E so dice el viejo refrán, ahora que estamos con
inundaciones por el temporal en el Sureste, pero lo cierto
es que, a efectos económicos, siempre se busca sacar los
mejores réditos. En realidad, siempre que se establecen
situaciones comparativas, se gana o se pierde. Esta vez,
aunque ha sufrido los correspondientes recortes, Ceuta no ha
salido tan mal parada: en plena época de crisis, de recortes
de todas clases, resulta que en los Presupuestos Generales
del Estado, esos presupuestos austeros y que los “populares”
vaticinan que nos sacarán de la crisis, Ceuta cuenta con una
dotación económica que es el doble que la que recibirá la
ciudad hermana de Melilla. Un dato a tener muy en cuenta y,
lógicamente valorable.
José Antonio Carracao no está falto de razón cuando dice que
el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se mostró muy
sensible con Ceuta, hecho igualmente reconocido en su día
por el propio Juan Vivas, cuando hablaba de lealtad
institucional y de intereses generales. Sin embargo, ello no
es óbice para que también sea justo reconocer que ahora, con
la que está cayendo, también es razonable valorar en
positivo que la aportación del Estado para con Ceuta dobla
la de Melilla. Esta situación no es para echar cohetes pero
sí para reconocer que, pese a los ajustes y restricciones,
Ceuta dentro de sus muy limitadas posibilidades, obtiene
beneficios en una época crítica, que ha sido definida en
muchos ámbitos como “economía de guerra”. Pues bien, en esa
economía de guerra, los millones de euros para nuestra
ciudad, con no ser lo deseable ni lo que tal vez,
necesitaríamos, tampoco se pueden despreciar.
Cualquier contribución estatal para nuestra ciudad en una
situación como la actual ha de ser bien recibida, aunque no
se va a privar a la oposición del lógico espíritu crítico,
pero tampoco se pueden salir de contexto los planteamientos
y hay que evaluar con tiento, sensatez y serenidad cualquier
detalle por pequeños que éste sea. En Melilla, quizás
suspiren por duplicar su partida presupuestaria.
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