No le había faltado al PP más que
hoy tuviera que estar rodeando la isla del Perejil con la
“morería” dentro. Repito: es lo que le faltaba a Mariano
Rajoy, en estos momentos.
Y no por lo que vale el islote, más pequeño en extensión que
la plaza de mi pueblo, pero sería el que se intentaran
volver a subir a las barbas, como ya hace años, durante uno
de los gobiernos de José María Aznar.
Claro está que las cosas están de forma diferente y que
Aznar no era Rajoy. Aznar no tuvo la menor duda en actuar,
de inmediato, en el caso de Rajoy, de haber sido cierta la
ocupación, ya lo habríamos visto.
¿De donde partió toda esta inquietud que se vivió a lo largo
de la tarde?. Inquietud o algo más, pero había que medir
milimétricamente lo que había y se quedó en eso, en una
simple inquietud.
Mirando hacia el otro lado de la frontera, nacionalistas
marroquíes se atribuyeron, en falso, la ocupación de la isla
o mejor dicho islote de Perejil.
Y si la ocupación no llegó, el rumor de que podía haber
llegado se propagó como un reguero de pólvora, a toda
velocidad, a través de los medios de comunicación digitales.
La Guardia Civil que, también en esto, está al quite lo
desmintió, de la misma forma que lo desmintió el Ministerio
de Defensa.
A media tarde del domingo, el Comité de Liberación de Ceuta
y Melilla y las islas vecinas aseguró, a través de un
comunicado, que cinco de sus activistas habían alcanzado la
denominada isla del Perejil.
Estaba el movimiento en marcha. Preocupación en algún
sector, inquietud en otros y, al final, nada de nada.
La isla del Perejil que ni siquiera se ve desde Ceuta,
seguía como siempre, nadie se había acercado a ella, a pesar
de que la distancia a Marruecos es muy corta, tan sólo 200
metros.
La falsa noticia de la ocupación fue difundida en una nota
de prensa de la agencia EFE, en la que se decía que los
activistas habían llegado a la isla a nado, sobre las cuatro
y cuarto de la tarde.
En la nota se añadía que los “invasores” habían llegado a la
isla, incluso, con provisiones suficientes como para poder
permanecer en la pequeña isla durante un par de semanas.
Desde el Ministerio del Interior se notificó que la Guardia
Civil, en el primer reconocimiento que había hecho del
islote, desde el mar, no había avistado a nadie allí.
Atrás quedó esa inquietud, nada parecida a la del año 2002,
cuando un grupo de gendarmes sí que la invadieron,
ocasionando un grave conflicto diplomático entre España y
Marruecos.
En aquella ocasión hubo eso de amagar, pero para algo estaba
José María Aznar, para evitar lo de dar. Ahora ni amagar, ni
dar, y no porque haya intervenido Rajoy, sino porque no
intervinieron los marroquíes, aunque no descartamos que
tengan un interés especial por la isla que pertenece a
España desde mediados del siglo XVII, concretamente desde
1668.
Este falso anuncio de la invasión de la isla del Perejil ni
siquiera ha servido como cortina de humo para enmascarar los
problemas económicos existentes. Esto no ha sido nada, peor
hubiera sido que hubiera dicho algo el “gañán” de De
Guindos, entonces, si ese habla, “hubiera subido el precio
del pan”.
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