La mejor respuesta para combatir
la persecución habida contra la Asociación Deportiva Ceuta,
tristemente descendida, es que el Ceuta siga obteniendo
resultados positivos. Que el equipo continúe dando muestras
de firmeza en el Grupo X de Tercera División. A pesar de que
una semana antes de comenzar la competición parecía
imposible que pudiera participar.
Una semana antes de jugarse el primer partido todas las
decisiones estaban sometidas a la premura y a la escasez de
tiempo; a una lucha contra el reloj para volver a empezar
una tarea que tenía como adversarios a las autoridades
locales y a la Federación de Fútbol de Ceuta. Dos enemigos
que habrían hecho desistir a cualquier otro que no fuera el
hombre que todos sabemos que luchó denodadamente por seguir
adelante.
Una semana antes de principiar la Liga, cuando el Ceuta
apenas contaba con jugadores y se sucedían las prisas y
poder realizar los entrenamientos, debido al desbarajuste
existente y a la escasez de medios, propiciaban nervios y
comenzaba a cundir el desconcierto, me consta que hubo un
hombre que guardó la calma e impuso sus criterios para que
el entusiasmo no decayera.
Frente a ese panorama, cualquier otro dirigente hubiera
claudicado. Hubiera dicho basta. Se hubiese dado el piro.
Máxime sabiendo que su amor por el fútbol sólo podría
acarrearle consecuencias desagradables. Las que suelen
causar los enemigo acérrimos. Miembros de una camarilla de
cuidado. Grupo de personas conocidas y muy relacionadas por
intereses encubiertos, cuyo objetivo es el control de algún
conjunto concreto de recursos…
Tales como las subvenciones y explotaciones de locales y
campos de fútbol; viajes cuyas facturas pueden adquirir
precios astronómicos y, sobre todo, un completo dominio del
fútbol en general. Para poder crear puestos de trabajo que
redunden en beneficio de familiares y amigos de políticos
que acrediten estar afiliados al partido imperante.
Ante semejante paisaje, abrupto en todos los aspectos, no
cabía más que echarle huevos suficientes para poder
transitar por él. Pero huevos de verdad. Eso sí, revestidos
los dídimos con el ademán firme y el conocimiento de que
quienes estaban enfrente –y siguen estando- podrían
aprovecharse de las artimañas que concede el poder para
derrotar a quienes osen llevarles la contraria. Pues, sin
valor sereno, es más que sabido que nada se logra.
Valor sereno sacó a relucir José Antonio Muñoz cuando se dio
cuenta de que la camarilla se había juramentado para darle
matarile al primer equipo de la ciudad. Con esa actitud
trató por todos los medios de evitar el descenso del equipo
por incumplimientos de unos compromisos acordados. Valor
sereno viene demostrando, todos los días y fiestas de
guardar, con el fin de que el Ceuta, equipo hecho deprisa y
corriendo para mantenerse en la categoría, pueda dar una
sorpresa agradable a los aficionados que han creído en él.
Por ello, es decir, por esa lucha incansable para conseguir
que Ceuta siga contando con un equipo en categoría nacional,
bien puede Luis Márquez –director-gerente del ICD-
actuar mejor cuando participe en debates deportivos. Luis
Márquez, en el último que yo vi, no supo comportarse. Hubo
momentos en los que fue zafio, grosero, vulgar. ¿Acaso se
cree Castelar…? Noche aciaga de LM.
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