Las manifestaciones nacionalistas
del pasado sábado 22 en las fronteras de Ceuta y Melilla, no
lograron grandes titulares en la prensa marroquí: solo el
diario “Liberatión”, portavoz de la USFP y de tirada
residual, publicó la noticia como portada mientras que entre
los semanarios y en un pequeño recuadro, el solvente TelQuel
comenta en un pequeño recuadro que la iniciativa del cierre
de la frontera de Beni Ensar en Melilla por más de una hora,
fue a iniciativa de las “autoridades ibéricas” (sic) y Maroc
Hebdo dedica media página al bloqueo del puesto fronterizo
de Melilia (sic), definiéndola como “acción espectacular del
Comité de Coordinación por la Liberación de los Presidios
Ocupados” (sic). De Ceuta ni ésta palabra es mía, tan solo
el diario Almassae (“La Tarde”, el más vendido en Marruecos)
publicaba el miércoles 26 un ácido y nada amable comentario
a la labor al respecto del abogado tetuaní, Hajji, en la
frontera ceutí del Tarajal, quién habría sido relevado de
sus responsabilidades en el mencionado Comité. Una “fitna”
interna que anuncia el relevo de actores tradicionales (el
ex presidente de FEERI, Mohamed Ahmed Alí, también habría
sido “amortizado”) al menos en la Yebala y la asunción del
manejo callejero de los contenciosos hispano-marroquíes por
caras nuevas y más incisivas.
Pero seamos serios: “liberar” Ceuta y Melilla, ¿de qué?. En
el plano de las libertades individuales, las dos ciudades
españolas (fronteras Schengen por lo demás, le guste o no a
Rabat) gozan de un amplio abanico de derechos (de
pensamiento y sociales) no extrapolables al vecino país, aun
cuando Marruecos esté en transformación y sea sin duda un
referente en el mundo árabo-islámico. Seré claro: en Ceuta y
Melilla, así como en el resto de España, la libertad de
religión es algo inalienable. En Marruecos, la predicación
de otra religión que no sea el islam sunní (los shiítas
padecen también la represión, no existiendo ninguna mezquita
de ésta minoritaria pero importante rama del Islam en el
país) se castiga lisa y llanamente con la cárcel y si se es
extranjero con la deportación. ¿Cuál sería entonces el
futuro de la ciudadanía ceutí y melillense bajo la bota
marroquí….?. Por no hablar de la economía: aun con la cruel
y dura crisis que atenaza a España, en ambas ciudades
norteafricanas se mantienen unos niveles de vida mínimos,
sanidad y educación incluidas. ¿Cuál es la alternativa
marroquí?. Diré más, como tuve ocasión de exponer más de una
vez a diferentes interlocutores del citado Comité: si bien
ahora el norte marroquí (yebalí y rifeño) está
beneficiándose de importantísimas mejoras gracias a la
decidida política de infraestructuras del joven soberano
Mohamed VI, la realidad es que hasta el momento Ceuta y
Melilla han sido una bendición para todo el norte, evitando
con su profundo hinterland que ésta región literalmente
explotase. Y la puntilla si me permiten, hablemos del
comercio alegal y transfronterizo: si se cerraran los pasos
fronterizos de Ceuta y Melilla… ¿cuál iba a ser el futuro de
decenas de miles de porteadores y sus familias, que viven de
ello?; ¿está Marruecos preparado para asumir estos miles de
brazos sin cualificar…?. La respuesta es no. O sea que menos
faroles.
El otoño ya ha hecho actos de presencia con bajadas de
temperatura y nubes y chubascos ocasionales desde Ceuta a
Melilla, de Tánger a Nador. Viernes y sábado recorrió la
Blanca Paloma de la Yebala un tetuaní de sentimiento y
adopción (al menos así de define), Manuel Chaves, ex
presidente de la Junta de Andalucía quien ha recibido un
pequeño homenaje en la capital del Dersa por su generosa
dedicación hacia la misma. De hecho son innumerables las
inversiones y ayudas de la Junta de Andalucía para Tetuán y
su región. Otra cosa es si de hecho fueron efectivas en el
amplio sentido del término, pero ese es otro asunto. Como
escribano pláceme el tal Chaves que, al igual que su
compañero en el partido y ex presidente del Gobierno de la
Nación, Felipe González (gran enamorado de los alrededores
tangerinos de cabo Espartel), se entera de asuntos que le
afectan por la prensa: el segundo del GAL (¿se acuerdan
verdad?) y el primero del fraude de los ERE. ¡Hay que ver
con los “míster X” de turno!. Visto.
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