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OPINIÓN - SÁBADO, 29 DE SEPTIEMBRE DE 2012

 
OPINIÓN / CARTAS AL DIRECTOR

Martínez debió agradecer a Zarrías la posibilidad de demostrar la transparencia

Por EP


En democracia las críticas de la oposición son muy saludables y ejercen de control a la acción del Gobierno. Nada nuevo bajo el sol, por tanto, sino una práctica habitual. Otra cosa es que guste (que no) al destinatario que, aún viviendo en democracia, no parece dispuesto a desayunar con “sapos” (críticas desagradables) o a que le pongan las peras al cuarto.

Hasta aquí, todo normal. Lo que no parece tan corriente es que se utilicen exabruptos con unas salidas de tono absolutamente insolentes para “desactivar” acusaciones que, al menos, tienen una base en las que sustentarse, como es en este caso, el Tribunal de Cuentas. Un Tribunal que, en palabras del propio portavoz del Gobierno, ha apuntado irregularidades contables y que, como el propio Guillermo Martínez, ha excusado, no se trata de malversación de fondos, ni cohecho ni prevaricación. Se diría que son prácticas poco higiénicas en el aspecto contable que han merecido la llamada de atención del tribunal de Cuentas al Gobierno de la Ciudad. Un organismo que tiene, según Guillermo Martínez, “una sección específica para Ceuta”. Y habrá que preguntarse la razón.

Lo cierto es que las palabras de Gaspar Zarrías, el diputado de referencia del PSOE para Ceuta en el Congreso de petición sobre el hecho de fiscalizar la actuación del Gobierno de Juan Vivas hasta este año para ver si las actuaciones han sido conforme a la ley, no debería haber soliviantado al Ejecutivo ni al portavoz del mismo, sino más bien agradecer la posibilidad de demostrar que hay transparencia y desde luego, nada que temer.

Por el contrario, salirse de tono, recurrir a que “el señor Zarrias viene de Marte”, como si estuviera en otra galaxia, recurrir como elemento de defensa a los ERES (que ya tienen su valoración judicial y su proceso correspondiente) es sacar las cosas de quicio, desbarrar, marear la perdiz y tratar de liarla. Nunca es bueno defenderse atacando o bajo el lema de “tú más” porque, de hacerlo así, lejos de exculpar a quien propala tales argumentos, no hace mas que reconocerle un arma de autodefensa temerosa.

En este escenario, en el que la coalición Caballas parece muy “apegada” al Gobierno con esa demostración –ésta sí, señor Martínez-, proveniente de Marte de un Juan Luis Aróstegui entregado en su argumentario de reforma fiscal al Gobierno, resulta que únicamente el PSOE parece ejercer de oposición pura y dura. Parece quedarse sólo en esta acción política, ya que resulta por lo menos preocupante, que el Tribunal de Cuenta haya puesto los puntos sobre las íes a un Gobierno con tanto economista y abogado en su composición, para caer en prácticas contables poco ortodoxas. Las irregularidades de tipo administrativo, como denomina Guillermo Martínez a las anomalías, parecen más una forma de poner sordina a la situación que una forma exculpatoria. Claro, después llegan las sentencias judiciales y no para dar la razón a la Ciudad precisamente.

Con el dispositivo de técnicos que el Gobierno tiene a su disposición, habrá que considerar que la acción política no ha sido la más adecuada o que hubo algún técnico que, por agradar a su jefe (político) se “mojó” donde no debía. Y con la que está cayendo, con la crisis, el control del gasto corriente … En vez de soberbia hay que tener templanza, en lugar de insolencia más humildad, habría que presumir menos de tantos mecanismos de control y en realidad aplicarlos convenientemente para que no sucedan “casos” como éste, en el que el Tribunal de Cuentas ha dado varios toques de atención.

Y no actuar conforme a lo conveniente, resulta inapropiado. Por ello, cuando la oposición recrimina comportamientos y prácticas inadecuadas, en lugar de descalificarla no hay que sobrevolar galaxias extrañas o recurrir a satélites extraños. Simplemente hay que poner los pies en el suelo y dejarse de partilugios sicodélicos. En política, las extravagancias, mejor pasar de ellas.
 

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