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OPINIÓN - LUNES, 17 DE SEPTIEMBRE DE 2012

 
OPINIÓN / ANALISIS

Los rusos zarparon a las 11,22 del domingo

Por Nuria de Madariaga


La jornada dominguera de ayer amaneció con la ciudad cubierta con una espesa niebla que el sol fue disipando hasta quedar un día que podríamos definir más de primaveral que de pre-otoñal. Así se puede afirmar que el buque de la escuadra rusa que llenó de marineros y de tripulantes el centro de Ceuta, se despidió de nuestra costa bajo un cielo azul y soleado, condiciones climatológicas que parecen constituir el denominador común de las diferentes visitas que nos han venido haciendo a lo largo del último año.

¿Anécdota y curiosidad? Que desde las ocho de la mañana comenzaban a tocar la trompeta y por la claridad del sonido se intuía que sonaba a través de la megafonía del barco. Se supone que era para llamar a los marineros a formación y después a algún tipo de ejercicios porque el toque se dilataba en el tiempo ¡Tirirí… tirirá…! Ayer no se les vio antes de zarpar paseándose por el Paseo de las Palmeras ni por el Revellín, en grandes grupos, pero en las fechas anteriores han estado paseándose, haciendo muchas fotos de los edificios ¡y comprando! ¿Cuántas bolsas de botellas se han visto transportadas hacia el buque? Iban cargados de cristal y de mucho avituallamiento de los supermercados, del Supersol del Revellín salían bolsas y bolsas de golosinas, chocolate y refrescos, amen de productos de higiene. Se ve que con la crisis el economato del barco de la Armada rusa no va excesivamente abastecido y también a los muchachos (había marineros que parecían adolescentes) les gustan los productos occidentales que en su país son mucho más caros.

¿Otra predilección? Detenerse ante los escaparates que exhiben electrónica y móviles, que es un tipo de oferta de nuestro comercio que resulta muy golosa para los visitantes, con la ventaja de que no tienen demasiada dificultad a la hora de preguntar y de informarse porque la mayoría hablan inglés y son extremadamente educados, nada de pasarse con las copas ni armar líos como suelen hacer en otros puertos los marineros de otras nacionalidades. Estos chicos, además de levantarse con la trompeta que suena y suena, se ven muy disciplinados y van a lo suyo : consumir dentro de sus posibilidades que tampoco son excesivas porque ya se sabe que las pagas de los marineros no son para tirar cohetes sino bastante modestas. Con todo y con eso es un tipo de visitante que gasta, disfruta paseando y haciendo turismo, cuando preguntan algo lo hacen con cortesía extrema y en inglés, así que con esta tropa no es necesario “recordar” que esta ciudad se ha distinguido siempre por ser my hospitalaria, porque con unos visitantes así da gusto. Lo dicho, el buque zarpó a las 11,22 y hoy el muelle aparece mucho más vacío.
 

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