más bien un año de experiencia interior. No es tanto un
asunto de grandes eventos ni grandes celebraciones, no
quiere ser una cosa hacia fuera vistosa. Habrá que tener
celebraciones porque entre otras cosas los cristianos
celebramos todo con la Eucaristía y alavando a Dios, y al
final eso nos congrega siempre en algún sitio y hay una
celebración, pero pretende ser un impulso interior.
¿Qué proponemos nosotros?, pues bien el Papa ha dado ya
indicaciones, sobre todo aprovechando el Concilio y la
efemérides del catecismo como decía, pues que haya una
lectura nueva del Concilio, que se profundice en el
catecismo, no es decir nada nuevo, pero todo el mundo tiene
conciencia que hay mucha ignorancia. Entre que los sistemas
educativos han cambiado, los sistemas pedagógicos, estamos
ahora todavía discutiendo el Plan Bolonia como se lleva a
cabo, en España han sido planes de Educación, la gente habla
de mejor o peor formación según las épocas... El caso es que
hace falta volver también a los contenidos de la fe y a la
experiencia interior personal de la fe, pero ninguna de las
dos solas. Hay gente que se siente muy cerca de Dios, sobre
todo cuando lo pasa mal, que entonces recurrimos enseguida y
tiene una experiencia de consuelo y ayuda de Dios, e incluso
de oración pero sin embargo confunde una cosa con otra, es
muy difícil vivir bien la fe cuando no se conoce y se
profundiza un poco en ella.
Nosotros, como Iglesia Diocesana, vamos a proponer también
algunos caminos de renovación, con muy pocas celebraciones.
Aquí por ejemplo, esto es como un pistoletazo de salida,
como la campanada para que se entere la gente y se
despierte, pero después como siempre, vendré al comienzo del
Adviento para mantener un encuentro entre sacerdotes, laicos
y consejos pastorales, para darles consistencia y un pequeño
empuje a todo el trabajo que debería estar en marcha, y
luego Dios dirá.
Si nos gustaría que haya un signo importante de caridad, que
no se cual (risas). Le explico, he querido consensuarlo. Se
lo he presentado a Cáritas, y lo están estudiando; se lo he
dicho a todas las Hermandades y Cofradías, que lo han
acogido estupendamente. Yo creo que sería bonito y
representativo que todos a la vez, unos con ayudas
económicas, otros con un local, otros con voluntariado,
pudiéramos hacer algo que se viera, sobre todo como un
recordatorio, como un estímulo. Osea, la fe, la esperanza y
la caridad, van muy unidas, de hecho el gran impulso de
caridad que vivimos hoy en España gracias a Cáritas en medio
de esta horrorosa crisis tiene que ver con la fe, porque lo
hacen las gentes de las parroquias, ONG’s cristianas,
entonces si no hay fe no va haber caridad, y si no hay fe
tampoco hay esperanza, entonces eso va de la mano y lo vamos
a cimentar.
P.- ¿Piensa usted que al igual que en el aspecto
económico, la fe se encuentra atravesando un periodo de
crisis, o por el contrario en estos momentos difíciles tanto
en el panorama económico, como en otros aspectos de la vida
hace que la fe se refuerce?
R.- Pues las dos cosas son verdad porque no se contradicen.
Es decir, yo pienso que más bien la crisis en este momento
tiene mucho que ver con una crisis de valores, y se puede ir
más lejos, es una crisis de fe. En este último siglo y medio
en el mundo han dominado teorías agnósticas, materialistas,
ateas, a veces de un ateismo virulento contra los creyentes.
Todo eso ha dejado un lastre, ha creado un rastro con un
déficit de no sólo de fe, sino de humanidad. El civilizado
hombre moderno del siglo XX es el de los campos de
concentraciones, con más de cien millones de personas
muertas en el mundo a base de persecuciones violentas en
campos de concentración. Con esto quiero decir que cuando
falta Dios, que es el absoluto, que es padre y nos hace a
todos hermanos, pues entonces cada uno se convierte en un
tirano más que en un Dios. La característica que ha sido lo
que ha determinado toda la cultura occidental del
cristianismo ha sido precisamente el valor de la persona,
los derechos humanos. Cuando lo que se da es el imperio del
egoismo, pues volvemos a la selva y sálvese quien pueda. En
ese sentido hay un déficit de fe pero también es verdad que
cuando uno pierde apoyos humanos y ha habido un gran
desencanto y un materialismo feroz, hay una vuelta a la
espiritualidad, porque se da cuenta que todo lo material no
resuelve la vida de las personas ni da la alegría que uno
busca. El que tiene la fe, tiene donde agarrarse y le da una
respuesta magnífica de superación, de alegría y de capacidad
de entrega hacia los demás y el que no, pues tiene que
buscar otra salida. Por este sentido pienso que el año de la
fe quiere dar respuesta a la desesperanza del mundo.
