El término “egebeizar” lo acuñó el
Doctor Rodríguez Adrados hace una treintena de años, cuando
se dio cuenta, antes que nadie, que la enseñanza fuera de la
universidad iba encaminada rumbo a ninguna parte y a estar
cada vez menos en manos de los catedráticos y agregados de
institutos que eran quienes la habían llevado, y muy bien, a
lo largo de muchos años.
Adrados y quienes estábamos entonces ya en la enseñanza que
se impartía en los institutos, nos dimos cuenta de que algo
empezaba a fallar cuando, cada día más, psicólogos y
pedagogos se iba erigiendo en paladines de la enseñanza
fuera de la universidad.
Sin embargo aquello, entonces, era estar casi a las puertas
del Paraíso si lo comparamos con lo que hay hoy, y no sé si
seguirá creciendo el mal, salvo que la nueva ley del PP
frene en seco el deterioro que viene sufriendo la educación,
desde que hace más de treinta años la señorita Galino y
aquel subsecretario (creo que tenía ese cargo) Díez
Hotleiner metieron la geta en la educación.
Siendo realistas, hay que decir que hoy, por parte de la
administración, hay más interés en que los profesores se
dediquen a rellenar papeles y más papeles, que en que se
preparen las clases como es debido.
Todavía, en los últimos treinta años, y hoy menos, no he
asistido a ninguna reunión en la que se haga un
planteamiento, en serio, de la preparación de las clases, y
si sale algo de esto, en alguna reunión, va siempre a
caballo de los 850 papeles que hay que rellenar antes.
No sé por donde va a ir la nueva Ley de Educación del PP,
estoy seguro que romperá alguno de los moldes absurdos que
se han impuesto por parte de los “psoistas”, en su día,
seguro que barrerán de una vez el ya famoso “catecismo de
Zapatero”, pero de lo que no estoy muy convencido es de que
vayan a terminar de una vez de estar convirtiendo a los
docentes en simples administrativos y lectores del BOE. Dudo
mucho que vayan a hacer algo por romper estas nuevas
tendencias que desde el PSOE se han impuesto.
La degradación, el ir bajando cada vez más los niveles, es
la constante que llevo observando en los últimos 30 años,
cuando ya llevaba más de una docena de años dentro del
cuerpo docente. Esto implica que ahora mismo estemos tocando
el suelo y estemos con una mezcla de docentes de todos los
pelajes en los institutos, y si no ya me dirán como se
explica el que en un instituto grande de nuestra ciudad
aparezcan entre los docentes, tan sólo, 11 catedráticos y
que frente a esto haya una veintena de maestros.
La escuela dejó de ser escuela, eso a mí no debe importarme
mucho, pero lo que sí me importa es que el instituto esté
dejando de ser el estrato inmediatamente anterior y con
solvencia para llegar a la universidad.
A mí poco me queda ya en la docencia, con lo que mucho peor
de lo que está ahora no la voy a ver, pero cada vez que
hablo con alguno de mis compañeros a los que les quedan 20 o
25 años de servicio, no puedo por menos de decirles:”Lo que
os espera a vosotros, en vez de preparar y dar las clases
bien, es tener que sacar a hacer “pipí” a los alumnos o algo
peor”. A eso se camina o a muy poco más, si no antes a
convertirse en plumíferos o chupatintas, a los que les
aguarda la misión de rellenar papeles en vez de explicar
sintaxis, ecuaciones, filosofía o aoristos.
Y es que hay más, por desgracia se tiende a igualar, para
dar títulos de papel mojado, el deseo que hay hoy y cada vez
más es que se iguale todo, pero por abajo, importando un
bledo el rendimiento de los buenos alumnos, pero guardando
mucha preocupación por los más flojos, por los que van a
pasar el rato.
En sus muchos años de gobierno, el PSOE no ha hecho nada por
elevar el nivel de la educación, antes al contrario y ahí
queda una asignatura pendiente para que la solucione el PP.
Es lo que tenemos.
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