Época de crisis y de austeridad. De ajustes económicos y
recortes. De penurias y restricciones. Pero no para la
Federación de Fútbol de Ceuta que, con el respaldo de la
Ciudad Autónoma de Ceuta acumula subvenciones y prebendas de
todo tipo. La penúltima, cambio de los asientos de los
graderíos del estadio Alfonso Murube, como si estuviéramos
hablando de una reliquia o de una construcción para derruir.
No se entiende desde la lógica esta decisión que sólo hace
generar mucho más gasto, como si la consigna fuera gastar
por gastar para justificar un despilfarro que es tan
insultante como la nula austeridad de la que se hace gala,
cuando se han hecho dolorosos “recortes”.
Además, se retrasa la utilización de esta instalación
incumpliendo cualquier plazo previsto y ahora se emplaza
hasta noviembre como si el terreno de juego no estuviera
apto con independencia de que el graderío se vaya
modificando por sectores, ya que no es simultánea la
operación. En el Ramón de Carranza, hemos sido testigos de
la construcción de un estadio totalmente nuevo sin que por
ello, el terreno de juego no se utilizara o la parte de la
grada sin obras. Otro tanto sucedió en la Rosaleda de Málaga
y aquí, en Ceuta, que somos más Quijotes, paralizamos el uso
de una instalación fundamental, la mejor que tenemos, sin
respetar al ciudadano, con absoluto desprecio al seguidor de
nuestros equipos más representativos y se les mortifica
posiblemente, con la pretensión de aburrirlos.
No es ni razonable ni lógico que esa falta de respeto de
nuestro políticos y federativos se ceben en el aficionado,
en el seguidor, el entusiasta del fútbol que ha de contar
con las mejores condiciones para seguir a nuestros equipos.
Dicen que, lo que mal empieza, mal acaba. Y la remodelación
del Alfonso Murube, ha comenzado con muy mal pie y continúa
manteniendo ese mal fario. Primero fue con el retraso en la
colocación del césped artificial y ahora, con esa novedosa
modalidad de cambiar los asientos. ¿Ahora se decide el
cambio? ¿Ahora se piden los nuevos asientos?
Con tantas alternativas, aquí no se sabe bien a qué se
juega. ¿A tomarle el pelo a la afición? ¿A reírse del
ciudadano? ¿A gastar por gastar? Da la sensación que se
buscan argumentos, de lo más peregrino, para tratar de
justificar un gasto que no es aceptable. Y mientras, se
mantiene a la afición “exiliada” en el José Martínez “Pirri”
y, si llueve, que se fastidien. Sin protección ante lluvias
y tormentas, cuando hay una instalación con todas las
condiciones idóneas que están prolongando su remodelación
hasta bien entrada la temporada, con una falta de previsión
alarmante y la generación de unos cambios extraños.
Los gastos derivados de cambiar los asientos son la
penúltima desfachatez en forma de despilfarro del dinero
público. ¿No valen los asientos que ya existen? Alguien
debería explicar muy bien cómo podemos entender unas
decisiones inaceptable desde el punto de vista de la
austeridad y el control del gasto. Las razones de esta
decisión son difíciles de entender.
Parece como si hubiera terrenos vedados como éste, donde la
Federación de Fútbol interviene bajo el padrinazgo de la
Ciudad Autónoma de Ceuta, para el uso y abuso del dinero
público sin cortapisas. Algún freno habrá que poner a tanta
alegría de gasto sin que éste no resulte alarmante y
escandaloso.
Quedamos a la espera para ver qué novedad se saca de la
manga para Antonio García Gaona. La crisis parece que sólo
es para algunos. Se ha demostrado que la falta de respeto a
los aficionados y a los ciudadanos en general es mayúscula.
¿Para cuánto daría la ayuda a los más necesitados con el
gasto del cambio de asientos en el Murube? Una incógnita que
alguien debería despejar. A ver si lo entendemos.
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