Apuntaba Winston Churchill que la cometa se eleva más alto
en contra del viento, no a su favor. Quizás esta frase,
pronunciada por uno de los políticos más destacados del
siglo XX, recoja la esencia del Plan de Infraestructuras,
Transporte y Vivienda (Pitvi), que este miércoles se ha
presentado en el Congreso y que marca la hoja de ruta de
este ministerio para las próximas dos décadas.
El viento de la economía no sopla a nuestro favor y, sin
duda, el conjunto del plan está marcado por la austeridad,
la contención del gasto, y los criterios de consolidación
presupuestaria, en línea con la política económica del
Gobierno. Un hecho que, huelga aclarar, no impedirá que
Fomento continúe siendo el principal departamento inversor y
contribuya al crecimiento económico y la creación de empleo.
Respetando, por tanto, el principio de austeridad se han
primado aspectos como la eficiencia, la racionalidad y la
optimización de recursos, tan importantes en cualquier época
e imprescindibles en la actual. Siempre, pero más si cabe en
un momento de austeridad presupuestaria como el que vivimos,
resulta fundamental priorizar las inversiones con el
criterio de seleccionar aquellas que sean más eficientes,
que tengan un mejor ratio coste-beneficio y que, por tanto,
sirvan para aportar valor a la sociedad. La combinación de
estas variables -austeridad y eficiencia- ha dado como
resultado un plan creíble, acorde con la realidad, ajustado
a las necesidades de los ciudadanos y, sobre todo,
coherente, capaz de dar soluciones y contribuir a que España
siga siendo un referente en materia de infraestructuras y
transportes.
No en vano, nos situamos entre los diez primeros países en
el ranking mundial de mejores infraestructuras, según el
informe de competitividad que ha publicado el Foro Económico
Mundial. El Pitvi (2012-2024) contará con una financiación
pública, estable y consolidada en el tiempo y a la vez se
recurrirá a fórmulas de colaboración público-privada
equilibradas y viables. Sabemos que, en estos momentos, es
fundamental establecer un nuevo modelo de financiación
público-privado que genere más inversión y ayude a reactivar
el sector. Por ello, desde el inicio de la legislatura
estamos trabajando con distintas organizaciones
empresariales y, a la vista de los requerimientos de los
diferentes agentes, realizando un análisis profundo de todos
los proyectos, en ferrocarril y en carreteras, en los que
sea posible aplicar esta fórmula.
En transporte ferroviario, trabajaremos intensamente en
ampliar la red de alta velocidad y en mejorar la
competitividad en el transporte de mercancías; en el sector
aéreo, pondremos especial empeño en aspectos como la
seguridad y la sostenibilidad; y en materia de carreteras,
apostaremos por una conservación eficiente y un buen
mantenimiento del patrimonio vial existente, al tiempo que
reforzaremos y mejoraremos la seguridad vial.
En definitiva, una planificación pensada en el hoy, pero
sobre todo en el mañana, en las generaciones futuras; una
planificación con rentabilidad social y económica, que
sentará las bases de la España de las próximas décadas; una
planificación de todos y para todos con la que, confío,
demostraremos que, aunque el viento haya soplado en una
dirección distinta, es posible hacer volar la cometa.
*Ministra de Fomento.
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