No hay modo. El complejo cultural de La Manzana del Revellín
se ha convertido en un lugar en el que, cada dos por tres,
proliferan las pintadas y los actos vandálicos. Quizá
propiciado por la falta de uso y de iluminación en sus
edificios privados, los inmuebles y el mobiliario urbano,
ambos diseñados por Álvaro Siza, se deterioran: “Nosotros
limpiamos y algunos van detrás ensuciando”, reconocen desde
la Ciudad.
La Ciudad Autónoma no parece encontrar una solución al
problema de las pintadas y otros actos vandálicos en La
Manzana del Revellín. La falta de uso y, por tanto, incluso
de iluminación, de sus edificios privados lleva a que
algunos de los rincones de este céntrico complejo cultural,
llamado a ser uno de los conjuntos arquitéctónicos más
emblemáticos de Ceuta, se hayan convertido en lugares
propicios para la actuación de los vándalos y se utilicen
incluso como urinarios públicos. “Nosotros limpiamos y
algunos van detrás ensuciando”, reconoce el consejero de
Servicios Comunitarios y Barriadas, Gregorio García
Castañeda. Aunque “a medida que se ensucia se va limpiando”
el problema parece estar en la falta de vigilancia
“permanente”, algo que según fuentes gubernamentales se
trata de solucionar.
Entre tanto, el nuevo escenario de este tipo de tropelías ha
sido el mostrador de las taquillas, en la entrada al
Auditorio, que se limpió a finales de agosto para la
celebración del Día de Ceuta y, de nuevo, el pasado viernes
14 para el espectáculo flamenco que se ofreció en el teatro.
Frente a los nombres inscritos con el humo de un mechero hay
otros grafitis que se han hecho raspando la pared.
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