Me viene a la memoria el título de un libro que leí tiempo
ha, su autor Heinrich Böll, reputado escritor alemán, premio
Nobel por más señas, y me viene por una frase que su
protagonista pronuncia, “lo que más me molesta de los ateos
es que siempre están hablando de Dios”.
Y todo ello porque tras leer la noticia, todavía no me lo
termino de creer, desde un partido de izquierdas, laico,
pretendidamente obrero y de raigambre local, se pide la
instauración de una fiesta religiosa. Si Marx, Engels, Rosa
Luxemburgo, Bakunin, Proudhom, Lenin, o cualquiera de estos
levantara la cabeza… se darían con el tapa del ataúd, claro
que no pueden porque están en el infierno por ateos, por
ardientes defensores de un proletariado libre de fanatismos
religiosos de cualquier signo.
Pero olvido un pequeño detalle, lo políticamente correcto
prima sobre los principios, como decía Groucho Marx: “estos
son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros”.
Más triste, si cabe, es la falta de reacción de sus
acólitos, perdón por tanta frase, y es que como decía
Gustavo Adolfo Becquer, “pero mudo, absorto, de rodillas,
como se adora a Dios ante el altar, como yo te he querido,
desengáñate, así no te querrán” bueno, el lo decía en verso,
Vd. me entiende. Es decir que para sus más fieles
seguidores, los cambios de rumbo son normales, la base
ideologica moldeable, los principios adaptables, el fin
justifica los medios, esta última es de Maquiavelo, lo que
el líder asevera es palabra de Dios.Me asalta una duda,
¿esto es un partido político o una secta? Desde luego se
acerca más a la definición de secta que otra cosa.
Estoy seguro que más de un afiliado o simpatizante cuando
lee u oye estas cosas se pone a silbar, mira al cielo y
arrastra un pie por el suelo con los brazos en la espalda,
mientras murmura el tierra trágame.
Yo me los imagino componiendo a diario la imagen de su
líder, ahora apoya a los que atacan supermercados, eso se
llama justicia social, se dicen en silencio, ahora apoya que
se paguen los impuestos por barrios, eso se llama… ¿cómo se
llama eso? Ahora aboga por la implantación en el calendario
de fiestas religiosas, eso se llama… tragarse un sapo. Y con
todo eso se configura un Frankenstein ideológico, de
extrañas hechuras al que hay que sacar a pasear de noche y
sujeto con una correa porque se puede desmadrar. Y mañana
igual hay que volver a llevarlo a la mesa de operaciones
para cambiarle alguna parte, porque el líder así lo cree
oportuno.
No es para criticar a estas personas, es para apiadarse de
ellas, atrapadas en la lógica de un personaje que basa su
ideología en la necesidad enfermiza de estar cerca del
poder, de utilizar el lenguaje como arma de dominación, no
como arte de convicción, alguien capaz de dar la vuelta al
argumento para hoy defender lo opuesto a lo que ayer era
dogma, y eso tiene un nombre.
Todos hemos visto en las películas del Oeste al típico
vendedor de la poción que sirve para todo, aclara la
garganta, sirve de ungüento, cura todas las dolencias, es el
elixir de la juventud. Claro que en cuanto han hecho la
venta a los lugareños desaparecen rápidamente, han de seguir
su ruta.
Juzguen Vds. en manos de quien nos ponemos, hay que
detenerse a pensar si no nos están vendiendo humo, si no nos
están ofreciendo el elixir del buenismo, el que todo lo
cura, con la base ideológica del paz y amor… y el plus al
salón.
Lo que tengo claro es que este tipo de perversiones
ideológicas tienen un apoyo social y político que se basa en
la más profunda ignorancia, no ya de quien las promueve,
sino de todas aquellas personas que se dejan guiar por
personas de intereses oscuros cubiertos con una fina capa de
legitimidad, y no porque esas personas sean ignorantes, no
lo son en su mayoría, lo que ocurre que hacen dejación de
funciones, dejan que otro piense por ellos, no se toman la
molestia de cuestionar, de revisar, de usar su propia
capacidad de aceptación y rechazo.
Desde luego es más cómodo, es poco digno, pero mucho más
cómodo, apoyo con mi voto, dicen, no por el trasfondo
ideológico, no por la coherencia, lo hago porque esta
persona es mi líder y punto.
Y yo que me acuerdo de aquellas consignas libertarias que
decían “todo dirigente supone al menos un dirigido” o las de
mayo del 68 “levantad los adoquines, debajo está la playa”.
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