PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - LUNES, 8 DE OCTUBRE DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

Tienen las bilis revuelta
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Entre conocidos, cuando se me ha preguntado, a veces, si yo siento especial predilección por los equipos a los que entrené, siempre he respondido que no. Que mentiría si dijera que vivo pendiente de sus actuaciones y que sus triunfos me producen tan grandes satisfacciones como enormes disgustos sus derrotas.

De los clubes a los que pertenecí, no tengo el menor inconveniente en decir que se me pasan semanas, meses, temporadas y hasta años sin preocuparme lo más mínimo de su hacer en ningún aspecto. No me duelen prendas reconocer que no les dedico la menor atención.

Como profesional que fui, durante muchos años, del deporte más universal, ese del que alguien dijo que es la cosa más importante de todas las cosas menos importantes, procuré siempre dar lo mejor de mí mientras trabajaba para un equipo. Luego, cuando cambiaba de sitio, me olvidaba por completo de mi paso por ese lugar con el fin de entregarme de lleno a la tarea en el siguiente.

Semejante desafecto por ese pasado tan reciente, me ayudaba muchísimo a emprender mi nueva labor sin estar todo el día cavilando sobre ese rincón de seguridad que uno adquiere en cualquier ciudad cuando los resultados son favorables y la gente se desvive en atenciones hacia uno.

De lo que no me olvidaba nunca, ni me olvidaré, es de los jugadores. Con los que me tocó vivir de todo: alegrías, tristezas, penurias, éxitos, enfrentamientos, y hasta errores que bien pudieron atribuírseme como causa que bien pudo hacer infeliz a cualquier miembro de la plantilla. Errores cometidos, por supuesto, buscando lo mejor para el conjunto. En la misma medida que hice posible que muchos jóvenes se convirtieran en futbolistas destacados por la oportunidad que les ofrecí en un momento determinado y arriesgando en el envite.

Válgame tan largo preámbulo para decir que el único equipo al que yo le profeso devoción es al Madrid (cuando escribo, dos de la tarde del domingo, quedan aun muchas horas para que comience el partido en el Camp Nou). Por lo tanto, espero que nadie me siga preguntando si yo soy tan del Ceuta como para alegrarme de sus victorias.

Aclarada la cuestión, afirmaré que estoy celebrando todos los triunfos del Ceuta, esta temporada, sin que tema incurrir en contradicción. Estoy celebrando los triunfos de un equipo por el cual nadie daba un duro hace apenas nada. Estoy celebrando los triunfos de un equipo hecho deprisa y corriendo –sí, no tengo ningún problema en redoblar el tambor, cada vez que se encarte-. Estoy celebrando los triunfos de un equipo perseguido por las autoridades locales y federativas. Estoy celebrando los triunfos de un equipo cuyo entrenador tiene que sortear muchas dificultades para entrenar, debido a que lo hace en un campo que se alquila por parcelas como si fuera la pensión del Sopapo.

Y celebro todos esos triunfos, hasta ahora, porque lo merece José Antonio Muñoz. A quien han perseguido de manera lamentable durante todo el verano. Con el fin de aburrirle y que les dejara el camino expedito a las autoridades locales y al presidente de FFC. Para hacer y deshacer… Incluso debo airear que las autoridades locales y el presidente de la FFC están deseando que el Ceuta deje de sumar puntos. Porque las victorias del Ceuta les revuelven las bilis y les hace la vida insoportable. Así como suena.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto