La intervención de Juan Luis Aróstegui ayer durante su
intervención en el punto referido a la reforma tributaria es
para enmarcar y digna del mayor ejercicio de metamorfosis
política. Quien otrora fuera el látigo del Gobierno, con
ocasión de la carga impositiva del “recibo único” (agua,
basura y alcantarillado), quien se ha batido en críticas con
la presión fiscal del Gobierno Vivas y se ha enfrentado a
Francisco Márquez sin concesiones, ayer parecía el Consejero
de Economía y Hacienda, exponiendo con mayor énfasis que
Guillermo Martínez una defensa de los impuestos, que le
hacían parecer el gran truhan de la política local.
Este arte de jugar con los conceptos, con las palabras y con
defender lo que en otro momento le resultaba indefendible,
le definen políticamente. En muchas ocasiones, el propio
Guillermo Martínez y Francisco Márquez le han fustigado:
“Usted es capaz de defender una cosa y la contraria”. Pues
amigos, ayer lo demostró.
Junto a él, en el escaño de al lado, Mohamed Alí, suponemos
que no saldría de su asombro al comprobar la defensa a
ultranza del equipo de Gobierno por parte de Aróstegui: “Que
nadie cuente –dijo-, con Caballas para perjudicar la
institución con ánimo de deteriorar al Gobierno”. Esta
transmutación es más fuerte que el milagro de Lourdes
llevado al ámbito político.
“No se puede concebir un sistema político sin un sistema
impositivo”, “no es mejor gobernante quien menos impuestos
sube”, “hay que reivindicar los impuestos que hacen la
sociedad equilibrada”. Todas son una serie de perlas que
llenarían de gozo a Juan Vivas y que dejó un halo de
crítica, cuando José Antonio Carracao, deslizó una frase:
“Colapso de la Administración con colocaciones pactadas”.
Este cambio de Caballas apoyando al Gobierno no se lo cree
nadie, medianamente al loro de la situación. El discurrir
del tiempo nos dirá si es por plegarse el Ejecutivo de Vivas
a subir los impuestos en el centro y ser tolerante en las
barriadas que le interesan a Caballas, olvidando que en el
centro también viven pensionistas y gente de recursos
limitados. O podremos ver este apoyo, quien sabe, si en los
próximos Planes de Empleo donde Caballas siempre están
vigilantes para ver quien se coloca y quien no, o podrá
valorarse este apoyo a la subida de impuestos en seguir
alguna “recomendación” de la coalición.
Dicen que, entre el cielo y la tierra no hay nada oculto y,
el tiempo, deja a cada uno en su sitio: a los
transformistas, a los de la metamorfosis política, a los que
se cambian de chaqueta y quienes dan una de cal y otra de
arena, según le va el baile en la feria que montan.
La “pinza” que presenciamos ayer Caballas-PP fue calificada,
para la coalición de “vergüenza” por más de uno que, a
través de las nuevas tecnologías enviaba mensajes. Está
claro que para Caballas, la presión fiscal no han de
soportarla todos los ciudadanos sino aquellos que ellos
deciden. Por el momento, hemos asistido a un ejercicio de
strip-tease político sin ningún recato y con las cámaras de
televisión en directo como testigos para meter en sus casas
una escena que pasará a los anales de la historia política
en materia de Plenos: cómo Aróstegui es capaz de hacer una
defensa a ultranza de una subida de impuestos. Los más
“peperos” reian de gozo y guardan la escena para venideras
situaciones donde Aróstegui no sea tan cómplice. El tiempo
dirá si hubo o no algún precio por tal comportamiento. De
momento, fue rocambolesco, atípico, inusual, extraño y,
desde luego, patético.
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