P.- Una vez que ha quedado claro que la fe está
atravesando una crisis ¿en qué sector de la sociedad se
encuentra esa crisis de fe más arraigada y que se debería
hacer para que esa parte de la sociedad recupere el camino
de la fe?
R.- Bueno es que no creo que eso vaya por franjas sociales.
Yo veo que ha habido mucha gente que se ha diluido en medio
del mundo, que se le ha tragado una mentalidad egoista,
atea, pero ha habido gente que se ha fortalecido y hoy por
hoy hay unas comunidades cristianas con un renacimiento en
la vida parroquial y con grupos de jóvenes fantásticos. La
gente se lleva las manos a la cabeza, como cuando hace dos
años vio como se vivió la Jornada de la Juventud y se
preguntaba de donde había salido esa millonada de jóvenes,
sabiendo que los que pueden viajar siempre son un cinco o
tres por ciento de los que hay, y es que esos jóvenes están
ahí.
P.- Entonces, ¿los jóvenes también jugarán un papel muy
importante en el año de la fe?
R.- Si, yo creo que son muy receptivos, pero son también muy
sensibles y muy vulnerables. Por desgracia los jóvenes
dependen en gran parte de los mayores y son un reflejo de
las crisis, de las inquietudes y de las torpezas de los
mayores, y entonces les trasladamos a ellos muchas veces
nuestros problemas. Ahora, también es verdad que cuando
encuentran ilusión, motivos de esperanza, un ideal noble, se
agarran a él porque son muy sensibles y porque además lo
otro les decepciona enormemente.
P.- El próximo día 22 del presente mes cumplirá un año al
frente del Obispado de Cádiz y Ceuta ¿que valoración puede
realizar de este tiempo transcurrido?
R.- Yo soy muy torpe para estas valoraciones porque no se si
soy objetivo o no, y luego porque tampoco me interesan mucho
porque vivo muy al día, muy pensando hacia adelante. Para mi
ha sido un año muy bonito. Había mucho deseo de conocer al
obispo, porque para mucha gente es un organizador o es una
autoridad, aunque generalmente los cristianos en las
parroquias buscan un padre, y buscan su apoyo y una palabra
de consuelo. Durante este año, prácticamente he visitado
Ceuta dos veces al mes y pienso seguir haciéndolo porque
estoy muy a gusto en la ciudad y siempre soy muy bien
recibido. Durante este tiempo he visto muchas realidades,
desde el carácter de la gente, su apertura, su capacidad de
conciliar, su alegría, también su sufrimiento. Especialmente
me he encontrado, a parte de una tremenda situación de paro,
un problema de inmigración muy importante, de los que a
veces somos poco conscientes porque no es la necesidad que
tenemos en la familia. Son gentes que pasan sin pena ni
gloria, porque tienen paises legísimos y no se sabe muy bien
a donde van, pero ahí nos los encontramos, completamente
desvalidos y hay muchos que utilizan la ciudad como lugar de
paso, y otros que se quedan. En este momento preciso, lo
están pasando muy mal porque las organizaciones, por lo
menos las de la Iglesia, que han sido más eficaces, están a
la cuarta pregunta ya que dependían un poco de subvenciones,
ayuntamientos, de la Junta de Andalucía, están
angustiadísimos y mantienen a trabajadores que están meses y
meses sin cobrar y sin rechistar ayudando a los inmigrantes,
trabajadores y personas muy buenas, y eso me ha impresionado
mucho.
También he visto mucha religiosidad, eclesialidad, mucho
deseo de vivir su fe y expresarla. Todo el asunto tan vivo
aquí de las hermandades y cofradías, que es un capítulo
aparte también pero muy bonito puesto que hay una fe grande,
como un trato muy inmediato con Dios, con la Virgen, con
Cristo que es una fuente de vida de fe estupenda, y después
no me ha dado tiempo a más, pues yo he necesitado ver y
conocer, ir haciendo un poquito más de equipo, por ejemplo
con el nuevo vicario de Ceuta. A este respecto tengo que
decir que estoy muy agradecido a don Francisco Correro, que
ha sido vicario en Ceuta durante todos estos años y que me
ha abierto las puertas, me ha facilitado todo, y la gente
espera que haya un impulso y nuevas caras, y en la vida de
los sacerdotes colaboradores todas estas cargas suponen una
generosidad muy grande porque suponen un esfuerzo mayor a
los trabajos que ya tienen y porque la gente cuando se
decide a ser cura, se lo piensa, le cuesta y luego sueña con
estar en una parroquia y estar con la gente, y los temas
estos organizativos y de gobierno, pues son un poco más
pesados.
