En la celebración de la festividad del Pilar (adelantada)
por parte de la Guardia Civil de Ceuta, por razones de
agenda de los políticos que han de acudir a Madrid para
asistir a la celebración de la Hispanidad, hay que felicitar
a la Benemérita por sus buenos y eficaces servicios a la
sociedad. Un servicio que supone una tarea necesaria no ya a
efectos de seguridad, sino también en el plano humanitario.
Un cuerpo que ha sido capaz de compatibilizar modernidad con
los valores tradicionales, a pesar de las palpables
carencias presupuestarias. Los ciudadanos así lo han
entendido y lo reconocen año tras año, situando a la Guardia
Civil entre las Instituciones mejor valoradas por los
españoles.
La labor preventiva de la Guardia Civil, su abnegada tarea
en pro de la colectividad, es un hecho reconocido y
reconocible por cuanto es una tarea diaria con dimensión
pública. Y esta función de servicio público no supone que, a
efectos internos, el Cuerpo no tenga sus problemas como en
todas las profesiones. Una problemática que se traslada, a
veces, a través de la Asociación Unificada de Guardias
Civiles, aunque ésta lejos de atender el interés general
divulgando en todos los medios sus inquietudes, problemas,
iniciativas o planteamientos corporativos, se muestra
unidireccional desatendiendo el interés general, no sólo de
los propios miembros de este Cuerpo de Seguridad sino del
propio ciudadano que es su destinatario, ya que sólo se
prodiga a través de un solo medio, con un desprecio absoluto
al resto y a la propia sociedad. ¿Qué sucede? Pues que
incurre en falta de credibilidad al renunciar “per se” a
abrirse a todo el que quiera divulgar su problemática.
La AUGC en Ceuta actúa con una total falta de respeto a los
lectores, oyentes o telespectadores de los medios de
comunicación de la ciudad, salvo uno que ejerce de
portavocía mediática. Pero además falta al respeto a todas y
cada una de las personas que trabajan diariamente en esos
medios de comunicación y a los empresarios que las
sustentan.
Pero además, ese carácter excluyente, lejos de beneficiarle,
le perjudica sobremanera, por entenderse que se juega al
partidismo en su más amplia acepción. Y cuando se actúa en
función de parte y no del todo, se provocan recelos por
interpretarse como intereses particulares lo que, a lo
mejor, no lo es. Así, se oculta la verdadera dimensión de
una problemática que se ve limitada en su difusión y en su
apertura social.
No es bueno poner cortapisas a los verdaderos problemas y,
menos aún, que aquéllos dirigentes llamados a defenderlos de
la mejor manera, se decanten por una opción hurtando la
información a otros foros como si el sindicato AUGC fuera de
su propiedad o se defendieran intereses personalistas y no
corporativos.
Una lectura negativa al utilizar la acción sindical de
manera torticera y limitada, dirigida a intereses
particularísimos, sin pensar en los integrantes de la misma
ni en la propia sociedad como receptora de sus asuntos.
El partidismo, sea del signo que sea, nunca es sinónimo de
equidad ni apertura. Limitarse por amiguismo o por cualquier
otra razón, es tan absurdo como intentar convencernos que
sólo hay una manera de defender lo propio. A la AUGC le hace
falta con urgencia una mayor altura de miras y a sus
dirigentes, una mentalidad más abierta y democrática,
predicando con el ejemplo de muchas de las cuestiones que
ellos mismos reivindican. Eso sí, para su portavocía
mediática.
Para finalizar, gracias a todos por ser de la Guardia Civil,
gracias por defender las libertades de todos contra viento y
marea y gracias por velar por la Democracia. Y a la AUGC
suerte en su andadura informativa.
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