el pueblo/ceuta.- José Ocaña, de sesenta años de edad, lleva
trabajando en el sector del pan desde que era un joven, tras
acabar el servicio militar. Comenzó con su padre y ahora es
la persona que lleva el negocio, en la calle Hermanos Laulet,
en Hadú. Todos le conocen y le respetan.
Desde su perspectiva, el problema que sufre el sector de la
panadería en Ceuta es el de las panaderías clandestinas,
además del pan que se introduce desde Marruecos.
En la reunión que mantuvo junto con el presidente de la
Asociación de Panaderos de Ceuta, y de la que es secretario,
con el delegado del Gobierno, Francisco Antonio González
Pérez, se puso de manifiesto el hecho de que existen al
menos cuatro panaderías clandestinas -la mayoría radicadas
en la barriada Príncipe Alfonso- en las que se está
trabajando sin las más mínimas garantías sanitarias, sin
tener al personal dado de alta en la Seguridad Social. En
definitiva, cuentan con personal no cualificado, procedente
de Marruecos en su mayoría.
En el sector, actualmente, hay medio centenar de personas
que realizan su trabajo honradamente, en el ámbito de las
seis panaderías industriales que existen en Ceuta, aunque
hay algunas panaderías que solamente hacen su producción
para despachos propios, lejos de la distribución a escala,
como lo hace José Ocaña.
Desde Delegación del Gobierno se les animó a aportar datos
sobre furgonetas de reparto clandestinas y lugares en los
que se están realizando estas labores. No obstante, hay que
decir que la Delegación del Gobierno ha tomado muy buena
nota de lo que está ocurriendo y que se ha emprendido una
investigación propia que podría tener alcance, una vez que
se deduzcan datos y testimonios de interés.
En todo caso, el Gobierno de la Nación ha prestado enorme
atención a un sector que está luchando contra viento y
marea.
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