P.- Con respecto a este cambio al frente de la Vicaría
General de Ceuta y otros que se han producido en la ciudad,
¿qué ha querido buscar, una mayor funcionalidad o por el
contrario evitar cierta relajación dentro del equipo
sacerdotal?
R.- Los periodistas, que sois tan profundos, vais más lejos
de lo que voy yo (risas). No, yo creo que van las cosas
unidas. Todo necesita un poquito de impulso. Un cambio de
obispo no es como cuando cambia el gobierno de cualquier
estamento político. El plan de la Iglesia es muy parecido, y
esa renovación supone siempre un impulso de fe, esperanza,
caridad. Si se produce un cambio de caras, pero la gente
sigue trabajando sin que existan competencias. Yo
directamente no puedo decir que haya procurado dar una mayor
funcionalidad o evitar una relajación entre el equipo
sacerdotal que usted me dice, y sin embargo van unidas y
todo se irá consiguiendo.
P.-Uno de los pilares en el discurso ofrecido en su toma
de posesión era Evangelizar ¿Qué avances se han producido en
este aspecto?
R.-Quizás la mejor respuesta a eso es el año de la fe,
porque nadie transmite, nadie da lo que no tiene. Entonces
tenemos que buscar una mayor profundidad a nuestra fe, que
nos hace comunicar. Sin embargo, si es verdad que eso es una
respuesta muy de fondo, y luego en la realidad pues eso se
hace en la práctica mejorando la catequesis, la liturgia,
los grupos de cristiandad. Aquí en Ceuta hay muchos
cursillistas de cristiandad, que son gente que vive su fe
apasionadamente, con gran entusiasmo, y seria interesante
fomentar los cursillos, la vida de los cristianos más
comprometidos en las asociaciones, para impulsar la
evangelización, aunque no se puede decir que sea con una
acción. No se puede decir que yo este año haya revolucionado
la evangelización, porque tampoco lo he pretendido, pero si
es verdad que todas estas acciones, y sobre todo en este año
de la fe, van a tener una resonancia fuerte en este aspecto.
P.- Después de este primer año durante el que ha podido
conocer más en profundidad la Diócesis de Cádiz y Ceuta,
¿cuáles son los aspectos en los que la Iglesia debería
centrarse para mejorarlos?
R.- Bueno, es que eso es muy amplio. La vida, sobre todo en
las parroquias, se centra en la evangelización, la caridad,
la enseñanza y la liturgia. Por ejemplo, la catequesis lleva
más de veinte años en renovación, y en la última reunión que
he tenido con más de setecientos catequistas, piden ayuda,
pero ha habido ya una gran renovación y están esperando
pasos de renovación, y eso es un aspecto que debemos
potenciar. En este año, la delegación de catequesis ha
propuesto iniciar una via especial para adultos sin
bautizar. Cada vez son más los casos de personas que
descubren la fe, descubren a Cristo, que están sin bautizar
y piden el bautismo, y para ello es necesario tener un
itinerario y un acompañamiento que deberíamos mejorar. Hay
muchos aspectos, como el de caridad que se vive muy
intensamente, pero es verdad que hace falta apoyos. La
formación del clero, que continuamente se renueva y pide
ayuda en un sentido de apoyo, para poder realizar su trabajo
y afrontar los nuevos problemas que van surgiendo. El tema
de la familia, hoy son muy frecuentes los fracasos
familiares. Hoy en día no se puede preparar para celebrar un
matrimonio como antiguamente, que no existían como ahora los
problemas matrimoniales. En todo ello, en nuestra propia
convivencia, el cura es muy valorado sobre todo por los
cristianos, mientras que fuera de la Iglesia hoy el mundo es
muy crítico con la Iglesia especialmente, y el cura está un
poco desamparado y necesita apoyo, y todos esos son aspectos
que tenemos que ir cuidando mucho.
P.- Por último, ¿cuáles han sido las directrices dadas al
equipo que integra la Diócesis de Ceuta para este año?
R.- Pues todavía no he tenido oportunidad de hacerlo
(risas). Bueno la respuesta es que en este momento va haber
unos nombramientos de los nuevos arciprestes, (la Diócesis
entera tiene trece arciprestados), y en cuanto estén estos
nuevos arciprestes, que formarán como un nuevo equipo de
gobierno, se celebrará un nuevo consejo de donde saldrán
esas directrices, aunque debo decirle que más que
directrices será un programa pastoral que vendrá marcado con
el año de la fe y la carta pastoral mia que saldrá la
próxima semana.
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