En estos tiempos en los que llevamos ya casi dos meses
leyendo noticias turbias entorno al Cuerpo de la Policía
Local, lo cual no favorece a nadie y mucho menos a los
propios funcionarios policiales, sobre todo a aquellos que
están de cara al público, ya que son los que continuamente
sufren las críticas negativas, se ha dado un hecho en la
Avda. Capitán Claudio Vázquez bastante significativo y que
enaltece a este Cuerpo que a veces, es tratado de una forma
injusta por algunos, yo creo que recurriendo a ese tópico
tan caballa que es, no reconocer aquellas cosas buenas que
nacen de nuestra propia tierra.
Pues bien, el día 10 de septiembre, se produjo una desgracia
que podía haber finalizado en tragedia fatal de no ser por
la intervención de un grupo de seguridad ciudadana de la
Policía Local y en especial de un DUE (Diplomado
Universitario en Enfermería) que trabaja en dicho Cuerpo y
que responde al nombre de Jorge Pérez López, ¡si!, ese que
estuvo en la cuerda floja por unas malas interpretaciones
que se produjeron en unos carnavales, donde algunos se
encargaron de hacer la herida cada vez más amplia e hicieron
sufrir a una familia de forma innecesaria en vez de utilizar
el sentido común y no llevar hasta el límite la situación,
aunque, precisamente no seré yo, el que reavive la llama que
ya se apagó para el bien de todos.
Prosiguiendo con los hechos acaecidos, he de decir que la
intervención de todo ese Grupo fue extraordinaria,
capitaneada por el Policía referido, el cual además de
salvar la vida a un ciudadano que tuvo la mala fortuna de
precipitarse al tropezar con una valla, cayendo gravemente
al suelo con el resultado de traumatismo craneoencefálico
severo, fue observado atónito por la multitud de ciudadanos
ceutíes que esperaban para rezar en la Mezquita de Sidi-Embarek,
fue algo inusual, donde el uniforme de los “Policías” se
transformó en el de “Seres Humanos”, viéndose en sus caras
desencajadas lo complicada que se ponía la situación, donde
primaba salvar la vida de Mohamed a toda costa, las llamadas
nerviosas a través de las emisoras, la preparación de un
dispositivo para el acceso de la ambulancia, la
improvisación de medios para evitar que el herido falleciera
en esos momentos, agentes corriendo a sus zetas para buscar
botiquines y sobre todo, la actitud de Jorge, de rodillas
junto al herido en todo momento, tratándolo de una forma
profesional, realizando maniobras que a los que no tenemos
conocimientos de primeros auxilios, nos parecían
sorprendentes, soportando la tensión con una frialdad
descomunal, poniendo a disposición de los médicos del 061 el
cuerpo con vida de este ciudadano.
La situación seguía siendo crítica, complicada, la vida de
Mohamed seguía peligrando, de hecho, todavía se debate entre
la vida y la muerte en un Hospital Gaditano, pero al menos,
tendrá su oportunidad y cada uno rezaremos a nuestro Dios
para que éste salga adelante, pero las caras de los Policías
Locales ya era otra, lo habían mantenido con vida, Jorge,
era felicitado por todo sus compañeros, con los guantes de
latex y la ropa ensangrentadas, se abrazaban, con una justa
recompensa por la parte del pueblo que allí estaba al
felicitarlo en numerosas ocasiones, me consta que incluso
llegaron mensajes a los móviles dando las gracias por la
actuación, lo habían conseguido, habían logrado mantener con
vida a una persona que de no haber obtenido esa primera
asistencia, hubiera fallecido casi con total seguridad allí,
en las inmediaciones de la que es su Mezquita.
Es de justicia reconocer aquellas cosas que sobresalen de
las cotidianas, a mi parecer, un héroe puede ser cualquier
persona que simplemente sea humano en un momento dado, un
buen médico, un buen bombero, o un buen maestro, en realidad
cualquier profesional que vaya precedido de la buena
predisposición para ayudar a los demás a cambio de nada,
pero en este caso he de decir que la familia de Mohamed ha
de considerar héroes a estos chicos y en especial al que
decidió quitarse el uniforme de Policía y colocarse el de
D.U.E. sin titubear para salvar la vida a un ciudadano que
tuvo un aciago día.
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