A.H.A. se enfrenta a seis años de cárcel por un delito de
inmigración clandestina y a otro año de prisión y seis meses
de multa por uso de documento falso, penas que para él pide
la Fiscalía. Sin embargo, él no está dispuesto a conformarse
con una pena que según defendió ayer no le corresponde. El
imputado se declaró inocente de los delitos que se le
imputaban.
Los hechos se remontan al 8 de marzo de 2012, cuando este
hombre se encontraba comprando el ticket para embarcar en el
ferry de las 14.00 horas y, según explicó ayer ante el
Tribunal de la Audiencia Provincial, se le acercó un
individuo para pedirle que le acercara a la Estación
Marítima. Apenas quedaba un cuarto de hora para la salida
del buque y el imputado le pidió la documentación para
comprobar que no era un inmigrante. Al ver una tarjeta de
permiso de residencia portugués, el acusado accedió a
llevarle al puerto. Sin embargo, cuando fueron a entregar la
documentación en el control de la Policía Nacional, un
agente detectó que la tarjeta de residencia del individuo (M.B.)
era falsa. La fiscal alegó que el localizador del billete
del inmigrante era posterior al del imputado, y además que
la documentación la presentó el acusado a los agentes.
Sin embargo, la defensa apostilló que no son pruebas
suficientes ni siquiera para probar el indicio de delito.
Además, la abogado del imputado recordó otros casos
similares en los que se dictó sentencia absolutoria por
entender que los imputados habían mostrado “una conducta
inocua e ingenua” porque ni siquiera se intentó burlar el
control policial. El caso quedó visto para sentencia.
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