Yo no necesito contar chistes para
escribir. En absoluto. Me vale con limitarme a observar al
gobierno local e informar de los hechos. ¿De qué le ha
valido a nuestro alcalde perseguir a la Asociación Deportiva
Ceuta, en momentos donde las protestas arreciaban contra los
recortes económicos, para demostrar que él estaba dispuesto
a cortar de raíz subvenciones innecesarias?
¿Qué ha ganado nuestro alcalde contribuyendo, decida y
decisivamente, al descenso del que era primer equipo de la
ciudad? ¿Por qué se obsesionó con la idea de que había que
acabar con el fútbol profesional a toda costa, sin pararse a
pensar que lo mejor hubiera sido mantener un equipo en
Segunda División B con menos presupuesto y con una plantilla
donde hubiesen tenido cabida siete u ocho jugadores locales?
¿Cuál es el motivo por el que nuestro alcalde está
convencido de que ir cogido de la mano con el presidente de
la Federación de Fútbol de Ceuta le puede reportar
beneficios políticos y personales? No quiero pensar que
nuestro alcalde haya sido víctima de algún brebaje que le
haga estar subordinado a las peticiones de Antonio García
Gaona (Por cierto, me dice un amigo, con cierta gracia,
que el presidente de la FFC tiene una cara que serviría para
botar mil dragaminas).
Sí, llevan ustedes razón, mucha razón: la exageración de mi
amigo carece de parangón; pero tampoco es menos cierto que
algo debe tener García Gaona cuando ha sido capaz, una vez y
más, y con la que está cayendo, de sacarle a nuestro alcalde
casi 500.000 euros de subvención, amén de otras prebendas. Y
algo más importante: ha conseguido que Juan Vivas
proclame a voz en cuello que el hombre fuerte de Viajes
Trujillo cuenta con su respaldo en todos los sentidos.
Vamos, que tiene depositada toda su confianza en la gestión
de don Antonio. Que no deja de ser, por lo visto, el
prototipo de magnífico militante del PP. Un dechado de
perfecciones.
Equivocado, desde luego, está es Vivas. Que también estamos
algunos legitimados para poder decirlo. ¿O no? Equivocado en
no concederle ningún crédito a las 5000 firmas que clamaron
contra la desaparición del primer equipo de la ciudad; o
sea, la ADC.
Equivocado al no darse cuenta de que enfrente había cierta
persona que no estaba dispuesta a que Ceuta se quedara sin
fútbol o bien con un fútbol manejado por la camarilla del
hombre que con tanta facilidad engatusa a nuestro alcalde. A
quien no le habrá hecho tilín la última visita de dos de sus
componentes a Hacienda.
Equivocado al no tener la menor fe en relación con el
proyecto de equipo que le presentó la persona que se resiste
a decir amén a lo que le dictan por conveniencias. Un
proyecto convertido en realidad, deprisa y corriendo, y
cumpliendo todos los requisitos sobre jugadores locales
integrados en una plantilla que está causando una magnífica
impresión.
Así, al José Martínez “Pirri”, campo incómodo y sin la
lógica atracción que ejerce el Murube, están acudiendo
seiscientos aficionados para animar a sus colores. Los de un
equipo ceutí, que, poco a poco, sin prisas pero sin pausas,
quiere recuperar la historia. La que perdió, mediante un
plumazo de autoridad, la ADC. Aprovechando sus enterradores
la crisis económica y los deseos manifiestos de una
camarilla, a cuyo frente están Aróstegui y García Gaona, que
han sabido en todo momento ganarle la voluntad a nuestro
alcalde. Yo no necesito contar chistes para escribir. Me
limito a observar…
|